Las personas se sienten más delgadas y ligeras cuando se les expone a aroma de limón, y más gruesas y pesadas cuando huelen aroma de vainilla. Este es uno de los resultados de la investigación recogida en el artículo As Light As Your Scent: Effects of Smell and Sound on Body Image Perception, que explora la relación entre olores y formas corporales.
Una investigación pionera desarrollada por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), junto a la Universidad de Sussex y el University College of London, evidencia que los estímulos olfativos combinados con los auditivos pueden cambiar la percepción de nuestro cuerpo. Estos resultados aportan nuevos conocimientos en el campo de la neurociencia cognitiva y de la interacción persona-ordenador.
El equipo investigador ha demostrado que la imagen que tenemos de nuestro propio cuerpo se modifica en función de los estímulos que recibimos, como el olfativo. La exposición a diferentes olores puede hacernos sentir más gruesos o esbeltos.
Otro sentido que influye es el del oído. A través de un dispositivo adaptado a unos zapatos, que desarrolló en 2015 la UC3M en colaboración con el University College of London y la School of Advanced Study (University of London), se ha analizado cómo cambia la percepción que tenemos de nuestra imagen corporal cuando se modifica en tiempo real el espectro de frecuencia de los pasos al realizar una actividad física.
“Al aumentar las altas frecuencias, las personas se sienten más ligeras, más felices, caminan de forma más activa y les resulta más fácil realizar ejercicio”, señala Ana Tajadura-Jiménez, profesora del Departamento de Informática de la UC3M, una de las autoras de ambas investigaciones.
Esta tecnología, basada en el estímulo auditivo, que se utilizó con éxito en 2017 para tratar a personas con dolor crónico y en 2019 para incentivar la actividad física, se combina en la investigación actual con estímulos olfativos para demostrar que ambos sentidos combinados influyen en mayor medida en la percepción que tenemos de nuestra imagen corporal.
“Las distorsiones de la imagen pueden conducir a un detrimento en la salud física y emocional. Las investigaciones en neurociencia cognitiva han demostrado que se puede cambiar la percepción del cuerpo de las personas mediante estimulación visual, táctil, propioceptiva y de forma auditiva”, apunta Tajadura-Jiménez.
Estos resultados permitirán diseñar terapias novedosas y más efectivas para personas con trastornos de la percepción corporal, como experiencias de realidad virtual o el desarollo de ropa interactiva o tecnología portátil que mejoren la autoconfianza de las personas y recalibren los sentimientos distorsionados del peso corporal.
En el futuro se prevé realizar esta investigación con una muestra clínica (la actual se realizó con personas sanas), evaluar si los efectos difieren en función del género y probar los efectos de otro tipo de aromas.