Proporcionar una mayor calidad de vida a las personas mayores y aumentar su independencia se ha convertido en una prioridad para las empresas y administraciones en el ámbito asistencial. Y en este contexto nace SOCIALCARE, un proyecto que busca mejorar el día a día de los ancianos en sus hogares gracias al uso de sensores.
La iniciativa, que cuenta con la participación de varios socios europeos y el soporte del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, busca convertirse en el “nuevo paradigma en los sistemas de cuidados y bienestar, en el que voluntarios, cuidadores informales y proveedores de servicios cuentan con las más avanzadas tecnologías para trabajar conjuntamente y apoyar la gestión individual de la vida independiente de las personas mayores en sus hogares”. Para ello, SOCIALCARE se sirve de herramientas tecnológicas innovadoras, como son los sensores, con el objetivo de “facilitar su interacción social, el seguimiento de la salud y bienestar, y fomentar la adquisición de nuevos conocimientos en materias que sean de su interés”.
El proyecto tiene un enfoque global, ya que se dirige no sólo a las personas mayores, sino también a su red o comunidad, integrada también por familiares, cuidadores y vecinos. Todo ello, bajo la filosofía de que “son precisamente las propias personas mayores y las comunidades a su alrededor las que mejor saben cuáles son sus problemas, y por tanto son también quienes pueden dar con las soluciones que resulten más eficientes”.
Según ha explicado Antoni Paradell, responsable de I+D de Worldline, una de las empresas que participan en el consorcio europeo impulsor del proyecto, “la combinación de las tecnologías más avanzadas en el ámbito de IoT con los dispositivos móviles de última generación nos permite dar un salto cualitativo en los sistemas de atención remota de la salud, adaptándonos a las necesidades específicas de cada paciente”.
Atención personalizada
Uno de los objetivos principales de SOCIALCARE, que antes de aterrizar en España ya se ha implantado en otros países europeos, pasa por ofrecer una asistencia personalizada a cada usuario gracias a las posibilidades que ofrecen para ello las nuevas tecnologías. Por ello basa su funcionamiento en el uso de ‘wereables’ y sensores ambientales, que permiten hacer un seguimiento de los parámetros que los profesionales de la salud hayan recomendado vigilar en cada caso y avisar inmediatamente a los cuidadores de la persona mayor si se detecta cualquier tipo de anomalía o riesgo para la salud.