Más de 2.000 sacos basados en textil de rafia se han enviado al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con el objetivo de servir como bolsas para alimentos y productos de primera necesidad. La idea es que sean más sostenibles y duraderas, ya que también están hechas de materiales reciclados y de estructuras multicapas de polipropileno.
En este proyecto ha participado el Instituto Tecnológico del Plástico, también conocido como Aimplas. Fuentes del centro han indicado a Innovaspain, que trabajan desde hace años en formulaciones que, por un lado, permitan alargar la vida útil del alimento, y por otro lado, que el propio packaging mantenga sus propiedades durante la vida útil del alimento en cuestión.
“La experiencia del centro en trabajos con materiales vírgenes y reciclados, así como con diferentes tipologías de aditivos y métodos de adición de los mismos, nos ha permitido poder llevar a cabo los desarrollos realizados en el presente proyecto de bolsas para ayuda humanitaria”, indican.
Concretamente, Aimplas ha llevado a cabo el diseño de la ya mencionada estructura basada en polipropileno, en la cual se han incorporado formulaciones previamente evaluadas que pretenden mejorar el desempeño de los sacos. En el proyecto también ha colaborado Rafia Industrial, del grupo Armando Álvarez, que se ha encargado de la producción de los sacos de rafia a escala industrial, proporcionando diferentes tipologías de sacos en las diferentes ubicaciones de la iniciativa.
Irán a Camerún, India y Turquía
Según su información, estos desarrollos se han implementado en más de 1.500 sacos para el transporte de harina de trigo y alubias, los cuales permiten retrasar la degradación de la bolsa por exposición a factores ambientales, en algunos casos extremos. Además, el centro tecnológico ha formulado “un segundo recubrimiento que incorpora material reciclado que se ha aplicado a 500 sacos más que contendrán mantas".
En cuanto a la capacidad de los sacos, subrayan, durante este proyecto se han desarrollado diferentes tipologías de sacos, para el contenido de 25 kilogramos y 50 kg, tanto para productos alimentarios como no alimentarios.
Por otro lado, sobre la parte “sostenible” del proyecto, desde Aimplas recuerdan que las bolsas con contenido de reciclado tienen un tiempo de procesado análogo al de las bolsas convencionales; "de hecho, el comportamiento del material reciclado en el procesado nos ha sorprendido gratamente por su similitud al material virgen”, aseguran.
“También es cierto que cuando trabajamos con material reciclado hay que ajustar la formulación plástica en términos de aditivación en vistas a extender al máximo la vida del producto, y por tanto, que las prestaciones de estas bolsas se asimilen lo máximo posible a las de una bolsa convencional”.
Por último, cabe recordar que los sacos de Aimplas se someterán a una prueba de campo en Camerún, India y Turquía gracias a este proyecto, financiado por Innovation Norway y liderado por el CICR junto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA). Asimismo, está gestionado por dss+, una consultoría de sostenibilidad, y se rige por un Comité Directivo formado por las tres organizaciones humanitarias, Innovation Norway y la Cruz Roja Noruega.