En el mundo financiero resuena con fuerza en los últimos meses una palabra: Sandbox. Literalmente significa ‘caja de arena’ y hace referencia a un arenero; ese pequeño recinto donde los niños pueden jugar y experimentar en un entorno controlado. Basándose en este sencillo principio, lo que busca el sector es generar un entorno adecuado para el desarrollo del ecosistema de innovación fintech en España. Su aprobación definitiva está al caer –la pasada semana el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de Ley para la creación del sandbox– y tanto el Gobierno como los actores más relevantes del ecosistema tecnológico financiero ya prevén sus beneficios: 5.000 nuevos puestos de trabajo y una inversión superior a los 1.000 millones de euros .
La Asociación española de Fintech e Insurtech (AEFI) ha participado de forma activa en todo el proceso. Su apoyo a la aprobación del proyecto de ley ha sido evidente desde el principio y, como ha expresado públicamente durante prácticamente el último año, se muestra muy satisfecha «porque su puesta en marcha permitirá situar a España a la cabeza de la innovación tecnológica financiera», justifica su presidente Rodrigo García de la Cruz.
No obstante, la AEFI reclama que los supervisores cuenten con los recursos mínimos necesarios para poder trabajar con los proyectos que entren en el sandbox. El proyecto, que se remitirá en breve a las Cortes para su tramitación parlamentaria, establece un entorno jurídico que garantice que el proceso innovador en el ámbito financiero se desarrolla de forma eficaz y segura para los usuarios. «El sandbox es esencial para aumentar la competencia y mejorar y actualizar la regulación existente en lo relativo a la creación de empresas innovadoras en el sector financiero, como resultado de la dinámica positiva de los nuevos competidores en el sector financiero», subraya García de la Cruz.
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Además del impacto directo en la inversión y el empleo, el sandbox se copostula como «el espacio perfecto» para generar nuevas iniciativas que aceleren la transformación de la innovación financiera, animar una mayor competencia, que se reduzcan las barreras de acceso y se agilicen los procesos. Las entidades o proyectos innovadores, que se encuentran en fase madura (suficientemente avanzados capaces de aportar valor añadido en aspectos como la mejora del cumplimiento normativo y de la protección a la clientela, el aumento de la eficiencia o la mejora de la calidad en la prestación de servicios financieros) podrán emprender su actividad bajo la modalidad de exención, para el caso de actividades que pueden situarse bajo el paraguas del regulador con la normativa actual, o bien bajo la modalidad de no sujeción, para aquellas actividades aún no reguladas por su carácter innovador.
Como ha podido saber Innovaspain, la AEFI ha remarcado una serie de retos que tendrá que afrontar el sandbox español tras su aprobación definitiva en trámite parlamentario. Por ejemplo, la tramitación rápida para arrancar cuanto antes –el propio presidente Rodrigo García de la Cruz ya incidió el pasado mes de junio de la necesidad de tener listo el sandbox a comienzos de este año– y una apuesta clara por el criterio de proporcionalidad y el principio de igualdad de trato para las entidades. A su vez, la AEFI considera primordial una implantación «con ambición» que permita situar a España como uno de los países de referencia en el ámbito de la regulación fintech, animando la atracción y mantenimiento del talento nacional e internacional.
La colaboración es otro punto fundamental. Se trata de juntar a todos los players de la industria para facilitar la inversión en fintech, ya que el proyecto dibuja que las entidades financieras y el capital riesgo puedan invertir en startups y colaborar con ellas. Este aspecto enlaza con otro que no solo preocupa en el mundo fintech, sino en otros sectores: evitar la fuga de talento hacia otros espacios regulados que ya se han creado en diferentes países.