Doctora en Neurofísica por la Universidad de Barcelona, bailarina, profesora de yoga, divulgadora… En ‘Neurocuídate’ (Aguilar), Sara Teller avanza en el camino que abrió con su primer libro, ‘El cerebro de la gente feliz’. La nueva publicación nos habla de manera clara, rigurosa y práctica de la importancia de comprender mejor nuestro cerebro, sus potencialidades e imperfecciones, tanto para ganar en calidad de vida (mental y emocional) como para conocernos mejor “desde la liberación y la aceptación de ser como somos”.
“Estudié física porque me motivaba descubrir los misterios de la vida y el universo. Después pasé a la neurociencia para entenderme mejor a mí misma y el funcionamiento del cerebro”, explica Teller al otro lado del teléfono. En el momento de esta entrevista, la experta se encuentra a pocos días de dar a luz. Asegura que en sus líneas de investigación ha preferido poner el foco en el bienestar. “Yo misma sufrí ansiedad durante varios años. La neurociencia clásica ha preferido centrarse en resolver aquello que está mal, ya sean problemas físicos o mentales. Hay otras maneras de solventarlos, llevando nuestra vida hacia un mayor bienestar”.
Conocernos para comprendernos
Con Neurocuídate, la autora ha demostrado que el rigor científico no está reñido con la posibilidad de llegar a un público amplio. “Es una de las controversias a las que me enfrento. Vende más el enfoque sensacionalista, los grandes titulares o posicionarte claramente cuando surge un nuevo boom. Es importante que el mensaje llegue, pero sin dejar de lado la veracidad. La dificultad a la hora de trasmitirlo está en lograr el equilibrio entre una base científica sólida y un conocimiento apto y aplicable para todos”.
En las páginas del libro queda clara una cosa: somos un gran desconocido para nosotros mismos. “Uno de los objetivos que me propuse era hacer ver que, cómo nos sentimos, cómo pensamos y actuamos, parte de un ‘cableado’ único. De ahí que sea importante indagar en las limitaciones y potencialidades del cerebro. Entenderlo nos lleva a aceptar con más firmeza determinadas cosas que nos suceden, por qué actuamos de un modo u otro o el origen de nuestros instintos primitivos. Cuando empezamos a ver qué hay detrás de estos actos y sentimientos nos liberamos. Adoptamos una relación de compresión con nuestra mente”.
Esfuerzo motivador
La segunda parte de Neurocuídate dota al lector de herramientas prácticas para sacar el máximo provecho a toda esa información. “Hablamos tanto de incorporar cosas a nuestro día a día como de quitar aquello que hacemos mal”.
El ritmo de vida actual mezclado con los avances científicos ha derivado en una corriente creciente que promueve cambiar el rumbo emocional. Lo que no está tan claro es si tenemos la fuerza de voluntad suficiente como para dar un giro que de verdad provoque un efecto notable. Son los tiempos de la inmediatez. “Si pretendemos que nuestro cerebro integre algo nuevo, sí o sí, tendrá un coste cognitivo. Crear nuevas conexiones neuronales requiere esfuerzo. El cerebro está cómodo con nuestras malas praxis, son fuertes, le permiten optimizar, ahorrar recursos. La buena noticia es que podemos cambiar”.
Sara Teller da algunos consejos para facilitar este proceso adaptativo. “Existen métodos para que lo nuevo se instaure más fácil y rápido. En lugar de recurrir a la agotadora fuerza voluntad, optemos por la dopamina, un neurotransmisor que nos ayuda a motivarnos y a movernos. Para generarla, centrémonos primero en una sola cosa que queramos introducir, un hábito saludable, por ejemplo, teniendo muy presente cuál es nuestra intención para dar el paso. Hemos de proponérnoslo de manera sencilla y atractiva. El cerebro necesita recibir una compensación para repetirlo un día tras otro hasta naturalizarlo”.
Redes sociales vs Relaciones sociales
Por evidencia y mero sentido común sabemos qué hay cosas que nos ayudan a vivir mejor. Ahora la ciencia las hilvana y conecta, con el cerebro a los mandos. Sara Teller menciona un conocido estudio de la Universidad de Harvard en el que más de 100 personas fueron estudiadas durante 80 años. Conclusión principal: el factor número uno que nos hace felices tiene que ver con unas buenas relaciones sociales. “Cuando nos encontramos junto a gente querida, el cerebro se siente en calma y protegido. Es un sentimiento muy potente que induce al bienestar”.
Otras veces, nos sentimos ‘virtualmente’ queridos o reconocidos. Teller llama a tomar precauciones con las redes sociales. “Nos enganchan porque nos dan un feed back positivo sobre nosotros. Aumenta la dopamina y queremos más y más. No todos los días recibimos los mismos likes. Este carácter variable es el secreto de su poder adictivo. Pero las redes han venido para quedarse. No se trata de eliminarlas del todo, pero sí de hacer un uso cada vez más consciente. Cuando nos llevan a dejar de hacer otras cosas más prioritarias o a no dedicarnos tiempo a nosotros mismos, se convierten en un problema”.
Y si queremos alejarnos un rato de los dispositivos móviles, nada mejor que un paseo por el bosque. “No es casual que en los hospitales empiecen a preocuparse de que las habitaciones tengan vistas a la naturaleza. Este contacto mejora el bienestar físico y mental”.
El triángulo fundamental: alimentación, ejercicio y yoga
El segundo cerebro humano ‘vive’ en nuestro aparato digestivo. “Lo que comemos nos afecta a nivel mental a través de la microbiota”, afirma Sara Teller. “La flora intestinal ayuda al buen desarrollo y al correcto funcionamiento del cerebro. Recomiendo llevar a cabo una dieta variada sin dejar fuera ningún alimento como proponen algunos gurús. La dieta mediterránea o la japonesa son muy saludables para el cerebro. Pueden producir neurotransmisores que nos hacen sentir bien y protegen de la neuroinflamación, del embote mental”.
La autora de Neurocuídate define el ejercicio físico como un “bálsamo increíble” para el cerebro. “Nos ayuda a potenciar las habilidades cognitivas; desarrollamos el hipocampo, la memoria y el aprendizaje. Ganamos salud física y emocional. No hace falta pegarse grandes palizas: basta con 20-30 minutos diarios de ejercicio moderado. Liberaremos endorfinas, serotonina y dopamina”.
Uno de los terrenos que mejor conoce Teller, es el del yoga y sus secretos. “Es un ejercicio físico consciente y lento, que nos permite meditar en activo, en movimiento. De este modo, ganamos en capacidad para decidir si quiero estar aquí y ahora, en el presente, o divagar. Gracias a esa consciencia corporal, manejaremos mejor la ansiedad y el estrés. Activamos el nervio vago en el sistema pasasimpático, que es el de la relajación. De forma increíble, el yoga regula el sistema nervioso”.
Lo que viene
Sara Teller opina que el gran enigma del cerebro pendiente de desvelar es la construcción de la conciencia. “Cuando avancemos en ese sentido, la inteligencia artificial vivirá su auténtica revolución, seguramente la definitiva. Si sabemos cómo funciona la conciencia, ¿podremos crear un ser humano? Paradójicamente, la sociedad de hoy nos lleva a vivir casi como máquinas. Pretendemos hacerlo todo, bien e inmediatamente. No somos robots. Tenemos un cerebro primitivo que no está preparado para vivir en este mundo”.