Fertiberia lidera la iniciativa llamada Restore 20/30, el denominado proyecto de recuperación medioambiental “más completo y exhaustivo que se ha llevado a cabo en Europa y en el mundo hasta el momento", y cuyo fin es devolver al entorno natural onubense un espacio que, hasta la fecha, ha estado ocupado por los fosfoyesos, integrándolo de manera natural.
Se desarrollará sobre una superficie total de 720 hectáreas, que incluyen las 441 hectáreas que ocupan los apilamientos actuales, moverá una inversión superior a los 65 millones de euros y creará más de 100 empleos directos e indirectos.
“Para la compañía –explica David Herrero, director industrial del Grupo Fertiberia–, se trata del proyecto más emblemático que hemos emprendido en nuestra historia, ya que supone la culminación de casi diez años de esfuerzo, en los que han colaborado las empresas, instituciones y los técnicos más experimentados con los que hemos analizado todas las variables posibles hasta conseguir no solo el único proyecto viable, sino el mejor documentado científicamente para la restauración de los apilamientos”.
El apilamiento de fosfoyesos
Pero, ¿qué hará exactamente el proyecto Restore 20/30? Y, sobre todo, ¿qué es el fosfoyeso? “El fosfoyeso es un subproducto asociado a la producción de ácido fosfórico, una de las materias primas empleadas en la fabricación de fertilizantes”, indica Herrero. Estos fertilizantes, a su vez, garantizan la disponibilidad de alimentos en la cantidad y calidad necesarias para abastecer a la población.
El fosfoyeso está reconocido como un material no peligroso, y la manera de almacenarlo es en apilamientos en altura, para así minimizar la superficie ocupada. Apilamientos como el de Huelva existen en prácticamente todos los países industrializados del mundo, aseguran desde Fertiberia.
“Para que nos hagamos una idea: podemos señalar que, en países como Canadá, Finlandia, Bélgica, EEUU, Holanda o Italia, existen apilamientos de fosfoyesos y en todo el mundo se acumulan más de 4.000 millones de toneladas. Pues bien, la totalidad de fosfoyesos apilados en Huelva es de 76 millones de toneladas, una cantidad que representa menos del 2% de los depósitos mundiales”, destaca Herrero.
Asimismo, asegura que el impacto que cualquier apilamiento de fosfoyesos tiene sobre las poblaciones cercanas y sobre el entorno es, más allá del impacto visual y de la ocupación del terreno, “prácticamente nulo”. Esta afirmación no es de Fertiberia, “es la conclusión a la que han llegado multitud de estudios llevados a cabo por organismos independientes y en muchos casos bajo encargo de las distintas Administraciones”.
Fases del proyecto Restore 20/30
El primer borrador del proyecto data de 2014, lo cual da una medida del tiempo que llevan trabajando en moldear el proyecto. Desde entonces, el trabajo realizado ha ido encaminado a perfeccionarlo bajo la supervisión de las diferentes Administraciones, hasta llegar a Restore 20/30. Así, una vez comenzado el proyecto, se prevén dos fases: un periodo estimado de diez años para la ejecución del proyecto de restauración y reintegración, a los que seguirán otros 30 años de seguimiento y control.
“Actualmente, y después de que en septiembre del pasado año obtuviésemos la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable por parte del Ministerio para la Transición Ecológica, nos encontramos a la espera de la obtención del resto permisos autonómicos y municipales con el objetivo de iniciar la ejecución este mismo año”, indica David Herrero.
Esperan obtener “con rapidez” tanto el informe de compatibilidad urbanística, que ya hemos solicitado al Ayuntamiento de Huelva, como la modificación de la AAI (Autorización Ambiental Integrada) solicitada a la Junta de Andalucía.
Herrero apunta: “Es necesario incidir, en este punto, en la necesidad de colaboración que necesitamos por parte de las Administraciones públicas implicadas, decisiva para que el proyecto se pueda poner en marcha. Nuestro objetivo es empezar a ejecutarlo a finales de 2021”.
Ejes de actuación
La recuperación consta de cinco ejes de actuación. El primero de ellos será la culminación del drenaje del agua interna del yeso, un proceso que llevarán a cabo a través de una amplia red de tuberías de recogida para mejorar la estabilidad del apilamiento. Posteriormente, se acometerá el sellado superior, a través de un sistema que asegure la estanquidad total mediante la instalación de dos capas: una primera barrera de geomembrana complementada por una segunda capa de arcilla compactada.
A continuación, Restore 20/30 sellará perimetralmente todo el conjunto de los apilamientos, para lo que instalará una barrera perimetral impermeable para asegurar que el agua no entre en contacto con la zona drenada y sellada, y que será doble en la zona de los canales mareales. Además, se instalará una protección de escollera para prevenir cualquier afectación en el caso de inundación, mareas inusuales o incluso el tsunami más desfavorable en la zona.
“A este proceso seguirá, como hemos comentado, la reintegración de la zona en el entorno de la marisma del Odiel, para lo cual instalaremos una capa adicional de tierra vegetal que se revegetará con plantas autóctonas, como el lentisco o el jaguarzo”, explica. Además, el conjunto estará dotado de un sistema de recogida y escorrentía de aguas pluviales con el que se evitarán posibles erosiones de la cubierta vegetal.
Por último, se establecerá un plan de seguimiento y control, que se extenderá por un periodo de 40 años, desde el comienzo de la ejecución del proyecto, como durante la posclausura. "De este modo, se realizará un seguimiento exhaustivo para prevenir cualquier impacto ambiental, contando para ello con la más avanzada instrumentación y con un intenso plan de análisis de aguas superficiales, aguas subterráneas, emisiones atmosféricas, o datos meteorológicos, entre otros, cuyo fin es el de garantizar la seguridad del proyecto”.