El CSIC, junto con Cotec y Huella Responsable, ha lanzado el proyecto Rural 3D. Esta iniciativa tiene un objetivo claro: utilizar la impresión 3D para reindustrializar la España Vacía. Para ello, propondrán medidas políticas para ayudar a empresas a implantar estas nuevas tecnologías y fomentar la inversión pública, así como la privada, en estas zonas.
De este modo, la iniciativa Rural 3D recopilará las expectativas y barreras percibidas por las administraciones públicas locales y los ciudadanos rurales hacia este innovador modelo de fabricación a través de un estudio, que se realizará de abril a septiembre de 2023.
Iñaki García, investigador del CSIC que lidera el proyecto Rural 3D, explica que en zonas como Cataluña y País Vasco, más industrializadas, la fabricación aditiva está empezando a ser importante. Pero que, en otras zonas menos industrializadas, aún hay empresas grandes que pueden usar esta tecnología para mejorar sus procesos.
Y es que hay muchas formas de imprimir 3D: desde las más baratas, para hacer piezas de plástico, hasta otras más caras, que pueden imprimir metal. “Al final, el objetivo es proponer unas políticas para quien quiera utilizar la fabricación aditiva: ayuntamientos, diputaciones y demás, sepan qué es lo que se puede hacer”.
Así, han seleccionado tres municipios con entornos industriales “diferentes” de zonas rurales. Son Carrizosa (Ciudad Real), Moraleja (Cáceres) y Cervera del río Alhama (La Rioja). En ellas, se trabajará sobre la fabricación aditiva aplicada a los procesos industriales, en la que simplifica la fabricación, el almacenaje y la distribución, lo que supone un punto de inflexión en la industria en términos de eficiencia y productividad.
Impresión 3D en zonas rurales
Para García, actualmente hay muchas iniciativas para crear empleo, pero no hay muchas que sean industriales. “Industriales de crear industria. Hay ayudas para que la gente viva con mejores medios, con mejor formación y demás. Pero no para que la gente joven se quede en los pueblos trabajando en industrias. Hay que crear empleos de este tipo”.
De ahí que la labor de Rural 3D sea dar otra herramienta a las políticas y que, cuando haya estos planes, las administraciones se atrevan a darles salida. “La gente se piensa que las fábricas son muy grandes, la imagen del siglo XVIII…. Pero en la impresión 3D hay dos vertientes”, explica. “En la fabricación aditiva es importante el diseño. Puede haber, por ejemplo, alguien en un pueblo diseñando productos con impresión 3D y que lo venda en Polonia. O, por otro lado, que se diseñe en Polonia y se fabrique en la España Vacía. Esto es algo que se puede implementar en zonas rurales”, afirma.
Según el investigador del CSIC, hay un gran desconocimiento sobre este tema y también hay empresas que no saben valorar las posibilidades de la fabricación aditiva. «Una vez que una empresa empieza a conocer la impresión 3D lo difícil es que no vean oportunidades. Todo depende de lo innovadora que sea una empresa y eso no depende de que sea de la España Vacía”.