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Antonio Brufau: “La creación de un espacio energético ibérico conectado es absolutamente vital”

El presidente de Repsol participa en el Foro Luso-Español para colaborar con Portugal y apostar por un hub ibérico para la descarbonización
portugal repsol

La pasada semana se celebró el Foro Luso-Español -organización por Fundación Repsol, junto con Fundación Corell y la Confederación Empresarial de Portugal (CIP)- en Lisboa, bajo el nombre 'El espacio ibérico conectado para acelerar la descarbonización’. La idea del evento fue la de apostar por un hub ibérico para la descarbonización en el que empresas de España y Portugal colaboren para conseguirlo.

Personalidades como el ministro de Medio Ambiente y Acción Climática portugués, Duarte Cordeiro; el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, o el presidente de la Confederación Empresarial de Portugal, Armindo Monteiro, estuvieron presentes en el evento. Como gran representante por parte de España estuvo el presidente de Repsol, Antonio Brufau, que aportó muchas claves para comprender lo necesaria que es la unión entre estos dos países de la Península Ibérica.

“Nuestros países comparten los grandes desafíos de la transición energética y de la transformación industrial y digital”, indicó. Según él, siempre han estado como países vinculados: unas veces más conectados, otras menos. Unidos por la geografía, pero también por la historia, la cultura y los grandes hitos a los que se han enfrentado, desde la expansión marítima a otros momentos clave, como las guerras mundiales, los inicios de la democracia o la entrada de los dos en la Unión Europea. 

“Hoy creo que no cabe dudas de que a los dos nos une una visión conjunta y una relación privilegiada sobre el futuro clave para afianzar nuestra región económica y nuestro posicionamiento en la Unión Europea”, señaló.

Principales datos entre España y Portugal

Tanto Portugal como España han aumentado en los últimos años su atractivo para la inversión exterior, dirigida a diversos sectores como los servicios, las telecomunicaciones, la industria y la energía. A su vez, las empresas ibéricas se han ido convirtiendo en multinacionales, con presencia productiva en un número creciente de regiones, países y sectores. Y también, según el presidente de Repsol, se ha aumentado el atractivo de los ciudadanos en “conocerse mutuamente”. 

Así, la movilidad de personas en la Península viene creciendo en los últimos años con origen y destino a ambos lados de la frontera. De hecho, son más de nueve millones de personas que viajan actualmente entre los dos países. Si España es el destino internacional predilecto de los lusos, hace dos años desbancó a Francia como favorito para los españoles. Al mismo tiempo, las exportaciones hispano-portuguesas han experimentado un crecimiento exponencial entre los dos países y con el resto de la UE. 

Actualmente, hay más de 15.000 empresas españolas exportando sus productos a Portugal, y Portugal tiene a a España como su principal proveedor y su mejor cliente. En el año 2019, el total de mercancías intercambiadas en el interior de la Península Ibérica fue de 30,6 millones de toneladas, de las cuales el 71% se desplazó por carretera, el 26% por vía marítima y tan solo el 6% por ferrocarril. 

El crecimiento económico, el dinamismo de empresas ibéricas y los desafíos de la transición energética van a tensar de una forma irreversible la capacidad y flexibilidad de todas nuestras infraestructuras, ya sean físicas o digitales. 

Espacio energético ibérico conectado

Por todo ello, Bufau cree que la colaboración entre España y Portugal, tanto pública como privada, es “enormemente importante”. Para él, una Península Ibérica conectada por sus infraestructuras de energía convencional o renovable; por la movilidad terrestre, marítima o aérea; por su logística integrada y por las redes digitales “tiene un potencial de desarrollo económico, de competitividad y de desarrollo social sin precedentes conocidos”. 

De ahí que la colaboración de España y Portugal y su compromiso con la transición energética y la descarbonización de la economía haya sido y siga siendo notable. “Y por ello es que se están reforzando las políticas para trabajar conjuntamente y posicionarse como un referente hacia una transición energética sostenible e inclusiva en Europa”. 

Y en ese contexto de transición energética y de descarbonización de la economía, “la creación de un espacio energético ibérico conectado con Europa es absolutamente vital, ya que nos permitirá aumentar la flexibilidad de las opciones de suministro, al mismo tiempo que ayudará a rebajar las emisiones de los gases de efecto invernadero. Todo ello, reforzará la competitividad de nuestra industria en el espacio europeo”, aseguró el presidente de Repsol.

Conexiones y un "puente seguro"

Brufau también quiso dejar algunas reflexiones. Afirmó: “No habrá una verdadera transición energética en la Península ni en Europa si no hay una transición industrial. Y no hay transición industrial ni energética sin una red infraestructuras conectada, competitiva, con una logística integrada y una potente conectividad digital”. 

La Península Ibérica tiene condiciones naturales “perfectas" para ser una plataforma continental “competitiva” y clave en el desafío de la transición energética y, en ese sentido, “podemos ser una plataforma y un puente seguro para Europa, África y América”. 

Sin embargo, al estar ubicados en el sur occidental de Europa, con una única conexión física a través de Francia, presenta una serie de riesgos que se deben superar. La falta de un mercado único de la energía y las pocas infraestructuras de conectividad energética -ya sea luz, gas y en un futuro próximo, el hidrógeno-, el peso del transporte pesado por carretera para soportar la mayor parte del tráfico de mercancías, la gran importancia del sector de la aviación y el marítimo, el alejamiento de los grandes mercados del centro y del este de Europa, etcétera, requieren de la unión entre los dos países. “Requieren esa unión para alcanzar política y regulatoriamente un peso real equivalente al de las grandes naciones dentro del contexto europeo”. 

Para Brufau, tanto España como Portugal tienen una gran experiencia industrial y son referencia mundial en algunos sectores, como en automoción. “Tenemos infraestructuras eléctricas, de gas y combustibles extensas y sofisticadas. Tenemos recursos naturales únicos: el viento, para la eólica; el sol, para la fotovoltaica. Y también tenemos los puertos ibéricos con características de plataformas y puentes logísticos intercontinentales”. 

Pero su crecimiento industrial y la capacidad exportadora exige una mejora sustancial de la conectividad terrestre, destacando especialmente la debilidad de las infraestructuras ferroviarias. E, igualmente, requieren de un impulso hacia una movilidad más sostenible que requerirá a su vez de mayores inversiones en infraestructuras terrestres. 

Al mismo tiempo, reflexionó que su privilegiada situación en la generación eléctrica renovable solo será eficiente para Europa si la Península queda totalmente integrada y conectada con Europa, tal y como se acordó en la Declaración de Lisboa del año 2019, y en 2022 con el Corredor Energético Portugal-España-Francia. "Esto tiene que ser una realidad, que todavía no lo es”, lamentó.  

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