Desde hace un año, Red Eléctrica de España tiene un Plan de Acción de Biodiversidad –que estará vigente durante cinco años–, en el que, con un presupuesto de más de ocho millones de euros, pretenden proteger y conservar todas las especies de aves que se apoyen en sus interminables líneas eléctricas.
Para ello, ya tienen iniciativas como la señalización con salvapájaros en más de 500 kilómetros de líneas de alta tensión. “Las líneas eléctricas de alta tensión pueden llegar a ser uno de los elementos más relevantes para mejorar la conectividad de especies entre diferentes hábitats naturales, lo que, oportunamente gestionado, otorga a estas infraestructuras un valor hasta ahora desconocido para la conservación de algunas especies”, afirma Manuela de Lucas, investigadora de la Estación Biológica de Doñana, que acaba de presentar su estudio Identificación y diagnóstico de líneas de transporte de energía como stepping-stones para fauna.
Para ella, los apoyos de los tendidos de las líneas eléctricas constituyen, en muchas ocasiones, “zonas de refugio que utilizan diferentes especies de fauna como sitios de paso de un hábitat a otro”. Entiende, además, que los tendidos eléctricos de alta tensión de Red Eléctrica “constituyen actualmente la mayor red de interconexiones potenciales entre espacios de interés natural y de la Red Natura 2000 de la península ibérica y con el resto de Europa”, lo que para la compañía supone, según Red Eléctrica, “una responsabilidad y un nuevo desafío en su estrategia de conservación de la biodiversidad”.
En el estudio, presentado en el III Congreso Internacional sobre Migración de Aves y Cambio Climático (Tarifa), tanto De Lucas como Red Eléctrica han coincidido en que la conectividad se revela como una estrategia crítica en las políticas de gestión de la biodiversidad, por lo que hay que garantizar la posibilidad de dispersión y de flujo genético, ambos cruciales para evitar la extinción. ¿Cómo? Con la creación y adecuación de corredores ecológicos y zonas de refugio.