El campo sigue siendo conservador. En la agricultura todavía no hay un aperturismo claro hacia las nuevas tecnologías. En lo agroalimentario algo más. No hay relevo generacional. Pero en el futuro no pintan bastos. Rosa Gallardo es la directora de la Cátedra de IA para Agricultura de la Universidad de Córdoba, una experta en ambos campos que se ha prestado a una entrevista para hablar sobre su trabajo, la formación necesaria y lo más difícil: ¿habrá cambio de cultura? Ella es optimista.
Por poner en contexto. Esta cátedra surge como respuesta a una convocatoria del año 2022 por parte del Ministerio de Transformación Digital, donde había la posibilidad de presentarla. Uno de los objetivos era mejorar la agricultura y la Universidad de Córdoba presentó un proyecto de IA asociada al agro, extendido al sector agroalimentario y forestal en general. Ni qué decir tiene que lo consiguieron: una cátedra universidad empresa (junto con Hispatec, Greenfield Technologies, Fertinag y Deuser).
“Está teniendo éxito y estamos percibiendo que el sector necesita acompañamiento. Es una tecnología que ahora mismo está de tremenda actualidad, y el sector es consciente de ello. Tras las distintas actividades de comunicación que hacemos percibimos mucho interés por poder colaborar con la cátedra para emprender nuevos proyectos”, cuenta Gallardo.
Además de las empresas que inicialmente se implicaron, están notando también la llamada y la demanda por parte de otras muchas empresas del sector, algunas con problemas concretos, otras con propuestas generales y la respuesta está siendo muy positiva. Lo que muestra, según ella, la necesidad que hay tanto de la tecnología como de la oportunidad de diseñar instrumentos que puedan acompañar al sector.
Un abordaje múltiple para romper barreras que van más allá de lo tecnológico
Aún con ciertas reticencias, la IA es ya una realidad en el sector y hay ejemplos clarísimos en asistentes virtuales, gemelos digitales, modelos predictivos, demanda de insumos también en la agroalimentaria para procesos y calidad. Es una realidad en gestión inteligente del riego, vehículos autónomos. “Pero es verdad que creo que no estamos frente a un problema tecnológico”, admite.
“La IA aporta al sector mucho, pero creo que tendremos un problema si no logramos extraer ese potencial, si pensamos que esto es solo un problema tecnológico. Creo que estamos ante un problema de transformación digital, que necesita abordar otras cosas como lo social, lo económico, lo formativo, lo institucional. Hay que prestar mucha atención a estas variables. Necesitamos formación y capacitación para que se pueda desarrollar todo su potencial. Que todos los actores del sector den un pasito, pequeño, mediano o grande, para que la inteligencia artificial tenga apoyo. Necesitamos un cambio de cultura, más colaboraciones y alianzas”, considera la experta.
“El agrario es un sector heterogéneo en el que la incorporación de la IA requiere de acompañamiento público” (Rosa Gallardo)
Y también algo importante: se necesita ajustarla a las necesidades reales. La IA tiene muchas especificidades, con características que hay que conocer, con condiciones de partida muy diferentes y hay que escuchar mucho al sector, ponerlo dentro del problema y entender que hay que ayudar a avanzar y tomar mejores decisiones, señala. “Esta es la herramienta idónea y poner el foco solo sobre ella puede paralizarnos. Y que no pueda desarrollar todo su potencial…”. “Necesitamos incorporar jóvenes”.
Para Rosa Gallardo, la inteligencia artificial es ya una realidad. Ahora mismo, el sector se encuentra en un modelo de innovación que es un modelo en red, donde todos los actores deben estar interconectados y cada uno con lo que le corresponde. Por ejemplo, cree que se están dando muchos pasos en capacitación y competencias digitales. Que hay propuestas digitales. Que hay ofertas formativas de cursos, de seminarios, conferencias de este tipo de herramientas que pueden entrar en esta necesidad de formación.
