Sinuhé Arroyo empezó a programar de forma autodidacta. Aquel niño, por encima de la media también en estatura, compaginaba las tardes desentrañando los misterios del Amstrad CPC con el baloncesto, y aún soñaba con convertirse en jugador profesional cuando se matriculó en informática en la Universidad Complutense de Madrid.
“Éramos los frikis de entonces”, recuerda el ingeniero segoviano, artífice de uno de los primeros éxitos de la Inteligencia Artificial española. Taiger, que antes fue Playence, sentó las bases de una nueva forma de articular y aplicar el machine learning o el procesamiento del lenguaje natural cuando aún sonaban a ciencia ficción incluso en las grandes corporaciones.
Arroyo llegó antes, y se ha quedado. Su trayectoria empresarial no empieza en una aceleradora o incubadora de relumbrón, sino en un espacio que a la postre ha resultado ser un sabroso ingrediente para enriquecer una historia de éxito. Desde una granja austriaca plantó la semilla de su empresa, a la que aún hoy define como startup. “Fue en los tiempos en los que participé en un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea como parte de mi doctorado en Inteligencia Artificial en la Universidad de Innsbruck”.
Allí, rodeado de montañas, y al igual que Alan Turing –el precursor de la informática moderna era corredor de ultra distancias- volvió a unir tecnología y deporte (realmente nunca ha dejado de hacerlo) al practicar la escalada y el trecking mientras le daba vueltas a los algoritmos. Poco después, más lejos, en Chicago, vive un segundo hito para afianzar su trayectoria posterior al hacerse con el Global New Ventura Challenge de la escuela de negocios Chicago Booth, donde Arroyo cursó un MBA. Más que los 5.000 dólares del premio, el reconocimiento ayudó a situar en el mapa a la empresa.
Hoy responde a las preguntas de InnovaSpain desde Singapur, donde pasa buena parte de su tiempo. Taiger trabaja para el gobierno del país asiático, un espaldarazo fundamental para la compañía que les ha hecho afinar aún más si cabe los niveles de autoexigencia. “Llegar hasta aquí ha sido duro y sacrificado” –explica Arroyo. “Las expectativas de mercado crecen más rápido que las tecnologías y cada día nos encontramos con nuevos competidores que entran en el juego”.
Para hacer frente a esta vorágine global, el segoviano cree que es imprescindible “la motivación y el talento” del equipo. “Me gusta rodearme de los mejores”. Así se explica en parte el “enorme potencial de crecimiento” de la empresa, tanto en facturación como en valoración y headcount. ¿La clave? “Nuestra propuesta de valor reside en el mix de las cinco patentes que tenemos registradas. A veces decimos que somos como la fórmula de la Coca-Cola: la mezcla es lo que nos hace especiales, ¡por eso la mantenemos en secreto”, explica Arroyo.
Obligado a una visión 360 grados de su mercado y de los muchos sectores involucrados en el progreso o el empleo de la Inteligencia Artificial, Sinuhé Arroyo cree que esa apuesta por la hibridación tecnológica es el futuro, “y ahí somos pioneros”. Taiger tiene oficinas en Madrid, Singapur, Nueva York, Ciudad de México, Dubai y Hong Kong. En la capital española trabaja gran parte del equipo de desarrolladores y a nivel local la empresa da servicio a Banco Santander o BBVA.
Las relaciones de largo plazo que mantienen con sus clientes se explican, según el CEO de Taiger, en la garantía de resultados “sin falsos positivos”, la adaptación de la Inteligencia “de forma multilingüística a empresas que operan en varios mercados” o a asegurar, “por contrato”, unos KPI muy elevados. Entre los hitos tecnológicos logrados últimamente, Arroyo destaca cómo hace un año consiguieron el porcentaje más alto de precisión: un 97 % de accuracy para datos no estructurados, el mejor del mercado hasta la fecha.
Pese a todo el trecho recorrido, le gusta considerarse un emprendedor, “siempre lo he sido”, que aprovecha para crecer el dinamismo de Singapur, donde, “en líneas generales, se avanza a un ritmo mucho más rápido en lo personal y lo profesional”. “Nos llevan ventaja en la previsión de la implantación tecnológica, en rigurosidad y en cómo las personas se implican para hacer que las cosas funcionen”. Arroyo añade entre los factores positivos del país asiático un sistema educativo competitivo y coordinado con la demanda laboral, y un marcado espíritu de sacrificio en los más jóvenes.
Los planes de Taiger pasan por seguir creciendo. “Queremos aumentar talento y superar los 400 empleados en el medio-corto plazo. Además tendremos presencia en nuevos países y creceremos en los que ya estamos”, concluye Arroyo.