El COVID-19 paró en seco el turismo en todo el mundo. La industria vio cómo dejaban de moverse 1.500 millones de turistas y pasaban a peligrar 330 millones de puestos de trabajo, un 10,4 % del empleo mundial. La emergencia ha demostrado que el sector necesita reflexionar sobre su modelo competitivo y su verdadero rol en la economía.
El impacto de la situación derivada del SARS-CoV-2 ha tenido lugar en todos los países, con algunos, como España (segundo destino mundial y primer destino europeo de turistas internacionales), a la cabeza de los damnificados. Los números de la industria nacional hablan solos: 72.000 millones de euros de ingresos turísticos, el 12,4% del PIB y 2,5 millones de empleos.
En los últimos 20 años, todas las Comunidades Autónomas han sido partícipes del crecimiento continuado del sector en Valor Agregado Bruto y Empleo. Un ascenso solo interrumpido en 2010-2011 a consecuencia de la crisis económica. El turismo ha creado más de 44.000 empleos entre los años 2000 y 2018. En los últimos cuatro años, España ha asistido a un incremento cercano al 30 % en el número de llegadas de turistas internacionales.
Garantía de prosperidad
Con el objetivo de diseñar una hoja de ruta para el turismo poscovid, la Secretaría de Estado de Turismo, a través de SEGITTUR, ha elaborado el estudio 'Innovación turística y especialización inteligente en España. Palancas imprescindibles para la recuperación'. En el informe han participado también Infyde y Fundación Cotec.
Durante la presentación del trabajo ayer en Madrid, Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo lanzaba un mensaje de optimismo a un sector “que nos ha dado décadas de progreso”. Maroto no escondía que son tiempos de máxima complejidad, “pero hay que pensar en inversiones transformadoras a medio y largo plazo. Aunque parezca una utopía, es hora de cambiar el modelo turístico para garantizar la prosperidad. Este modelo estará alineado con un turismo inteligente, accesible, seguro y digital. Es un reto ilusionante para todas las administraciones y para un sector privado que ya mira al futuro”.
Las palancas claves para este impulso serán, según la responsable pública, el conocimiento y la especialización. El Gobierno ha dedicado hasta el momento más de 56.000 millones para ayudar al turismo, “un sector que puede que esté cerrado, pero que no ha parado”. Adicionalmente, el Plan de Modernización y Competitividad del sector turístico inyectará 3.400 millones para la reactivación de un turismo de calidad, “más digital, innovador y sostenible”.
Reyes Maroto invitaba a estrechar lazos entre los actores del sector. “Desde el ministerio promoveremos la puesta en marcha de una Alianza por la Innovación y el Conocimiento Turístico que alinee los esfuerzos de la industria y promueva la colaboración público-privadas. Contaremos también con el conocimiento generado por las universidades. No partimos de cero”.
Las claves
Carlos Romero, director de I+D+i de SEGITTUR y coautor del informe, destacaba en su presentación que la senda de la recuperación exige el apoyo al sector a corto plazo, pero también promover un modelo de crecimiento turístico “resiliente, sostenible y digital”, que garantice la competitividad a futuro.
Según Romero, ahora es el momento de hacer política turística con mayúsculas, “en colaboración con los diferentes niveles de la Administración y aprovechando el potencial de diversificación productiva del sector”. El estudio habla de un turismo de mayor valor agregado, a partir de nuevos destinos de turismo inteligente y empresas intensivas en conocimiento, innovación y nuevas tecnologías.
El trabajo refleja que la llegada del COVID-19 ha acelerado algunos cambios que la industria ya apuntaba y ha traído otros nuevos. “Es urgente apoyar a la pyme turística desde las administraciones públicas en su proceso de transformación digital y sostenible”, aseguraba el directivo de SEGITTUR.
Efecto tractor
Entre las fortalezas a explotar, el informe invita a provechar la diversidad y amplitud de la cadena de valor del turismo español en interacción con otros sectores económicos como las TIC, las Industrias Creativas, las Ciencias de la Vida o la Biomedicina y la Biotecnología.
Las principales interrelaciones del turismo se producen con la industria agroalimentaria (15-20 % de las compras), el comercio (al por mayor y por menor, con un 8-15 % de las compras) y la actividad inmobiliaria (con un 6-10 % de las compras). El informe añade a este respecto que el efecto de la pandemia sobre el turismo ha evidenciado estos vínculos impactando en otras actividades.
