Mario Campos siempre había amado la música, pero cuando tuvo la ocasión de formar parte de una orquesta por primera vez, decidió que sería su opción de vida. Licenciado por la Escola Superior de Música de Catalunya, Campos estudió violín y piano. Fue miembro de la Academia Baremboin (2003-2005) y de la Orquesta Joven de Andalucía, la Orquesta Joven de Holanda y la Joven Orquesta nacional de España. “Durante años le di vueltas a cómo llevar más lejos y democratizar la experiencia de tocar con una orquesta; así nació Simfònics Acadèmia Orquestral”, explica a Innovaspain.
La academia, ubicada en Barcelona, cumple un año el próximo 1 de noviembre. El valor añadido de Simfònics, y su carácter pionero, reside en haberse convertido en la primera academia orquestal amateur donde son bien recibidos todos los músicos independientemente de su edad o su nivel. “El único requisito es que toquen un instrumento de la orquesta”, apunta Campos.
“Tocar en una orquesta es emocionante, pero casi imposible. Requiere amplios estudios y alcanzar un nivel muy alto. Hemos querido derribar esas barreras” continúa el músico. “Existen muchas escuelas, pero su orientación es tradicional. No ofrecen la opción de formar parte de una gran orquesta sinfónica. Ser uno de esos músicos me dio tanto, que de alguna manera quería devolvérselo a la sociedad lejos de cualquier elitismo económico o intelectual”.
Un método único
El método pedagógico es “la materia prima y la esencia” del proyecto. “Nos permite mover todo lo demás”, señala Mario Campos. En Simfònics han conseguido adaptar cada partitura -22 obras que renuevan periódicamente de música clásica, moderna o bandas sonoras- de modo que el instrumento tiene una voz específica dependiendo del periodo pedagógico en el que se encuentre el alumno.
Ello no impide que puedan tocar juntos alumnos que llevan tocando sólo una semana con otros que han pasado años de práctica y estudio. “El método es válido a nivel individual y grupal. Todo encaja y suena bien. Mejor aún de lo que esperábamos. Es como un sudoku, dentro de otro sudoku, dentro de otro sudoku”, argumenta el experto. “Logramos cubrir un vacío en este tipo de aprendizaje”.
Campos recuerda que Simfònics no es exactamente un lugar donde aprender a tocar, “aunque podemos ocuparnos de recomendarles las muchas escuelas y los profesores con los que colaboramos”. La academia está pensada para los alumnos de escuelas de música, los que tienen profesor particular o aquellos que aprenden libremente. ¿Tenéis en vuestras filas algún futuro profesional? “Seguro que sí”, dice sin margen para la duda.
Los planes de Simfònics pasan por expandir el método y abrir nuevas delegaciones en la provincia de Barcelona y el resto de Cataluña. “Queremos unir escuelas y músicos de distintos lugares y organizar grandes encuentros orquestales. Un proyecto de esta magnitud no sería posible sin el apoyo de un gran equipo gestor y musical”, afirma Mario Campos. Entre los integrantes de Simfònics se encuentra Ionut Podgoreanu, Director Musical de la academia y solista de trompa del Gran Teatre del Liceu. Por su carácter innovador, Simfònics ha recibido uno de los premios CREAmedia de Barcelona Activa.
De manera complementaria, Simfònics ha puesto en marcha la escuela de directores. “Se nos ocurrió al final del curso pasado. Es algo totalmente novedoso. Hasta ahora, los estudios de dirección de orquesta eran aún más elitistas que los de los músicos: una carrera larga, pocas plazas… dirigen muy pocos. Ampliamos las posibilidades de formarse como director y sentir la emoción de dirigir, también con una metodología adaptada a cada nivel”.
Con el segundo curso de Simfònics recién comenzado, Mario Campos valora muy positivamente el feed back recibido de parte de los alumnos y alumnas. “Imagínate apuntarte a una escuela de fútbol donde sólo aprendieras la normativa y los aspectos técnicos, pero nunca jugaras un partido. Somos justo lo contrario. A nivel social también estamos muy sorprendidos. Algunos quieren ser profesionales y otros simplemente divertirse, pero hemos creado una familia, los vínculos que los unen son muy fuertes”.
El proyecto tiene una derivada más. “Nos gustaría nutrir toda la base de la cultura musical. Si en vez de empezar a tocar en una orquesta con 17 años lo haces a los 6, imagina la madurez con la que llegas a ese estatus”, detalla Campos, quien, preguntado por sus incontestables, se queda con un top 3 integrado por Bach, Beethoven y Mahler. ¿Y de los vivos? “Hans Zimmer y John Williams son dos genios”, concluye.
Más info en el perfil de Instagram de Simfònics (click).