“Empezamos siendo nosotros mismos una startup”, señala Rocío Fonseca. Con el paso del tiempo se han convertido en la principal aceleradora de negocios en Latinoamérica y están dentro del top 10 a nivel mundial. Son un “punto de referencia” para 50 países que, de forma posterior, crearon un modelo similar. “Esto nos mueve constantemente a estar en la vanguardia a nivel mundial”. Se refiere a Start-Up Chile, el programa de Corfo que busca atraer emprendedores de clase mundial en fase temprana para que inicien sus negocios en este país latinoamericano.
“El programa ha sido tremendamente exitoso en posicionar a Chile como el polo de emprendimiento más importante de la región y en cambiar la cultura de los emprendedores chilenos para que piensen de forma tecnológica y global y no sólo tradicional y local”, afirma la directora ejecutiva de Start-Up Chile.
La comunidad, el equipo y los partners son sus tres caballos de batalla. En el primer caso, Fonseca presume de contar con “una de las comunidades más grandes y diversas del mundo”. Está compuesta por “más de 3.500 emprendedores de mas de 70 países, lo cual es un activo para cada generación que llega a Start-Up Chile”. “Conectarse automáticamente con una buena parte del mundo es algo que no cualquiera tiene y acorta drásticamente los tiempos de globalización”.
Respecto al equipo, lo define como “super flexible, camaleónico y rápidamente adaptable a cambios”. “Fue lo primero que admiré y agradecí cuando llegue a Start-Up Chile –continúa-. Con un equipo así, podemos pasar tormentas, aprender, levantarnos, crecer y mejorar continuamente de manera muy rápida”.
También los partners son clave. “Todos ellos se encuentran comprometidos de hacer, tanto de los emprendedores de Start-Up Chile como de nuestro mismo equipo, un referente a nivel mundial. Todos nuestros socios son tanto nacionales como internacionales. Nuestros mentores, club de inversionistas y red de grandes empresas son claves para mantenernos vigentes, entregando herramientas que son clave para multiplicar exponencialmente la generación de impacto económico y social”.
Evolución continua
Ingeniera biotecnóloga de INACAP, master en Innovación y Emprendimiento de la Universidad Federico Santa María y master in Management de MIT, Rocío Fonseca ha centrado sus más de 10 años de carrera profesional en transformar oportunidades e ideas en nuevos negocios. Ha sido emprendedora, ha diseñado, levantado capital y manejado portafolios de innovación tecnológica e iniciativas go-to market y ha trabajado con equipos y stakeholders nacionales e internacionales tanto del mundo privado como público.
Como directora ejecutiva, cree que el reto principal de Start-Up Chile en la actualidad es “mantener su competitividad en el tiempo y continuar siendo un referente en innovación y emprendimiento tanto en Latinoamérica como el mundo”. “A corto plazo [el reto] es consolidar y mejorar nuestra oferta hacia los emprendedores para ayudarlos a hacer crecer sus negocios exponencialmente”.
Y es que una iniciativa de este tipo nunca puede dormirse en los laureles: hay una exigencia de mejora continua. “Estos últimos 18 meses hemos estado trabajando fuertemente en la conexión con inversionistas y empresas, y en atraer y retener a los correctos”, añaden.
En su opinión, “tener una red que invierta en emprendimientos tecnológicos en etapas temprana es clave, y en Chile aún no contamos con un ecosistema de Venture Capital Maduro”. Por eso crearon un club de inversionistas y una red de empresas, ambas con más de cien miembros. Al mismo tiempo, están atrayendo startups “que realmente vean a Chile como un activo para sus negocios”. “En la actualidad tenemos una tasa de retención del 32 por ciento, pero atraer a los correctos y entregar las herramientas para que consoliden su negocio en el país, nos permitirá incrementar sustancialmente esta tasa”, añade.
Innovación y emprendimiento
Para ello cuenta con el potencial de Chile, “el mejor país para hacer negocios en LATAM (Forbes, 2015), el mejor posicionado en innovación (GEI 2016), y el mejor país para emprendimientos en etapas tempranas (World Economic Forum 2015)”. Además, “Santiago es la ciudad más tecnológica de Latinoamérica (Tech Cities 2017)”.
“Contamos con capital humano avanzado de alta calidad y salarios competitivos, menos barreras y más oportunidades para testeo de productos (en términos legislativos, geográficos y de mercado), tenemos tratados de libre comercio con más de 30 países (tax friendly), y somos el país más estable política y económicamente de Latam”.
En su opinión, tanto Latinoamérica en general como Chile en particular han entendido en estos últimos 5 o 7 años “que la única manera de crecer y diversificar nuestra matriz productiva es con innovación y emprendimiento”. “Desde los diferentes sectores se está cambiando la manera de pensar y hacer las cosas”. De esta forma, “los gobierno generan políticas pro emprendimiento e innovación, las empresas cada vez están más abiertas a hacer match entre sus necesidades y las soluciones de los startups; y la sociedad civil piensa que se puede emprender por decisión propia y no porque no se pueda encontrar trabajo en una empresa grande”.
“Aún nos queda camino por recorrer con las startups y ahí es donde estamos con Start-Up Chile: pensar global, hacer desarrollos disruptivos que sean altamente riesgosos pero con alto potencial de retorno –concluye-. Aún nos queda pendiente el desarrollo del Venture Capital en Chile y Latam, y tenemos que seguir trabajando en ello, pues podemos tener emprendimientos increíbles, pero si nadie los quiere financiar, nos frena el desarrollo”.