El satélite Rosetta, que ha estado doce años orbitando por el espacio dándonos a conocer los misterios que este entraña, ha finalizado su misión. Su suicidio programado ha dado fin a uno de los proyectos europeos más interesantes de la historia, por no decir el que más. Toda Europa ha estado pendiente de su última misión, y España no iba a ser menos, ya que la contribución de nuestro país (Sener, CSIC, UPM, Thales España o el Instituto Astrofísico de Andalucía) al satélite ha sido vital para que haya durado tanto en el espacio.
“Gracias a este enorme esfuerzo internacional a lo largo de décadas, hemos logrado nuestro objetivo de llevar un laboratorio científico de primer orden a un cometa para estudiar su evolución en el tiempo, algo que ninguna otra misión de este tipo ha intentado siquiera”, ha afirmado el director de Ciencia de la Agencia Espacial Europea (ESA), el español Álvaro Giménez.
La colisión de Rosetta sobre el cometa que llevaba investigando durante dos años, se ha debido a la incapacidad del satélite para recibir energía del Sol por sus placas solares. “Esta misión se ha prolongado durante carreras profesionales enteras, y los datos recopilados mantendrán ocupados a generaciones de científicos durante las próximas décadas”, ha asegurado Giménez. Tras más de 8.000 kilómetros recorridos, Rosetta ha descubierto la forma del cometa, el desplazamiento del polvo por su superficie y la “atmósfera” de este.
“Algunos de los resultados más importantes e inesperados tienen que ver con los gases expulsados del núcleo del cometa, incluyendo el descubrimiento de oxígeno y nitrógeno moleculares, así como de agua con un sabor distinto a la de nuestros océanos”, han explicado desde la ESA. En resumen: los resultados obtenidos por Rosetta hasta el momento apuntan que los cometas son vestigios de las primeras fases de formación del Sistema Solar, y no fragmentos de colisiones entre cuerpos de mayor tamaño en fases más tardías. Asimismo, la información recopilada muestra que, en los cometas, se encuentran los componentes que dieron lugar a la formación de planetas hace 4.600 millones de años.
Con un saber agridulce, científicos españoles e internacionales han subrayado, tras el fin de la misión, “esto es solo el principio”. Ahora, quedan muchas cosas más por descubrir sobre los cometas en uno de los archivos, el que ha recopilado Rosetta durante todos estos años, más importantes de los últimos años.