En su apuesta por crear una fábrica inteligente, digitalizada y conectada, la planta de SEAT en Martorell ha implementado dos robots colaborativos centrados en la parte inicial de la cadena de montaje. Su cometido ha sido poner en el portón de los coches los nombres de los SEAT Ibiza y Arona a su paso por la línea, sin detener el proceso y compartiendo espacio con los operarios. Pero no se descarta que los robots adopten más protagonismo de cara al futuro.
Como ha podido saber este medio, la compañía trabaja de manera intensa en mejorar sus procesos de producción y liderar la industria 4.0. En los últimos años, SEAT ha aplicado a todo su ciclo de producción novedades tecnológicas como los propios robots colaborativos o vehículos autoguiados (AGVs), combinados con una gestión más eficiente de datos gracias al uso de la inteligencia artificial, el big data o el blockchain. La planta también cuenta con más de 2.000 robots industriales que se encuentran en constante movimiento. Todas estas novedades 4.0 conviven con los 8.000 trabajadores de la fábrica, que pueden llegar a fabricar 2.400 vehículos cada día.
En el caso de los robots colaborativos, se han convertido en pieza clave de esta estrategia. El director de la fábrica de Martorell, Rainer Fessel, afirma que la compañía avanza "a paso firme para colocarnos a la vanguardia de la innovación". De los robots, valora que "nos permiten ser más flexibles, más ágiles y más eficientes, y suponen una muestra más de nuestra decidida apuesta por seguir siendo un referente en Industria 4.0".
Funcionamiento
Ambos robots colaborativos están dotados de una mano diseñada para coger los diferentes tipos de letras mediante succión por ventosas, retirar el papel trasero protector, adherirlas al coche aplicando la fuerza exigida, quitar el protector delantero y tirarlo a un contenedor para su reciclaje. Cuentan también con un sistema de visión artificial que usan en varias ocasiones en este proceso para realizar un ajuste fino de la posición con el que se absorben desviaciones. Todo ello mientras el vehículo avanza por la línea de montaje.
La instalación está equipada con un 'encoder' o dispositivo de control que le permite adaptarse a cualquier cambio de velocidad de la línea. Esto permite hacerlo sin necesidad de tener vallados que separen los robots de las personas que trabajan en la zona. Uno de los aspectos diferenciales de estos robots frente a los industriales es su capacidad de compartir el mismo espacio de trabajo. En este sentido, destaca su menor velocidad de movimiento o su capacidad de reaccionar al contacto, para garantizar en todo momento la seguridad de las personas que trabajan junto a ellos.