Smartphones, tablets, redes sociales, blogs y libros electrónicos son elementos que casi todos empleamos en nuestra vida diaria, incluso para trabajar. Sin embargo, estos dispositivos móviles y aplicaciones tecnológicas aún no han vencido una barrera esencial: la de las aulas. Por eso, para detectar cómo pueden ayudar tanto a alumnos como a profesores, así como para determinar la mejor forma de incluirlos en la formación diaria de los colegios y universidades, investigadoras de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) están desarrollando un estudio.
Pilar Lacasa, coordinadora de la investigación, ha asegurado que no se trata tanto de “una estadística de datos cuantitativos, sino que lo que hacemos es estar presentes en una situación para conocerla y, a partir de ahí, reflexionar”. En este sentido, uno de los principales frenos a la hora de introducir los dispositivos móviles en el día a día de las aulas sigue siendo la desconfianza. Según ha destacado, “igual que en un momento dado los docentes tenían un gran miedo con los videojuegos, ahora les pasa lo mismo con los móviles y entonces nosotros creemos que son instrumentos que deben estar presentes en la escuela porque están presentes en la sociedad”.
El trabajo comenzó con un colegio de la Comunidad de Madrid, en el que los estudiantes han trabajado con cuentos “pero no como siempre”. Según ha explicado Lacasa, los alumnos han estudiado “cómo esa narración estaba presente en un universo multimedia”. Partiendo del libro Matilda, los estudiantes “han reconstruido la historia de la protagonista con todos los instrumentos disponibles, sobre todo los digitales”.
Lo más llamativo, ha subrayado la investigadora, ha sido el uso que han hecho de algunas redes sociales. “Cada día dialogaban con Matilda a través de la comunidad, escribieron su propio cuento y lo publicaron en su blog. Fue una manera de trabajar el pensamiento narrativo utilizando tecnologías digitales y entornos digitales que obligan a salir del aula”.
“La escuela debe cambiar”
Pilar Lacasa ha defendido que “la escuela debe cambiar”. No lo hizo con los videojuegos pero, en su opinión, ahora se ha presentado una gran oportunidad con los dispositivos móviles porque “permiten el uso de internet y abren muchas más posibilidades”.
También pueden incentivar la creatividad de los alumnos. El problema “es que a veces los docentes no tienen suficiente soporte, porque esto exige un trabajo interdisciplinar en donde se puede trabajar no sólo con un docente, sino varias personas a la vez dentro de un aula”. Pero no sólo eso. Lacasa ha explicado que este nuevo paradigma también exige “perder el miedo a lo que significa abrir un aula al mundo de internet” y aceptar un cambio en el rol tanto del profesor como del alumno que pasa por utilizar los móviles o las tabletas para mucho más que leer libros o materiales de estudio.
Según ha subrayado esta investigadora, no aceptar estos tres retos sería “grave” porque “las personas tienen que aprender a comportarse en una sociedad distinta”, por ejemplo, conocer qué responsabilidades tienen las personas que participan en redes sociales. Y eso, ha concluido, “también lo tiene que enseñar la escuela”.