"Con el COVID-19 hemos visto claramente que las ciudades tienen que cambiar. Cuando volvamos a la normalidad de siempre la movilidad tiene que ser de cero emisiones". Carlos Sotelo tiene claros los desafíos a los que se enfrenta el sector de las motos eléctricas y de la movilidad en general. Su empresa Silence quiere formar parte de estos cambios, por lo que en plena fase desescalada en España ha presentado un modelo pensado especialmente para el comercio de proximidad y los autónomos de la distribución: la scooter S02 Low Speed.
El fabricante de motos considera que en estos momentos bares, restaurantes y pequeños comercios necesitan un vehículo cero emisiones que les permita acercarse a sus clientes, que, como sostiene Sotelo, "cada día están más concienciados con el medioambiente". La S02 Low Speed se presenta al mercado como una solución a la que no le afectan las restricciones de tráfico, al ser un vehículo eléctrico, que se mueve rápidamente por ciudad, de una forma económica, sin polucionar ni emitir contaminación acústica alguna.
"En estos dos meses hemos recibido mucha demanda de producto para delivery. Este ha sido el origen del modelo S02 Low Speed", explica Sotelo. Aunque la llegada de la nueva moto ha coincidido con la crisis de la pandemia y las dificultades por las que están pasando los restaurantes, el CEO de Silence reconoce que "ya trabajábamos en esta idea antes de la pandemia dada la importancia de la comida a domicilio".
El resultado ha sido, en palabras de Sotelo, "un producto adaptado más que nunca a las necesidades sociales". Desde Silence creen firmemente que el miedo al contacto personal, incluso una vez pasado el periodo de desconfinamiento, hará que muchos ciudadanos abandonen el transporte público y se pasen al privado. "La única manera de no colapsar las ciudades, y respetar el medio ambiente son los vehículos eléctricos de dos ruedas como la Silence S02 LS", añade el CEO.
La S02 Low Speed es aparentemente igual que el modelo de sharing, como por ejemplo las motos de Acciona, que circulan por las calles de nuestras ciudades. "Vehículos súper probados en las condiciones más duras, y con la experiencia en sus motores y baterías de miles de kilómetros", detalla Sotelo. Las diferencias con la nueva propuesta de Silence están dentro: un motor limitado (alcanza los 45 km/h) que permite conducirlo con la licencia de ciclomotor y una autonomía ajustada a los repartos de proximidad de corto recorrido.
Visión de futuro
El contexto en el que llega esta nueva moto no es puntual. En el futuro inmediato las restricciones de tráfico se endurecerán. En Madrid y Barcelona, como en el resto de las capitales europeas, ya no se podía acceder al área central desde principios de año con vehículos contaminantes. En apenas tres años, es muy probable que el resto de las ciudades tengan por ley planes similares. "Confiar en una moto eléctrica para el reparto de proximidad es una inversión de futuro, que asegura a los pequeños negocios el libre acceso a cualquier punto del entorno metropolitano", recomienda Sotelo.
Para los establecimientos a pie de calle, una ventaja logística importante es que fácilmente puede ser guardada en el interior de los locales, mientras se efectúa la recarga, "porque es una moto extremadamente limpia, al no emitir ni humos ni gases, ni tampoco llevar ningún tipo de lubricante".
Por otro lado, la moto puede ir superconectada. Gracias a la aplicación Silence, se puede saber en todo momento dónde se encuentra o cuántos kilómetros lleva recorridos. También puede apagarse y ponerse en marcha sin necesidad de llave, o conocer el estado de carga de la batería.