Impulsar una bioeconomía más sostenible y basada en la ciencia del conocimiento y la biotecnología es la clave para afrontar los grandes retos que tiene ante sí el planeta y evitar así llegar a un punto de no retorno. Ésta ha sido la idea principal sobre la que se ha centrado el foro ‘Los retos del planeta: propuestas de soluciones desde la bioeconomía’, organizado por la Fundación Ramón Areces y BioEuroLatina.
La secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, se ha mostrado “convencida de que “la biotecnología puede y quiere ayudar a solucionar muchos retos del planeta relacionados con las necesidades de alimentos, la demanda de energía, la huella que vamos dejando...”. En este sentido, ha apuntado que “tenemos ante nosotros necesidades acuciantes y vamos a llegar a un momento de no retorno". No obstante, ha lanzado un mensaje optimista ya que, en su opinión, existe la voluntad real de “dejar un planeta sano, limpio y un mundo mejor para todos los ciudadanos.
Vela también ha afirmado que, para solventar con éxito los retos que se plantean, “hay que ser capaces de traspasar ese conocimiento a las empresas” para también generar economía y riqueza en torno a esas soluciones. Se trata de “problemas globales” y España “tiene ingredientes suficientes” para ser país de referencia mundial en biotecnología. Y lo es, ha subrayado, porque “contamos con 2.800 grupos de investigación trabajando en áreas relacionadas con este campo, lo que nos demuestra que tenemos un sector empresarial comprometido e innovador. También necesitamos la colaboración público privada y, de hecho, más del 50% de estos proyectos se desarrollan en alianzas de este tipo". En España, por lo tanto, “necesitamos investigación, tejido empresarial y mercado”, ser capaces de “trabajar todos los actores del sistema en línea”.
También se ha pronunciado en este sentido Francisco Mayor Zaragoza, presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces. En su opinión, ante los grandes retos que se plantean, la “economía basada en el conocimiento” debe sustituir a la economía de la especulación. Y ha enfatizado un dato: " el negocio de la guerra mueve a diario más de 4.000 millones de dólares. Solo con el 10% de esos fondos se podrían cubrir las necesidades básicas que considera la ONU de alimentación, agua potable, acceso a servicios de salud, cuidado del medio ambiente y educación". Ésos son los grandes retos que debe afrontar el planeta de forma urgente porque, según ha incidido, si no se hace, “se pueden alcanzar puntos de no retorno” ante los que “puede no existir una solución”, especialmente en lo que se refiere a pobreza y cuidado del medio ambiente.
Mayor Zaragoza también ha insistido en que “es a través de la economía del conocimiento y del rigor científico como podemos encontrar soluciones a estos retos”. Y para no llegar a ese punto, la educación es fundamental, pero sin “confundirla con la capacitación”. Esa educación, ha dicho, nos hace más libres y nos da la oportunidad de revertir esas malas tendencias y encontrar “tratamientos a tiempo”. Por todo ello, hay que “actuar urgidos” porque, ante estos retos, o encontramos soluciones o alcanzamos puntos de no retorno. Y eso, ha concluido, sería “un legado verdaderamente espantoso”.
Por su parte Fidel Rodríguez, director general de la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha asegurado que las universidades tienen ante sí el reto de prepararse para la bioeconomía porque “hay oportunidades que no se pueden perder”, y la biotecnología “es un campo de cocreación” donde es más fundamental que nunca la innovación. Asimismo ha defendido que, “se necesita una sociedad emprendedora”, no sólo en el ámbito de la creación de empresas, sino a la hora de afrontar nuevos retos y de querer hacer cosas.
Cambio climático, la mayor amenaza
La conferencia inaugural ha corrido a cargo de Albert Sasson, ex subdirector general de la Unesco y presidente de BioEuroLatina, quien ha destacado el cambio climático como la mayor amenaza que afronta el planeta. Según ha explicado, "las conclusiones de más de 5.000 investigadores nos demuestran que el cambio climático, cuyos efectos ya estamos padeciendo, son consecuencia en gran medida a la actividad del hombre”. Entre los efectos negativos del cambio climático que ha descrito Sasson, está la reducción alarmante de la biodiversidad, el aumento de la temperatura global o una menor seguridad alimentaria, siendo ésta última también “una amenaza para la paz”.
Por todo ello, Sasson ha declarado que la reacción ante esta situación se define en dos palabras: “atenuar y adaptar”, es decir, tomar medidas para que el cambio climático afecte lo menos posible y, a partir de ahí, adaptar nuevos modelos económicos y productivos. Un cambio de modelo hacia la bioeconomía ya que “frenar esa situación depende de nosotros, de cómo cambiemos la manera de producir y de consumir, con el fomento de las energías renovables”.
Asimismo, en la búsqueda de nuevas soluciones, ha destacado los “cultivos genéticamente modificados con la evolución reciente en biología molecular o ingeniería genética que edita el genoma de las plantas. Hablamos de lucha integral contra las plagas, de biofertilizantes, piensos que reducen el impacto del ganado sobre la emisión de metano”. Se necesita, ha concluido, “una agricultura que ayude a producir más y mejor".