La vocación artística de Rebeca Zurru (Valencia, 1989) tiene su origen en el contexto en el que creció, “una comunidad donde mis padres eran los responsables de cuidar y rehabilitar colectivos marginados a través del trabajo y de actividades artísticas dirigidas a la inclusión social y al encuentro de la propia motivación de estas personas”.
Graduada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), donde también se ha doctorado en ‘Arte: Producción e Investigación’, Rebeca Zurru es la ganadora del II Premio de Investigación y Ensayo sobre Aplicaciones Terapéuticas del Arte María José Jové.
El ensayo con el que ha obtenido el galardón también tiene un primer chispazo en la historia familiar de Zurru. El 15 de noviembre de 2014, Begoña Fernández, su madre, sufrió un infarto cerebral. Más de un lustro después ha visto la luz “Remirando el olvido. Estrategias creativas desde el arte y la educación para la neurrehabilitación de ictus y la máxima funcionalidad del individuo en su medio”.
El principio
Pero antes de aquel día de noviembre, las experiencias que vivió Rebeca Zurru fueron configurando una filosofía multidisciplinar que hoy ejerce con tesón y con una mirada propia. “Vivimos en distintos países. Mis padres trabajan en centros que eran enormes talleres o contenedores de murales, grandes punturas y figuras en piedra o madera. Lo importante es que estábamos rodeados de personas que confiaban en la actividad artística como vehículo para salvar y sanar sus vidas”.
A estas vivencias en primera línea, Zurru suma la figura de su abuela, “otro de los motivos para llegar a mi vocación artística”. Afincada en Italia, donde la artista y su hermano viajaban cada año, “convertía cada sala de su casa y cada actividad en un concurso creativo donde podíamos fantasear. ¡Incluso nos felicitaba por ilustrar las paredes con nuestros propios dibujos!”
Centrada después en la docencia y en el papel del arte como herramienta para los jóvenes con la que contraatacar “los constantes procesos de estandarización social que sufrimos a lo largo de nuestra vida”, el foco de sus investigaciones gira cuando mira de frente los efectos provocados por la enfermedad en su madre.
15 de noviembre de 2014
“Las primeras pistas y relaciones establecidas en mi estudio, surgen del análisis sobre la identificación de un déficit perceptual y la falta de conciencia sobre el propio déficit”, explica Rebeca Zurru. La pista la sigue a partir de unos textos escritos por su madre, “la paciente alfa”, escritos pocos días después de abandonar la UCI.
“Después, al trasladarnos al Hospital Doctor Moliner para comprender mejor esta alteración, le propuse hacer una serie de dibujos libres. Mi sorpresa fue que todas mis hipótesis sobre su cambio identitario se trasladaron al soporte. Se veía y se leía a través de sus dibujos, opuestos a lo que realizaba antes del infarto. Era un cambio radical, con un nuevo ideario creativo”, señala Zurru.
Trabajo investigador
A partir de entonces, cinco años de trabajo en los que “ha habido de todo”. El primer gran obstáculo fue demostrar la viabilidad de “Estrategias Creativas para Neurorehabilitación…” en la Unidad de Daño Cerebral del Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias. “Después, lo más complicado tuvo que ver con encontrar un hospital que confiara en nuestra propuesta y dispusiera de una muestra suficientemente amplia de pacientes para llevar a cabo el estudio de efectividad. Pretendíamos así dotar a la investigación del máximo rigor científico”.
Tras tocar varias puertas en Valencia, transcurre más de un año hasta que reciben la ansiada respuesta. “En el Servicio de Neurorrehabilitación del Hospital Vithas Nisa Valencia al Mar realizamos nuestra última intervención. Llevamos a cabo un estudio controlado aleatorizado con un grupo de 22 participantes experimentales y otros 16 controles que no llevarían a cabo la estrategia”, detalla Rebeca Zurru. “A partir de ahí todo fue sobre ruedas. Los participantes nos ayudaron a demostrar aquello que predicábamos”.
La investigación amplía y profundiza en las hipótesis abiertas por trabajos precedentes. Zurru explica que en 1986 aparecieron los primeros estudios sobre la influencia terapéutica del arte como método de comunicación en un grupo de pacientes que había sufrido lesiones cerebrovasculares. Estos análisis fueron retomados pasada la primera década del siglo XXI. “La intención es reducir el aislamiento; aumentar otras cualidades humanas como la confianza, el estado de ánimo, la autoestima y la esperanza de sus participantes. También comprobar hasta qué punto es posible mejorar aspectos como la capacidad cognitiva, la atención, la autonomía y la autoeficacia de los mismos”.
