Seipasa ha sido galardonada con el Premio Nacional de Innovación 2020 a la Pequeña y Mediana Empresa “por apostar decididamente por la innovación en un sector tradicional y fuertemente regulado, generando un modelo de negocio basado en tecnología natural”. Su historia, que empieza hace 23 años en un pequeño pueblo de Huesca, les ha llevado a convertirse en una de las puntas de lanza de la agricultura innovadora en nuestro país.
Pedro Peleato, CEO de Seipasa, explica su gran valor: el desarrollo de una tecnología natural para extraer de los microorganismos o los extractos botánicos los principios activos solventes para una función bioestimulante, biofungicida o plaguicida. “Eso lo hacemos poniendo los productos en el marco correspondiente, con la regulación oportuna, para que los agricultores tengan herramientas para poder sustituir los químicos. Estos están cada vez más en tela de juicio por las reglamentaciones, por la conciencia medioambiental y por la sostenibilidad de la tierra. Cada vez se necesitan más este tipo de herramientas”.
Por ello, han tenido que trabajar no solo en el desarrollo de los productos, sino adaptarlos a la reglamentación porque son nomenclaturas, o estrategias, o analíticas, o ensayos de nuevos productos que se tienen que llevar a su órgano correspondiente.
No parar de innovar
Han trabajado durante todos estos años en las tres líneas principales mencionadas –bioestimulación y protección de plagas con biofungicidas e insecticidas– y, ahora, una cuarta: un herbicida natural que van a sacar en el 2022, que también está muy en boga a causa de la sustitución de los herbicidas químicos. Así, en Seipasa cogen el extracto de un microorganismo, hacen la extracción para su laboratorio de microbiología y el laboratorio de sustancias botánicas. Y lo identifican, “a veces basándonos en la farmacopea o basándonos en la teoría que tenemos de conocimientos ancestrales, que ya existían”, indica Peleato.
Y, a partir de aquí, con los medios actuales, con todo el aparataje de laboratorio necesario, hacen la búsqueda de los principios activos fundamentales para poder identificarlo y ponerlo luego en una botella para poder darle uso. “Evidentemente, nuestro conocimiento nos sirve para saber en qué estamos trabajando y nos permite luego desarrollarlo en formulados con la estabilidad correspondiente”.
Resumiendo, es un poco como la vacunación con un ARN mensajero o con otras técnicas con la vacuna del COVID-19. “Pues nosotros partimos de un microorganismo que puede ser una bacteria, un bacilus, que está en la tierra de manera originaria, y lo que hacemos es aislarlo, reproducirlo y ponerlo en un medio adecuado para poder volver a aplicarlo a la planta y que se reproduzca”. De esta manera, la planta se autoprotege o se autoalimenta extrayendo los minerales o los microelementos de la tierra.
La innovación en el mundo de la agricultura
Pedro Peleato asegura que el sector primario, en cuanto a la innovación, tiene que seguir trabajando como lo está haciendo. “Yo, como soy agricultor, me siento orgulloso: España, a nivel agrícola, es muy puntera en muchos cultivos. Estamos hablando ‘de la granja a la mesa’, hasta 2030 se tienen que sustituir un 50% de los fertilizantes y de los fitosanitarios. Se tiene que ir adaptando, o se tiene que hacer con soluciones como las que ofrece Seipasa”, explica.
“Al sector primario le falta, en mi opinión, creérselo. Porque, muchas veces, hacemos gala de esa innovación solamente por la validación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Pero si esta herramienta que nosotros ofrecemos no fuera aplicada en el campo, con el agricultor haciendo tomate, haciendo pepinos, haciendo cereales, haciendo los cultivos necesarios, no tendría sentido”.
Asimismo, para él, el campo también esa técnica y esa tecnología de primera plana, no solamente por el hecho de que se haga ahora digitalización o se haga otro tipo de herramientas, sino por el propio hecho de sacar de la tierra un fruto y saber llevarlo a cabo con cada vez mayores producciones para poder abastecer a los canales, mayores calidades y mayores limitaciones de residuos cada vez más limitantes.
“Entonces, están aplicando una tecnología con una innovación que, si algo le tengo que apuntar, es que tiene mucha dispersión, no hay una focalización. Y también, como tiene ese halo tradicional, romántico, de que no se piensa que en el campo se aplique la innovación, es a veces difícil reconocerlo o comprenderlo”, apunta.
Cree que le falta creérselo también porque en España hay muchos cultivos que son pioneros en nuevas tecnologías a nivel mundial –salvo en la zona de California, de Israel y un poco ahora de México que también tiene una producción importante–. “Las tecnologías que aquí se están planteando son pioneras, muchas veces, porque van trabajando contra viento y marea para un mercado que es exportador, y es el más exigente que existe. Siempre pongo en valor esa tecnología nacional que nosotros llevamos en Seipasa como claim pero que, al final, es el campo el que te da esa posibilidad de desarrollarla”.