Por Sergio Perez, Efrain Rueda, Corinne Cathala, Sarah Matthieussent, Stefan Buss y Anamaria Nunez - Esta entrada fue publicada originalmente en el Blog Volvamos a la Fuente del Banco Interamericano de Desarrollo.
Cuando hablamos de crecimiento y progreso para los países con bajos índices de desarrollo humano, muchas veces sólo imaginamos una realidad (negativa). Imaginamos que aún con métodos y tecnologías innovadoras, no hay soluciones a los problemas o que son muy difíciles de alcanzar en una sola vida. ¿Y si lográramos imaginar una realidad más allá de lo que podemos percibir hoy?
Haití es un país de 10 millones de habitantes que cuenta únicamente con 80.000 conexiones domiciliarias de agua. Este valor es similar al que podríamos tener en una ciudad pequeña latinoamericana de alrededor de 500.000 personas como Manizales en Colombia o Quetzaltenango en Guatemala. De esos 10 millones de haitianos, 3 millones viven en Puerto Príncipe, la capital.
Actualmente, la población capitalina está organizada en aproximadamente 550.000 hogares, de los cuales 45.000 tienen servicio de agua regularizado. En otras palabras, en una ciudad de tres millones de personas, menos del 10% de los habitantes están conectados a la red y reciben un servicio intermitente de agua. En saneamiento, la cifra es mucho más directa y crítica: en Puerto Príncipe no hay alcantarillado.
Dakar o Puerto Príncipe
En este hemisferio, no hay ninguna otra ciudad con una situación comparable. En África, hay algunos ejemplos de ciudades en contextos similares que lograron mejorar los índices de cobertura dramáticamente. La capital de Senegal, Dakar, que cuenta con una población semejante a la de Puerto Príncipe, logró excelentes resultados en cobertura y gestión del agua, a través de varias medidas que incluyeron un esquema de asociación público-privada, dotando al operador con 50 millones USD de inversiones anuales por un período de 10 años.
Volviendo al Caribe, ¿cómo podemos trabajar para cambiar la realidad del sector del agua en Haití? Con esa idea en mente, el BID aprobó dos proyectos de agua para Puerto Príncipe en el 2010 y 2013. En los últimos seis años, se lograron avances prometedores en términos de las capacidades técnicas y financieras de la empresa operadora de agua Centro Técnico de Explotación (CTE por sus siglas en francés).
A pesar de todo el trabajo, hoy los retos a los cuales nos seguimos enfrentando son grandes: Puerto Príncipe es una ciudad donde hasta el 2010 no se habían hecho inversiones en infraestructura de agua desde los años 80 y la empresa operadora está en bancarrota. Hasta entonces se comenzó un programa de recuperación de la empresa y del sistema y actualmente se prepara una tercera fase del proyecto.
Mejorar el servicio con la infraestructura existente
Según el plan maestro, se estima que la inversión requerida en infraestructura, para dar agua a toda la ciudad, sobrepasa los US$200 millones. Sabemos que en términos de obras debemos optimizar los recursos, lo cual implica que además de aumentar la producción de agua mediante la construcción de pozos adicionales, debemos asegurar una mejor distribución, es decir, llegar a más hogares con la infraestructura existente. Esta mayor y mejor producción y distribución del agua, aumentaría los ingresos de la empresa, ya que se incrementaría el número de clientes pagando por el servicio. Esto aseguraría que dicho operador pueda cubrir sus costos de funcionamiento, tales como el pago de salarios a empleados, el costo de energía para producción del agua, o el equipo necesario para el mantenimiento y la supervisión de la obras.
Otra área de trabajo es la mejora de la gestión comercial de la empresa. Hace seis años, la empresa no sabía cuánta agua producía, dónde estaban las tuberías que la distribuían o dónde se vendía. Además había pocos clientes registrados en los últimos años y debido al deterioro del servicio se habían perdido unos 20.000 clientes y barrios enteros no recibían agua. No se necesita ser un gurú de los negocios para saber que este es un modelo ineficiente e inclusive hasta peligroso.
Por ello, a través de esta tercera fase del proyecto, vamos a seguir mano a mano con la empresa operadora de agua para mejorar su situación financiera, administrativa, técnica y comercial; además de mejorar el servicio de agua para la población de la capital. Vamos a lograr una realidad más allá de lo que podemos percibir hoy.