Dos mililitros de saliva son suficientes para saber si una persona tiene SARS-Cov-2, el virus que provoca la enfermedad COVID-19. En este tipo de prueba trabaja un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) liderado por Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología (IBt).
El procedimiento es hasta un 50 % más económico que la recolección de muestras con hisopos en nariz y garganta y acelera el diagnóstico. "La toma no usa hisopos que son muy caros y difíciles de producir. Se ahorra también dinero en el equipo del personal", detalla la ganadora del Premio L'Oréal-UNESCO para las Mujeres en la Ciencia 2012. Además, disminuye el tiempo de trabajo por muestra, de 30 a 10 minutos.
Otra de las grandes ventajas de las pruebas con saliva es que no son invasivas, y permiten así evitar el dolor que provocan los hisopos dentro de la nariz. Simplemente hace falta guardar saliva en la boca durante dos minutos. “Para regresar al trabajo en muchos lugares están haciendo pruebas cada 15 días. La tercera vez ya te sale sangre, (el hisopo) te lastima muchísimo, es muy invasivo”, asegura.
Asimismo, es más seguro para el personal de salud, pues evita los estornudos y tos que ocurren frecuentemente cuando el hisopo es introducido en la nariz y boca. “Esa auto-toma no implica riesgo para el tomador”, afirma.
Las pruebas han llamado la atención de otros países “Ya nos escribieron de España para que les comentemos nuestras experiencias y empezar a trabajar con este sistema en sus comunidades”, agrega López. Las pruebas de saliva pueden ayudar a aumentar la capacidad de las pruebas de laboratorio y, con ello, ayudar a los países a levantar las restricciones de movilidad.
La prueba con hisopos o con saliva son PCR en tiempo real, la única que puede detectar si una persona tiene el virus, la llamada “prueba de oro”. "El diagnóstico es el mismo, la diferencia es la toma de la muestra y el proceso para extraer el virus", detalla. La PCR (por sus siglas en inglés de ‘Reacción en Cadena de la Polimerasa’) permite detectar un fragmento del material genético del virus.
El primer paso en las pruebas PCR con hisopos es introducir uno en la nariz y otro en la garganta, el problema es que “cada vez hay menos hisopos, especialmente para la nariz, por lo que solo se está usando la muestra orofaríngea, lo que reduce a la mitad el material colectado para la detección del virus”, detalla la experta.
En Estados Unidos, un método similar ha sido diseñado por la Universidad de Yale y ya fue aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés). Japón ha comenzado a realizarlas de manera masiva y Argentina ha desarrollado un test rápido del virus con nanopartículas de plata que también funciona a partir de la saliva.
Regreso a oficinas y escuelas
En todo el mundo crece la incertidumbre por la vuelta a las oficinas y escuelas. Herramientas como estas permiten tomar muestras en poblaciones grandes. Para la experta, lo ideal sería que todo el mundo tuviera acceso a una prueba PCR antes de volver a los trabajos y escuelas. “Si queremos que los empleados de una fábrica regresen, lo ideal sería muestrear un porcentaje representativo de ellos”, asegura. El problema es que, aún pese a la reducción de costes con estas nuevas pruebas, siguen siendo caras. "¿Qué país puede solventar estos 20 dólares (por cada una)?", cuestiona. "Tiene que haber pruebas muchísimo más baratas, esta es una solución parcial", zanja.
¿Cómo funciona?
La investigadora y su equipo han aplicado este proceso en 253 pacientes —hombres y mujeres de 9 a 80 años— en el estado de Morelos, en colaboración con el sistema de salud del estado desde junio. “Hicimos pruebas paralelas y encontramos que son igual de buenas”, asegura López. Esperan aplicarlo en el corto plazo en otros estados. También están en discusiones con la UNAM para que se aplique en esta vuelta a clases.
La investigación ha sido realizada en colaboración con Joaquín Moreno, Marco Antonio Espinoza, Carlos Sandoval y Carlos Arias, todos del IBt, junto con la Secretaría de Salud de Morelos, y ha sido publicada en el Journal of Clinical Microbiology.
La experta destaca que están trabajando en el diseño de una prueba diagnóstica serológica (de anticuerpos en sangre) para identificar a quienes ya estuvieron infectados, pero fueron asintomáticos.