Es una de las grandes inquietudes que produce la evolución de la robótica junto con los posibles beneficios que traerá y si verdaderamente la sociedad estará preparada para esta revolución. En el marco de Los T+ de la Casa de América, la jornada '¿Qué sabemos de los robots', celebrada en Casa América, ha contado con la presencia de tres expertos del sector que han abordado aspectos como el empleo, la convivencia con inteligencias no humanas y el futuro, tanto a medio y largo plazo, de la robótica.
A comienzos del siglo XX, Keynes anticipaba que hacia 2030 la sociedad tendría un repartiría equitativamente el trabajo entre máquinas y seres humanos. "Estaba en lo cierto", ha comentado Andrés Ortega, escritor y periodista, "lo que no predijo fue si las máquinas se acabarían imponiendo a los hombres". En su intervención ha destacado aspectos de importancia de cara al futuro del sector como la digitalización, la conectividad, el Big Data, los sensores y la nanotecnología, entre otros. "Hasta ahora la tecnología aseguraba la creación de puestos de trabajo. Sin embargo, esto empieza a ponerse en cuestión y, para que nos vamos a engañar, asusta".
No obstante, Ortega ha hecho un llamamiento a la tranquilidad al vaticinar que "igual que desaparecerán muchos trabajos que hoy en día son considerados como forzosos también se abrirán grandes oportunidades de nuevo empleo, cuyos trabajos se concentrarán en zonas concretas". Ante el cierto pesimismo que rodea la evolución de los robots, Concha Monje, investigadora del Robotics Lab de la Universidad Carlos III, se ha preguntado "¿por qué la robótica se va a utilizar para mal y por qué"? Para ella, "esta filosofía pesimista nace desde la incertidumbre de lo desconocido", por lo que "la formación desde edades muy tempranas va a jugar un papel determinante". En este sentido, ha manifestado que "no es suficiente con que los científicos estemos encerrados en los laboratorios innovado, también hay que comunicarlo y saber divulgarlo con un lenguaje no tecnológico".
"Son tiempos divertidos", ha dicho Pablo Noriega, investigador del Instituto de investigación en Inteligencia Artificial del CSIC, que ha resumido su intervención en dos lecciones: "cuando una tecnología es nueva, es muy difícil estimar su impacto; cuando se utiliza ampliamente entonces suele ser demasiado tarde para controlarla". Ante las dudas que presenta la convivencia con inteligencias no humanas, ha destacado que "ya convivimos con perros y hacemos experimentos con urracas, elefantes y primates... ¿A qué tememos?". Su visión coincide con el factor socializador de las nuevas tecnologías, a las que ha admirado pero a la vez recomendado "estar enterados de lo que hay detrás de ellas".