«Es el momento. Tenemos la tecnología que lo hace posible y la gente tiene la necesidad de ser relevante». Con estas palabras, los fundadores de Robin Rover (Jorge Estévez, Oscar Luengo y María Martinez) dejan claro su propósito de revolucionar el sector de los datos. La fórmula: permitir a las personas acceder a la nueva economía de la información. «Nuestra aplicación beneficia tanto a empresas como a consumidores», explica a Innovaspain su COO, Oscar Luengo.
Con Robin Rover el usuario tiene la posibilidad de monetizar su información, compartiendo sus datos de compras online en la aplicación disponible para ello. «Estamos ante un contexto muy interesante para el mundo de los datos», apunta Luego, que sitúa el origen de la startup en que «el consumidor no tenía una herramienta para formar parte de la nueva economía; los datos tienen que tener más valor».
Su compañero y CEO de la startup, Jorge Estévez, va incluso más lejos. «Estamos saturados de oír hablar del dato como el nuevo petróleo pero, ¿quien es realmente su productor? Todos y cada uno de nosotros. El modelo debe evolucionar hacia un empoderamiento de las personas para que obtengan una contraprestación económica por ese activo tan valioso».
En cuanto a su modelo, consiste en que los usuarios se den de alta en la aplicación, compartan sus compras online con Robin Rover, que procesa esta información y la agrega, de tal manera que queda a disposición de las empresas para su utilización. «Nos tomamos muy en serio la privacidad», indica María Martínez, su CFO. Toda la información que la plataforma cede a los clientes se hace anónima, de tal manera que sea imposible que las empresas que vean esta información puedan conocer a la persona que está detrás.
La meta de Robin Rover es repartir el 70 % del beneficio entre los usuarios. Pero hasta que se genere una masa crítica de usuarios que haga atractiva la información a las empresas, la startup plantea recompensar a las personas por formar parte de la plataforma. «Hasta que lleguemos a 100.000 personas activas, independientemente de que generemos ingresos o no, tenemos previsto recompensar a los usuarios. Cada pedido recibido generará 1 robin, y cada día sortearemos como mínimo un premio de 100 euros. Y si no ganas, sigues concursando con todos tus ‘robins’, con lo que cuanto más tiempo pase sin premio, más posibilidades tienes de obtenerlo», informa Luengo.
No obstante, el futuro de la plataforma va más allá de los datos. Su filosofía es que la información debe ser útil para las personas, no sólo por la contraprestación económica directa que obtienen al cederla, sino porque permita conectar de forma natural con sus marcas favoritas y acceder así a promociones con los que poder ahorrar de forma real. «En este 2020 estamos muy centrados en terminar de estabilizar infraestructura tecnológica, automatizar la información del consumidor y en el desarrollo comercial», apunta Luengo.
Su paso por el programa Citizen Bootcamp, liderado por Citi y Deusto Business School, está sirviendo a Robin Rover, como subraya Luengo, «de puente» hacia la consolidación definitiva de su modelo de negocio. «[El programa] nos ha permitido entrar en contacto con otras startups y formar parte del ecosistema, que es muy importante para aprender y saber por dónde debemos ir». En paralelo, y en línea con los objetivos del Foro para la Gobernanza de Internet de las Naciones Unidas, Robin Rover quiere también fomentar la inclusión digital de las personas en la nueva economía de la información.