Castilla y León será, tras Andalucía y Cataluña, la comunidad autónoma que más ayudas percibirá -12,83 millones de euros, de un total de 115,4 millones- para la revalorización de su industrial cultural, también conocida como el ‘Componente 24’ del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España.
La idea, que se dio a conocer a principios de abril de 2022, es que reciba en este mismo año poco más de 11 millones de euros y el resto en 2023 para desarrollar todo el potencial del sector.
Así, la revalorización de la industria cultural consistirá, según la propia Junta de Castilla y León, en “recoger reformas e inversiones orientadas a fortalecer la cadena de valor de las industrias culturales mediante el refuerzo de sus capacidades y resiliencia, promoviendo tres ejes estratégicos: la competitividad, la dinamización y cohesión del territorio, y la digitalización y sostenibilidad de los grandes servicios culturales”. Si bien, dentro de esta se encuentran diversos proyectos.
Concretamente, son seis: apoyo a aceleradoras culturales; ayudas para ampliar y diversificar la oferta cultural en áreas no urbanas; actuación sobre el patrimonio de las comunidades autónomas, corporaciones locales y titulares privados en la restauración y puesta en valor del patrimonio cultural español; modernización de las infraestructuras de las artes escénicas y musicales; digitalización del inventario del patrimonio de la iglesia católica, documentación de los bienes declarados BIC pertenecientes a otras administraciones o personas privadas y digitalización de bienes pertenecientes al Patrimonio Histórico Español de titularidad privada; y, por último, descripción y digitalización de fondos documentales de titularidad estatal y gestión autonómica. Según la información proporcionada por la Junta de Castilla y León, estos seis proyectos del ‘Componente24’, serán el marco para fortalecer la cadena de valor de la industria cultural.
Castilla y León contará con 12,83 millones euros para la revalorización de su industria cultural, siendo la tercera región que más dinero recibirá
El apoyo a aceleradores culturales, consistirá en que las empresas culturales puedan invertir en sus propios trabajadores, con el objetivo de que obtengan mejoras en emprendimiento y en financiación. “Esto -como dicta la propia Conferencia Sectorial de Cultura donde se dio a conocer su inversión europea- les permitirá crecer y desarrollar su potencial, sirviendo así de polo de atracción económico y generación de empleo”. Para ello, contarán con un total de 830.716,88 euros.
El segundo proyecto, el de las ayudas para ampliar y diversificar la oferta cultural en áreas no urbanas -dotado con 2.653.210,50 euros-, va dirigido a “dinamizar la actividad cultural de organizaciones con ánimo de lucro y sin ánimo de lucro” en el medio rural para que estas zonas tengan una mayor oferta cultural.
El tercero, el que más financiación tendrá - 8.227.160,18 euros- es la actuación sobre el patrimonio de las comunidades autónomas, corporaciones locales y titulares privados en la restauración y puesta en valor del patrimonio cultural español. Con esta iniciativa quieren que se revalorice y recupere el patrimonio cultural inmueble -según la UNESCO, esas obras arquitectónicas de valor que no puedan trasladarse- y que, de este modo, haya una mayor cohesión social y económica.
El cuarto proyecto, la modernización de las infraestructuras de las artes escénicas y musicales, pretende que haya una inversión para rehabilitar edificios. Se contempla también la modernización de: “sistemas digitales de audio y comunicaciones en red, de iluminación digital, de vídeo digital, de gestión digital de maquinaria escénica, así como las herramientas y sistemas digitales de gestión artística y de producción de espectáculos”. Esta iniciativa tendrá una financiación en Castilla y León de 777.062,61 euros.
El quinto, con 200.000 euros exactos de inversión, irá a la digitalización del inventario del patrimonio de la iglesia católica, documentación de los bienes declarados BIC pertenecientes a otras administraciones o personas privadas y digitalización de bienes pertenecientes al Patrimonio Histórico Español de titularidad privada. Como su propio nombre indica, se pretende “modernizar, a través de la digitalización, la gestión de las diversas herramientas que la legislación estatal y las diferentes legislaciones autonómicas han establecido para la protección y el control administrativo de los bienes pertenecientes al Patrimonio Histórico Español, y conseguir de esta forma una gestión más eficiente, clara y moderna”.