Otro elemento importante es la incorporación de jóvenes en el sector. “Necesitamos sumar jóvenes, sin duda”, demanda. Para ello, de todos modos, se trabaja en diferentes vías. Y es que el ritmo de incorporación de tecnología y herramientas digitales en el agroalimentario será paralelo a la incorporación de jóvenes. “Se trabaja mucho, hay innovación, vanguardia tecnológica, se atrae a jóvenes que antes no habían pensado en este sector para desarrollarse profesionalmente, pero ahora se puede pensar en él como una opción de interés muy ligado a las tecnologías”.
Asimismo, también cree que hace falta mucha más colaboración entre las distintas etapas en niveles formativos, “no solo hacen falta profesionales de nivel universitario”, subraya Rosa Gallardo. Cada vez cala más la idea de que de la FP salen técnicos con unas competencias muy útiles para lo que el sector demanda, los llamados profesionales complementarios.
Proyectos concretos
La experta es clara: “Todos sabemos lo que la inteligencia artificial puede hacer, pero ha llegado el momento de demostrar, no de mostrar. Se necesita ver lo que esta herramienta puede aportar. Creo que en eso estamos y la cátedra quiere colaborar en eso, mostrar lo que la IA puede hacer en este sector”.
La IA hace muchas cosas muy bien, pero no lo hace todo, no va a eliminar ni los actores del sector, ni va a sustituir a nadie. Esa amenaza con la IA no existe. Viene a acompañar y tomar mejores decisiones. La directora de la cátedra también considera que todo esto se trata de demostrar qué tipo de decisiones puede llevar la IA: ¿Demandas de insumos? ¿Optimizar la logística?
“Nos puede ayudar a tomar mejores decisiones, a gestionar recursos, optimizar aplicaciones de productos fitosanitario con dosis adecuadas, ayudar al asesoramiento personalizado de agricultores, asistentes virtuales que pueden ser muy útiles para el asesoramiento…”.
Con la IA se puede reducir hasta un 30% el agua que se utilizaba para el riego, por lo que, además del impacto económico, tiene un impacto ambiental. Además de estos beneficios, mejora la calidad de vida de agricultores y ganaderos. Collares inteligentes que permiten el seguimiento del ganado por geolocalización y saben su estado sanitario. Vallas inteligentes que saben quién entra, quién no, horarios. Bebederos inteligentes que solo se abren ante animales domesticados, y se cierran frente a los salvajes.
Rosa Gallardo destaca también que este es un sector heterogéneo, no cualquiera puede utilizar cualquier tecnología, ya sea por economía a o por otra dimensión: hace falta un acompañamiento público con estrategia, política, ayudas, que permita que aquel que pueda utilizar la IA salve estas barreras,
¿Qué hace la cátedra?
En el caso de la Cátedra de IA para Agricultura de la Universidad de Córdoba, hay cuatro áreas técnicas esenciales. La primera son espacios de datos, fundamentales para que la que la IA pueda avanzar, que pueda servir para las distintas plataformas. Para disponer de datos en cantidad y calidad para que el resto de tecnologías pueda funcionar.
La segunda área son los asistentes virtuales; es más, ya cuentan con una, desarrollada junto a Hispatec, llamada Margaret, que utiliza la IA para el trato con los clientes, la gestión de la propia empresa y que permitirá el dialogo con Whatsapp, órdenes de trabajo, interacciones de cada momento.
El tercer ámbito son modelos predictivos: predicciones de cosecha se han hecho muchos, pero ahora se están haciendo modelos predictivos para enfermedades y plagas, como con la mosca del olivo, para identificar y diseñar trampas inteligentes que permitan luchar contra este problema en olivar. También están diseñando una herramienta con visión artificial para olivos, para demanda de agua o para el propio riego, que per- mite una mejor planificación.
Y, por último, el área de gemelos digitales, que permite ver realidades virtuales exactas para simular, analizar y evaluar lo que ocurre cuando se modifican determinadas variables. Y tienen gemelos en almazaras, en riego y en su finca experimental: Rabanales, dentro del campus de la Universidad de Córdoba.