Cartagena albergará la primera planta de biocombustibles avanzados de bajas emisiones. Este gran proyecto de Repsol, con una inversión de 188 millones de euros, representará el gran cambio de la compañía española, que ya anunció su cambio al negocio de las renovables –siempre con el objetivo de llegar a ser, en 2050, una compañía cero emisiones netas–. Desde la empresa aseguran, además, que previsiblemente estará operativa en 2023.
Pero, ¿por qué Cartagena? Repsol opera cinco refinerías en España y Cartagena es “la joya de la corona”, como afirma José María Montserrat, director de Ingeniería y Desarrollo de la refinería de Cartagena. Es la más moderna y es donde se han hecho las mayores inversiones, como la de 2007-2010, donde se remodeló por completo con las últimas tecnologías disponibles, convirtiéndose en la más avance de España y de Europa. De hecho, está pensada para el futuro del negocio.
Y será en esta nueva planta donde se fabricará el biodiésel, esto es, un diésel con cero emisiones de CO2. Algo que no es nuevo en Repsol: “Ya tenemos plantas donde se puede hacer eso y má cosas. Pero esta es específica para estos procesos. A nivel de grupo, Repsol va a doblar la fabricación con esta planta”, asegura el director.
Los biocombustibles
Para ello, utilizan materias primas procesadas con otros procesos de residuos y lo toman como materia prima para la planta. “Hacemos una serie de columnas con un primer proceso llamado hidrotratamiento y luego con otro denominado isomerización. Lo que hacemos es coger la molécula del CO2 y transformarla a la misma molécula que tiene el diésel. Este producto que sale de la planta es el hidrobiodiésel se puede poner en un coche, en un motor, sin necesidad de hacer cambios a este”, explica.
El primer producto será este hidrobiodiésel. Aunque también podrán fabricar biojet. "En función de los precios de la demanda –especifica–, fabricaremos uno u otro”. Del mismo modo, la planta también fabrica el biometano, que se puede utilizar hidrógeno de bajas emisiones. Se habla de coches y camiones con pilas de hidrógenos sin CO2, el hidrogeno renovable y verde y se hace gracias al biometano”.
Es un producto nuevo, una nueva tecnología de biocombustibles. ¿Por qué adentrarse en este negocios siendo una compañía tradicional? Todo empieza en noviembre del 2019, cuando decidieron hacer una compañía cero emisiones en 2050. “Nuestros procesos se producen de forma natural, por lo que es un cambio de paradigma que obliga a hacer un cambio trascendental: de modelo de negocio, de modelo de industria. Dijeron también que para el 2025 bajaríamos un 10 % las emisiones, en 2020 un 30 %… hitos intermedios. Hace quince días, en la presentación del cambio estratégico, se han aumentado esos hitos. Son objetivos que nos autoimponemos para conseguir las cero emisiones”.
Acuerdos de París
Esto nace de los Acuerdos de París, donde, a nivel mundial, se decidió que para el año 2100 no subiera la temperatura más de un grado y medio. Cada empresa ha puesto sus objetivos. Como Repsol: “A partir de esta transformación hay un cambio de negocio. Tenemos varias líneas de trabajo, y una de ellas es la circularidad, o sea, producir estos combustibles con materias primas procesadas sin huella de CO2. En esta línea estaría la planta, pionera a nivel mundial”, subraya José María Monserrat.
Asimismo, puntualiza que cuando se empezaron a crear los biocombustibles se vio una competencia mundial por la alimentación. Y es que se utilizan plantas que compiten con la de los alimentos de países del tercer mundo. Esto es un problema, porque el precio del alimento puede subir. “Nuestra planta estará optimizada para biocombustibles de segunda generación, para que no compita contra los alimentos. Iban a ir a vertederos, por lo que garantizamos que no haya tensión en el mercado de los alimentos”.
El futuro y las nuevas tecnologías
Todos estos cambios se verán, a nivel global, en los próximos años. El director explica cómo será el punto de vista del usuario: “Ahora mismo, en un coche actual, si pones diésel, el 8 % es biodiésel. La UE sacara una reglamentación, que luego llegara a a España, para llegar al 14 %. Las emisores bajarán. Se nos impondrá en esos acuerdos".
Otra de las lineas de negocio irá hacia la cuestión de la movilidad. Coches con pilas de hidrógeno que saldrá en los próximos años. “Lo que vemos es una mezcla de tecnología con híbrido, híbridos enchufables, hidrógeno.. un puzzle de tecnologías que van a convivir, y ya se verá qué es lo que sobreviva. Eso se va a producir de una manera natural, sin duda”.
Desde Repsol quieren estar en todas estas tecnologías. Cuentan una división de energía renovable eólica y fotovoltaica, muy ambiciosa. Quieren estar también en la movilidad eléctrica, por eso también el motor de diésel es muy eficiente. Por ejemplo, en Petronor, en Bilbao, fabrican un combustible sin destilar crudo, sino cogiendo la molécula del CO2 y del hidrógeno, juntándolas y haciendo una de hidrocarburo. “Y todo con las propiedades que interesa. Es un combustible sintético. Cogemos CO2 del aire que se quema en el coche, así que eso produce cero emisiones netas. El sintético se devuelve, por lo que no hace incremento de CO2”, indica.
“Realmente –explica–, las plantas químicas evolucionan con los años y vamos sacando mejoras. Tenemos sistemas de control, eficiencia energética y los materiales para usar las plantas. Desde el punto de vista de eficiencia serán de lo más eficiente, valga la redundancia. Hay hidrógeno incorporado, y será la más importante en toda España. También desde el punto de vista de elementos de control y de seguridad y de protección ambiental”.
Una apuesta en tiempo de crisis
“Quiero remarcar esta apuesta en un tiempo de crisis. Una crisis que puede venir en los próximos años. Esta una apuesta de 188 millones de euros con creación de empleos directos e indirectos. Es un apunte de trabajo que generamos en la región y es una gran apuesta industrial que hay que poner en valor. Pocas empresas invierten en un tema industrial de esta transcendencia. Se anuncian muchas cosas… pero nosotros ya estamos con ello”.