El año pasado celebramos el 25º Aniversario de la puesta en marcha de la Alta Velocidad Española (AVE) y conviene recordar, ahora que empezamos un año nuevo, como las innovaciones tecnológicas, que en este caso fueron muchas, tienen éxito si la empresa entiende que, además, hay que modificar el modelo de negocio para aprovechar las ventajas competitivas de aquellas. Es decir, hay que aprovechar las oportunidades que te dan estas tecnologías para innovar en estructuras, organización, trato con el cliente, etc.
Viene a cuento citar el AVE porque su gran éxito no fue solo hacer el trayecto entre Madrid y Sevilla, o viceversa, en dos horas y media, con lo que eso supuso de obra civil e ingeniería del ferrocarril en general, que fue mucho. Realmente, el gran éxito, fue el desafío a la puntualidad que lanzó Renfe con el compromiso de devolver el dinero del billete si no se llegaba en ese tiempo o con unos minutos, muy pocos, de retraso. Un nuevo concepto de trato al cliente fue determinante.
Aquello podemos decir que fue una disrupción. La compañía pública y la puntualidad no ligaban bien. Los retrasos del tren era un tema que daba para hilvanar cualquier conversación; era casi tan recurrente como hablar del tiempo cuando no se tenía nada que decir. La puntualidad no era el punto fuerte de Renfe en las décadas previas a la puesta en marcha del AVE y todos teníamos algunas experiencias personales que contar sobre aquel tema. La nueva Renfe nació con aquella experiencia.
Visto en el tiempo, aquella decisión de Eduardo Moreno, entonces director general de la compañía, supuso un gran cambio en la percepción de la empresa. La filosofía sigue y se agradece cuando una incidencia, supongo que difícil de controlar y menos de prever, hace que te devuelvan el importe del billete, como me ha ocurrido a mí recientemente. Aquello, que me quedó en la memoria, lo he utilizado con frecuencia como ejemplo para afrontar determinadas situaciones cuando he tenido responsabilidades de dirección o ayudar en la formación de nuevos directivos.
Es decir, a las innovaciones tecnológicas hay que acompañarlas de un entorno que modifica la estrategia de la empresa en la mayoría de las ocasiones y eso lo ves en las empresas de éxito. Renfe lo ha vuelto a hacer recientemente con la puesta en el mercado de millones de billetes a precios bajos, también hemos hablado de Correos, otra empresa pública que merece ser citada por las excepcionalidades que suponen, pero en la campo privado las ha habido a centenares.
Cuando ahora vemos que una empresa ha sido capaz de sobrevivir durante 50 años conviene fijarse en sus experiencias para contarlas. Seguro que sirven para las tomas de decisiones en otras o para la formación de futuros directivos. Tener en la mano un producto fantástico no te asegura el éxito; lo que te lo asegura es dar con esa decisión estratégica que gusta al mercado que formamos todos los posibles demandantes de un servicio o un producto.
Conviene recordar que la innovación lo es si el producto o servicio tiene éxito en el mercado. De eso se trata. Más que tratar de acomodarse a las exigencias hay que intentar aprovecharse de las oportunidades que te dan los nuevos desarrollos tecnológicos y muchas están por descubrir como vemos todos los días en Innovaspain. Todos los sectores nos vemos afectados y por eso debemos reflexionar sobre cómo le damos a nuestros negocios el toque oportuno para enfrentarse a un mercado donde la información y las posibilidades las conocen todos los clientes y potenciales clientes. Pongamos este tema en el frontispicio de este año que va a ser especial por muchas cosas y una de ellas será este tema en muchos sectores. Ya haremos el balance al final de año. Ejemplos no nos van a faltar.