Y, por último, la descripción y digitalización de fondos documentales de titularidad estatal y gestión autonómica, tiene un doble objetivo. Primero, digitalizar los Archivos Estatales y de la gestión documental -todo ello, en el contexto del desarrollo de la administración electrónica y de la digitalización de las Administraciones Públicas- para que cualquier ciudadano castellanoleonés puede “consultar testimonios culturales relativos a su memoria, historia e identidad”. El segundo objetivo busca “fomentar la difusión nacional e internacional de la información histórica de carácter institucional que custodian los archivos españoles de titularidad estatal y gestión autonómica a través de distintos repositorios digitales”. Este sexto y último proyecto contará con una inversión en Castilla y León de 143.675,26 euros.
El impacto de la pandemia en el sector cultural
Desde el propio Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se indica que, antes de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, la industria cultural española representaba “el 3,2 % del PIB en España y proporcionaba empleo a 710.200 personas, lo que suponía un 3,6 % del empleo total del país”. No solo eso: estos datos vienen creciendo desde 2013. Por lo que, a falta de datos de 2022, y con la reciente vuelta a la “normalidad”, sería poco injusto señalar la caída de datos de una industria que, por lo general, ha sido afectada como las demás.
Por otro lado, indican desde la publicación, la participación cultural de la población mostraba antes de la pandemia del COVID-19 “elevados indicadores anuales en actividades culturales como escuchar música, leer e ir al cine, con tasas del 87,2 %, el 65,8 % y el 57,8 % respectivamente”.
Así, estas actividades eran seguidas en intensidad por la visita a monumentos, que realizaba cada año el 49,3 % de la población, la asistencia a museos o exposiciones, 40,5 % y 29,8 %, respectivamente, o la asistencia o acceso por Internet a bibliotecas, 26,8 %. Cada año, el 46,8% de la población participa en espectáculos en directo de artes escénicas o musicales.
Y todo esto, antes de la pandemia. Sin embargo, a pesar de estos datos, y aunque aseguren que “el peso significativo de la cultura en la economía española es incuestionable”, el sector cultural tiene en España “una serie de características estructurales que le han impedido desarrollar todo su potencial”.
Actualmente, a falta de datos oficiales, las Industrias Culturales y Creativas (conocidas como ICC) aportan el 2,4 % del PIB español
Así, de las 127.581 empresas que existían antes de la pandemia, cifra que suponía el 4 % del conjunto de empresas españolas, el 67,1 % no tenía ningún asalariado, un 26,7 % eran empresas pequeñas (entre uno y cinco empleados), un 6 % eran medianas (entre seis y 49 asalariados) y tan solo un 0,5 % daba empleo a más de 50 personas. “La mayor parte de ellas -informan-, concretamente el 85 %, se dedicaba a actividades de la industria o los servicios, tales como actividades de edición, de bibliotecas, archivos, museos, cinematográfica, de vídeo, de radio y televisión, o las artísticas y de espectáculos entre otras, y el 15 % restante, en actividades vinculadas al comercio o alquiler de bienes culturales”.
Este síntoma, la presencia de autónomos y micropymes, ha impedido al sector cultural, según el Gobierno de España, “hacer frente a una serie de retos que deben abordarse para fomentar la competitividad, dinamización y cohesión territorial del ecosistema cultural” como puede ser el crecimiento y el empleo, la innovación, la internacionalización, la formación o una verdadera transformación digital o transición ecológica.
“Además -inciden-, existen una serie de carencias en el ámbito legislativo que deben de ser abordadas con el fin de mejorar el marco regulatorio de la cadena de valor artística que va desde la protección de la propiedad intelectual hasta los derechos de los propios artistas”.
Por todo ello, la industria cultural española, a todos los niveles, contaba con “fragilidades estructurales” que, en un momento de crisis como el de la pandemia, hizo que el sector fuera “especialmente vulnerable”.
De hecho, el cuarto trimestre de 2020, utilizado por el Plan de Transformación para ilustrar la situación crítica del sector, indica que el empleo cultural se situó en 652.000 personas, cifra que representa un descenso interanual respecto al mismo trimestre del año anterior del 8,6 % y que, en conjunto, si se comparan los datos obtenidos en el 2020 respecto al mismo periodo del año anterior, supone un descenso interanual del 5,9 %. “Asimismo, el descenso en el número de visitantes tanto nacionales como internacionales ha repercutido negativamente en el sector cultural al disminuir el número de consumidores de los productos y recursos culturales”.
De ahí la importancia de este plan de revalorización de la industria cultural en España. Actualmente, las Industrias Culturales y Creativas (conocidas como ICC) aportan el 2,4 % del PIB español.