La mayoría de los medios de comunicación se ha decantado por informar sobre la pandemia empleado ilustraciones a color y en 3D del SARS-CoV-2 pese a la existencia de fotografías reales del virus. Con la irrupción del COVID-19, en pleno confinamiento, investigadores del Instituto de Radio Televisión Española y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), llevaron a cabo una primera aproximación para determinar qué imágenes del nuevo coronavirus estaban siendo más utilizadas. “En marzo de 2020 recogimos 71 imágenes distintas, analizadas en base a varios parámetros y categorías: ilustración-fotografía, 2D-3D, blanco y negro-color y qué fuente la publicaba (medio de comunicación, enciclopedia, repositorio, organismo)”, explica a Innovaspain Celia Andreu-Sánchez, investigadora en el grupo Neuro-Com de la UAB.
En todo el mundo, no solo en España, los medios optan, en un porcentaje que oscila entre el 70 y el 90 % de los casos, por publicar imágenes en color y 3D. Sin embargo, en ese momento tan inicial ya era posible acceder a imágenes reales del SARS-CoV-2. “Prefirieron recurrir a ‘dibujitos’, cuando la microscopía electrónica permitía otras opciones”, añade la investigadora. Ante esta coyuntura, Celia Andreu-Sánchez y Miguel Ángel Martín-Pascual, del Instituto de Radio Televisión Española y también integrante del grupo Neuro-Com, decidieron ir un poco más lejos con una investigación publicada recientemente en Plos One.
“¿Modificarían los medios el tono de piel de Pedro Sánchez o publicarían un dibujo para informar de un atentado en Kabul?”
“Nos preguntamos hasta qué punto esa representación del virus podía influir en el comportamiento de la gente”. Con la movilidad restringida y ante la imposibilidad de emplear determinadas tecnologías de neuroimagen, los investigadores optaron por una encuesta tradicional como método de investigación. Se propusieron saber más sobre el impacto en la sociedad de esas imágenes. Consultaron a 300 personas de distintos países por cuan bello, realista, científico, didáctico, contagioso o aterrador les parecía el virus en una selección final de 46 imágenes. De este cuestionario extrajeron 90.000 respuestas, una muestra amplia como para sacar conclusiones.
“Las ilustraciones en 3D y a color fueron percibidas como más bellas frente a las fotografías realista. Los medios han seguido decantándose por las primeras. Lo han hecho incluso con adaptaciones corporativas, en un ejercicio casi de branding. Han adaptado los colores del virus en los informativos de TV -verde en La Sexta, naranja en Antena3- para que encajen con el ‘look’ del plató”. La investigadora lanza una pregunta. “¿Modificarían el tono de piel de Pedro Sánchez o publicarían un dibujo para informar de un atentado en Kabul?”. Celia Andreu-Sánchez cree que los espectadores aceptamos con normalidad la alteración de un virus que está matando a millones de personas. “Los encuestados señalaron que las fotos en 2D y en blanco y negro les parecían más científicas, didácticas y realistas. También les llevaba a percibir un virus más contagioso, les daba más miedo”.
Responsabilidad e ignorancia
Literatura científica previa constata el poder de la comunicación científica sobre los ciudadanos. “El problema es que hemos pasado de un grupo de periodistas especializados en ciencia, a que la ciencia sea parte de la narrativa y la gran protagonista en todos los medios”. ¿Se ha perdido entonces la oportunidad de divulgar en una dirección e influir en un sentido positivo? “Creo más bien que de manera inconsciente, con más dosis de ignorancia que de manipulación, los periodistas han hecho fake news con las imágenes. En Neuro-Com lo llamamos imagendemia”, apunta Celia Andreu-Sánchez.
Una de las imágenes más utilizadas ni siquiera corresponde a un coronavirus. “En 2015, Bill Gates impartió una charla TED en la que ya avanzaba la posibilidad de una pandemia. Entonces mostró una imagen del virus de la gripe, atribuida erróneamente al SARS-CoV-2”.
En el grupo de investigación liberan de responsabilidad a los espectadores, pero exigen una mínima validación informativa a los medios. “Ante cualquier duda, los periodistas podían haber consultado a los expertos antes de publicar determinadas imágenes. Tenían en su mano alternativas. Por ejemplo, al comienzo de la pandemia, Wikipedia o la Enciclopedia Británica sí optaron por fotografías en blanco y negro del virus. Los medios deben hacer una reflexión sobre la veracidad de aquello que presentan a su audiencia”.
Para cambiar esta tendencia y prevenir a futuro, Celia Andreu-Sánchez no cree en la necesidad de establecer protocolos de actuación. “En teoría, los periodistas saben hacer bien su trabajo”. La investigadora sí consideraría la conveniencia de difundir entre los medios recomendaciones elaboradas por los científicos sobre el empleo de imágenes en situaciones excepcionales como la actual.