Aportaciones
Asesorada por asesorada por sus tres directores de tesis - los doctores Joel Mestre Fluixart y Roberto Llorens Rodríguez, ambos de la UPV, y Ricard Silvestre, de la UV, Rebeca Zurru ha conseguido aportar novedades. “En primer lugar, establecemos de dónde nace y a quién se escucha para descifrar, a través del lenguaje, el verdadero significado de ictus. Una comprensión completa nos permite adentrarnos las verdaderas necesidades de esta enfermedad. Por tanto, nos facilita la posibilidad de plantear remedios o terapias, en este caso a través del arte”.
La investigadora ha bebido de las teorías del filósofo Xavier Zubiri, autor de ‘Inteligencia sentiente’. “Es una referencia para acercarnos a esa proximidad anhelada, y comprender el acto de ser como estar, como sentir o como momento de aprehensión de lo real en el que el individuo, envuelto por su circunstancia, normalmente se despierta en bucle. En enfermedades como el ictus esto ocurre repentinamente; ya estás en esa nueva realidad interna y por tanto externa. El paciente despierta en un contexto o circunstancia totalmente distinto”.
“Los resultados nos muestran una mejora de los participantes estadísticamente significativa en varios aspectos”
Rebeca Zurru recuerda que es un trauma parecido al que sufren los neonatos en el momento del parto. De pronto se ven separados de su madre. Un desgarro en lo que ellos comprendían como ‘uno solo’. Pasado el tiempo, gracias al instinto, e imitando a la madre, ponen en marcha su creatividad. De modo progresivo aumentan las relaciones con el medio para su futura libre supervivencia hasta llegar a la emancipación. “Aquí ocurre lo mismo. Es necesario reforzar la creatividad o los ciclos de percepción y acción individuales. Así, tras la ruptura del individuo con sus relaciones e identidad previas, podrá reforzar otras nuevas y recordar las anteriores para aumentar su funcionalidad en el medio”.
El estudio también es novedoso por ofrecer un método específicamente ideado para aumentar este tipo de relaciones o ciclos de percepción y acción de los participantes con su medio. “Lo hacen a través de la libre interpretación, y no solo de la mera copia, que permiten herramientas como la pintura y el dibujo”.
Durante este tiempo, la investigadora considera que han conseguido “una interesante complementación” entre los datos cualitativos y cuantitativos obtenidos. “Los resultados nos muestran una mejora de los participantes estadísticamente significativa en el dominio de actividades cotidianas, las habilidades ejecutivas, la desinhibición, la apatía y la depresión”.
Subir un peldaño
Ante las evidencias, ¿por qué estas terapias no son aplicadas de manera más generalizada? “Estamos al comienzo de este tipo de intervenciones. Nos toca demostrarlas a nivel clínico. De ahí la necesidad de manejar cifras estadísticamente probadas que reafirmen su valor”, señala Rebeca Zurru.
Y aunque opina que, en pocos años, la arteterapia ha dado pasos de gigante, “queda mucho por recorrer hasta alcanzar un verdadero reconocimiento”. Zurru apuesta por que reciba una consideración similar al de otras terapias ocupacionales o de neuropsicología, instrumentos imprescindibles que no sustituyen a otros tratamientos. “Sí son complementos que, en su conjunto, ayudan a sacar un mayor rendimiento a la rehabilitación del daño cerebral adquirido”.
Planes
Uno de los objetivos de Rebeca Zurru pasa por tanto por lograr incluir esta estrategia en el contexto clínico reglamentado para estas enfermedades. “También pretendo continuar con las intervenciones y el estudio de otras patologías, como el Alzhéimer.
Por otro lado, la investigadora ha comenzado un breve estudio de caso acompañado por contenido plástico centrado en las pluridentidades y continúa ampliando el estudio abordado hasta la fecha. “Hay varias muestras donde prevemos exponer los resultados obtenidos”. En paralelo, la Fundación María José Jové publicará el libro ‘Remirando el olvido’. “Tengo que agradecerles una vez más la difusión del contenido y de los conocimientos adquiridos que hemos logrado a través del arte”, concluye Rebeca Zurru.