Más de 3.000 horas de conciertos en casa

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Segundo Grandío en su estudio de grabación de Galicia, en una foto cedida por el exbajista.

Segundo Grandío, de chaqueta turquesa con vino y una camiseta negra por debajo, se acomoda frente al ordenador. Su cabello largo se mueve un poco de lado a lado, conforme rota la silla. “¿Me oyes bien?”, pregunta. El meneo de la melena, que ya refleja alguna que otra cana, recuerda a cuando maravilló a los escenarios durante la movida viguesa con ese pegajoso riff de bajo de Camino de la cama, icónica canción que compuso como integrante de Siniestro Total. Ahora el ritmo lo lleva desde los despachos. Pero él reniega de la etiqueta de empresario. “Yo soy músico”, sentencia. Su nuevo sencillo no es una composición, sino una plataforma que busca ser lo que es Netflix para las películas y series, pero con lo que él mejor conoce: los conciertos. 

El nombre de este servicio —”no me molesta que lo comparen con un Netflix de conciertos”— refleja un poco que la picardía es algo que Grandío no ha perdido con los años: Tolemias (locuras en gallego). Originalmente, Grandío lanzó la plataforma en 2017, pero este 2021 será una especie de relanzamiento en toda regla. Los tres primeros años, cuenta, fueron de ensayo y error. Lo que pensó para este nuevo proyecto fue producto de las circunstancias. Su productora, Casa de Tolos, trabajó con la compañía telefónica de Galicia R entre 2014 y 2015. El convenio lo obligaba a grabar directos para que fuesen transmitidos en el canal de televisión de R, en una sección de música en vivo bajo demanda. Para ese entonces la idea de pagar por ver cosas en casa ya era lo normal. Así que solo fue cuestión de tiempo para que decidiese montar lo suyo. 

—La idea, ahora con la pandemia, cae como anillo al dedo… 

—La verdad es que podría ser mejor. Vamos a relanzar el proyecto con fuerza. Al principio todo fue cuesta arriba, y no por el tema de contenidos, que siempre fue muy rico.

Cierto es que no es lo mismo producir un concierto a distancia que hacerlo in situ. Además, pueden cruzarse muchos problemas técnicos. Por ejemplo, en 2019 Tolemias perdió a todos sus suscriptores (por ese entonces unos miles) porque el servicio no pudo renovar las membresías, y por tanto, se borraron todas por defecto. “Ese tipo de cosas, aunque parezcan detallitos, son vitales”, dice el Segundo Grandío con una sonrisa nerviosa. Al menos ya solo lo ve como una anécdota de la que se aprendió para no cometer los mismos errores. Para el relanzamiento, según adelanta, se está trabajando fuertemente en la parte técnica. “Habrá nuevas funciones… si estás viendo un concierto y te mola, lo podrás publicar en redes y tus amigos, si lo pinchan, entrarán directamente”, señala.

Atraer con contenidos gratuitos

Segundo Grandío vuelve a moverse de lado a lado en su silla. Sus ademanes parecen los de un presentador en una charla TED. Habla de todo lo nuevo que habrá en Tolemias y es que hasta contagia la ilusión con una sonrisa desbordante. “Haremos un livestream remoto. Será disruptivo”. El concepto será, básicamente, poner cámaras y grabadoras de audio multicanal en distintas salas de conciertos en España. Ya lo han hecho en Lugo y pronto añadirán a Murcia. Su visión es expandirlo en toda la península y “llegar hasta México”, reseña mientras recuerda “la locura” que fueron los conciertos al otro lado del Atlántico. 

Las suscripciones varían dependiendo del número de personas que utilizarían la cuenta. El precio más bajo es de 5,99 euros al mes y el más alto de 11,99 euros mensuales (con calidad de imagen en 4K). Hasta el momento, hay cerca de 10.000 membresías activas en la plataforma. Poco más de nueve de cada diez están con una versión gratuita que permite acceder a un catálogo limitado de las más de 3.000 horas de conciertos y festivales. La idea por ahora es ampliar la cantidad de contenido en el plan que no tiene coste para atraer a la mayor cantidad posible de gente que, a futuro, opte por terminar pagando tras ver la calidad del producto. 

Gran parte de los contenidos son artistas y grupos emergentes pero gracias a un convenio con Warner España, 30% de la música también es de cantantes como Eric Clapton, Ed Sheeran, Madona o Coldplay. Segundo Grandío se involucra en cada proceso hasta el producto final y admite que a veces peca de no despegarse de su esencia como roquero antes de pensar en lo lucrativo. Así lanza su mea culpa: “Cuando grabo un concierto siempre estoy buscando la parte más espiritual. Quizás por eso no tenemos 2 millones de suscritos. Pero es difícil no centrarse en la parte artística. Yo soy músico total”. 

—¿Y habrá conciertos de Siniestro disponibles en el futuro?

— (Se ríe) Puede ser, puede ser.

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