2050 es el año que Repsol se puso como límite para convertirse en una compañía cero emisiones netas. Y cada paso que da afianza aún más su estrategia. El último ha sido el anuncio de dos nuevos proyectos industriales de descarbonización en el puerto de Bilbao, con una inversión de unos 80 millones de euros. Jon Josu Imaz, consejero delegado de Repsol, se ha encargado de la presentación, en la que ha calificado a ambas iniciativas como “punteras”.
“Estos proyectos demuestran la importancia de mantener la neutralidad tecnológica a la hora de buscar las alternativas necesarias para la descarbonización, teniendo en cuenta todas las soluciones tecnológicas posibles para tener éxito en la lucha contra el cambio climático, sin prejuicios, apostando por aquellas que contribuyan a nuestros objetivos de forma más eficiente y sostenible, y apoyando nuestra industria”, ha declarado.
Combustible a partir de agua y CO2
El primero de los proyectos –que se llevará unos 60 millones de euros de la inversión– será la construcción de una planta de producción de combustibles sintéticos. “Se trata de una de las mayores plantas cero emisiones netas del mundo a partir de hidrógeno verde, generado con energía renovable”, aseguran. Para instalarla, contarán con la colaboración de Petronor y del Ente Vasco de la Energía (EVE) y tardarán, calculan, unos cuatro años en terminarla.
“Será de referencia en Europa por la tecnología puntera aplicada y por el uso del CO2 capturado en la cercana refinería de Petronor”. Y es que esta planta se caracterizará por sus combustibles, capaces de producirse exclusivamente con agua y CO2, y que serán ideales para automóviles, aviones o camiones.
“España –ha indicado Imaz– debe basar su estrategia de descarbonización en sus capacidades tecnológicas e industriales. La producción de hidrógeno verde y su combinación con la captura y uso de CO2 para producir combustibles con cero emisiones netas forma parte de la estrategia industrial de descarbonización de Repsol. Con este proyecto, la industria española se convierte en un actor relevante en la reducción de emisiones en Europa”.
Así, en la primera fase del primer proyecto, podrían obtenerse 50 barriles al día de combustible sintético, con cero emisiones netas de CO2 en todo su ciclo productivo. Además, este año mismo año ya se empezará con la ingeniería conceptual del proyecto.
Funcionará así: la electricidad renovable es la que alimentará todo el proceso mientras que, mediante la electrólisis, se separan el oxígeno y el hidrógeno que forman el agua. A la vez, también se captura el CO2 de la refinería de Petronor. Todo ello, permite que, utilizando solo el hidrógeno y el CO2 capturado, se puedan producir combustibles sintéticos neutros en carbono.
Gas de residuos urbanos
Por otro lado, el segundo de los proyectos, liderado por Petronor y que, presumiblemente, también estará en el puerto de Bilbao, contará con los 20 millones de euros de inversión restantes y será una planta de generación de gas a partir de residuos urbanos.
“El proyecto aglutina tres aspectos importantes en la actual coyuntura: la apuesta de futuro por la reducción de la huella de carbono y la neutralidad tecnológica como instrumento; el reto de la industria y la tecnología como base de la transición energética; y la cooperación público-privada como herramienta inteligente para materializar un desarrollo industrial que consolide una sociedad de bienestar sostenible”, ha indicado Emiliano López Atxurra, presidente de Petronor, en la presentación.
Será un proyecto dirigido a impulsar la economía circular. “En su primera fase, esta planta de pirólisis podrá procesar unas 10.000 toneladas al año de residuos urbanos y su capacidad podrá ampliarse en fases posteriores hasta 100.000 toneladas al año, aproximadamente, el equivalente a todos los residuos urbanos del entorno”, indican desde Repsol. De hecho, los residuos se calentarán a altas temperaturas, en ausencia de oxígeno, para transformarlos en gas.
«Todas las formas de descarbonización son válidas y complementarias, e incentivarlas para que todas contribuyan sin exclusiones, acelerará la transición energética, a la vez que nos ayudará, como sociedad, a salir lo más rápidamente posible de la crisis económica provocada por el COVID-19. Queremos liderar la transición energética incluso en estos momentos de incertidumbre económica, en los que también queremos reforzar nuestro papel como empresa que contribuye al desarrollo industrial del país”, ha reiterado Imaz.