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Reinventar la educación

Carles Ramiò educación

El otro día tuve la oportunidad de oir a Carles Ramió, vicerrector de la Universidad Pompeu Fabra, la primera española que aparece en todos los rankings que se suelen manejar para llamar la atención sobre la calidad de las mismas, en el Innovation Meets 2017 Llamó la atención sobre su carácter público y sobre la estrategia que siguen para conseguir ser una de las primeras universidades del mundo con menos de 30 años: la meritocracia. La Universidad Pompeu Fabra fue fundada en junio de 1990; es decir, hace 27 años.

Examinando la situación de las universidades españolas en los diferentes rankings destaca precisamente que las señaladas como mejores son casi todas públicas pero pocas, por no decir ninguna, con ese sistema de elección, típico de las universidades americanas y otras europeas que están por delante de la universidad barcelonesa.

Meritocracia parece ser una palabra clave en el mundo de la educación, pero a veces denostada por ser un sector donde confluyen no solo cuestiones educativas, sino también ideológicas y es ahí donde empieza el camino hacia el desastre de la educación en general. No hay hueco en la educación para los dogmatismos y mucho más en los tiempos en que vivimos.

Las oportunidades de todos y cada uno no debe mediatizar la exigencia en el estudio. Si existe meritocracia para elegir al profesorado, también debe existir para los alumnos. La solución no está en bajar el nivel, los aprobados generales o permisividad para pasar de curso, sino en reinventar la educación hacia formas efectivas de integración en esta sociedad cambiante a la que estamos asistiendo.

Visto en la distancia, me parece que la educación recibida en un colegio público primero, y en uno de la Fundación Hogar del Empleado, después, ya en la década de los sesenta, se acomodaba más a la realidad existente y futura que la que hay ahora. No soy un especialista en el tema, pero me sorprende la exigencia que hay con los más pequeños y el grado de relajación con secundaria, por ejemplo. Me sorprende la cantidad de libros que utilizan, lo poco leen, la escasez de estudios destinados a comprender el mundo que les rodea y el que les va a rodear, etc.

No hace mucho leía lo absurdo de los ordenadores para cada alumno si el profesor no sabía cómo hacerlos útiles para sus alumnos. Es verdad, que en los últimos años ha cambiado este panorama, pero todavía es una noticia que tal o cual comunidad, que es donde residen las responsabilidades en la materia, hayan incluido las nuevas habilidades necesarias para manejar los aparatos que tenemos a nuestro alcance en los programas escolares.

Sigo leyendo como los estudios de Formación Profesional siguen estando despreciados por muchos, como la relación entre la empresa y los centros siguen muy alejados y me acordaba del reciente informe del Círculo de Empresarios sobre cómo se trata la figura del emprendedor o empresario, que tanto monta, en los libros de texto. En este contexto, no es extraño que muchos jóvenes no tengan trabajo o tengan de escasa calidad.

Y no me extraña porque la estructura del mundo del trabajo en España no es para ofrecer trabajos de calidad. Una sociedad de servicios tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. El sector servicios, en su mayoría, depende de factores externos a la propia empresa, en muchos casos. Si no hay sol, no hay turismo; si nadie invierte en viviendas no hay construcción. Esa es la realidad de los dos sectores locomotora de la economía española.

La conclusión es sencilla: hay que transformar la estructura de la economía y para eso hace falta otro tipo de educación. Hay que educar a los niños y a los jóvenes pensando en que puedan crear riqueza de otro modo. La industria tiene que crecer en España diez puntos en el PIB si queremos que haya más empleo de calidad y para eso hace falta gente preparada. Reinventemos la educación para reinventar el país. Lo peor es que cuando acabe el próximo curso próximo repitamos lo mismo. He escuchado demasiadas veces decir a gente dedicada a la política que eso es a largo plazo. Pues claro, por eso hay que reinventar la educación y por eso una universidad creada en 1990 es la primera en calidad de todas las existentes, ahora. Y ya lo es desde hace unos años. Es decir, el largo plazo de ahora es muy corto si hacemos las cosas bien.

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