Un turismo concentrado
El documento profundiza en dos variables que afectan de manera desigual a las distintas Comunidad Autónomas: especialización y concentración turística. En el caso de la primera, el mejor coeficiente es para Baleares y Canarias. En cuanto al nivel de concentración empresarial, cuatro CCAA (Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid) aglutinan una de cada dos empresas turísticas del país.
“La situación pone de manifiesto la distribución desigual de la actividad turística”, apuntaba Romero. El responsable de SEGITTUR considera que es necesario analizar las capacidades existentes en cada zona y articular políticas y tratamientos diferenciados para la recuperación.
En este sentido, entre los segmentos de nicho sobre los que las Comunidades Autónomas plantean vertebrar sus estrategias de especialización inteligente destacan el enoturismo, la sostenibilidad, la gastronomía, y la salud y calidad de vida. “Algunas regiones señalan al turismo como elemento tractor de otros sectores. También como dinamizador de zonas rurales y vector de crecimiento smart. La innovación y la tecnología son referencias constantes”.
El director de I+D+i de SEGITTUR incidía en la necesidad de aprovechar oportunidades surgidas a raíz de que las regiones innoven juntas en ámbitos como el turismo de negocios, cultural, natural y saludable. Existen además cinco áreas tecnológicas proclives a las sinergias: TICs, gastronomía, salud, patrimonio cultural y transporte y logística.
Menor innovación e inversión en I+D
La información disponible refleja la menor intensidad innovadora y gasto en I+D de las empresas turísticas con respecto al conjunto de las empresas de la economía española. El rasgo más característico de la innovación en la empresa turística es el mayor peso relativo de las innovaciones en comercialización. Es el caso de los nuevos métodos de fijación de precios y técnicas o canales de promoción.
Entre las razones para explicar estos déficits, el estudio habla de dificultades en el acceso a financiación, falta de cooperación empresarial o ausencia de personal cualificado. “Sin embargo, esto contrasta con la importancia que las empresas turísticas otorgan al objetivo de innovar”, señalaba Carlos Romero.
“Hoy empezamos a saldar una deuda con el sector, un motor de la economía al que no hemos tratado como se merece”, añadía Cristina Garmendia, presidenta de Fundación Cotec. “Iniciamos un camino importante, comprometidos con el turismo. Un compromiso basado en la creación del corpus de conocimiento necesario para generar indicadores solventes y en la promoción de actividades innovadoras. Lo que no se mide no avanza, sin innovación no avanza ningún sector y España no puede avanzar sin el turismo” apuntaba Garmendia.
“Pocas veces el turismo tiene la relevancia social que merece”
Enrique Martínez, presidente de SEGITTUR, recordaba que, en el año de la pandemia, España está liderando la estandarización de la normativa europea para una reapertura segura, ya testada en el verano de 2020 en playas, hoteles o museos españoles.
“Pocas veces el turismo tiene la relevancia social que merece”, aseguraba Martínez. “Ostenta un valor económico que nadie niega. Sin embargo, los líderes de la industria turística no tienen la misma consideración que los dirigentes de empresas innovadoras en otros sectores. Es sintomático que hasta 1996 no fuera oficial la primera titulación específica en turismo en un país como España”, añadía el directivo.
Entre otros puntos a mejorar, el presidente de SEGITTUR admitía que echa de menos la conexión del turismo con otras agendas públicas. Una relación que sí existe con la agenda urbana. “Tenemos motivos para la esperanza, como el capital social de un sector en el que la gente se conoce desde hace muchos años. Existe una experiencia previa en transformación colectiva que no tienen otros segmentos”.
En su exhaustivo análisis de toda la cadena de valor, Jaime del Castillo, socio fundador de Infyde, percibe que la industria turística gira en torno a un conjunto de actividades muy basadas en conocimiento tácito, “difícil de formalizar, pero que muchas veces genera innovaciones radicales”.
Del Castillo considera que el turismo tiene que pensar más allá del impulso inicial de los fondos de recuperación europeos. “Después llegarán los fondos estructurales, que serán los que aporten continuidad al apoyo actual. El sector ya estaba obligado a innovar en digitalización y sostenibilidad. Todo ello conforma un círculo virtuoso que transformará de manera radical el turismo”.