Según la evidencia científica, el papel del espacio en el aprendizaje y en el bienestar físico y psicológico de alumnado y profesorado es clave, especialmente con la llegada de la era digital. Así lo viene demostrando el grupo de investigación Smart Classroom Project, creado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Barcelona (UB) hace cinco años a partir de la necesidad de repensar los espacios de aprendizaje para implantar metodologías activas y mejorar las experiencias de los usuarios.
Ahora la investigación se ha convertido en una spin-off, impulsada por el área de Investigación e Innovación de la UOC a través de su plataforma de emprendimiento Hubbik, y la Fundación Bosch y Gimpera de la UB. La empresa da respuestas materiales a las nuevas necesidades pedagógicas, situando el espacio como uno de los ejes del cambio, también denominado, por su peso estratégico, el tercer maestro.
"Actualmente, los espacios de aprendizaje de los centros educativos, especialmente de aquellos que han experimentado un avance metodológico en los procesos de enseñanza-aprendizaje, necesitan adaptarse para poder impulsar los nuevos proyectos educativos", afirma Guillermo Bautista, investigador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y uno de los cuatro socios investigadores promotores de la spin-off, junto a, también investigadoras de la UOC, Marta López y Maria Casanovas, y Anna Escofet, del Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Facultad de Educación de la UB.
El principal objetivo de la empresa Smart Classroom Project es "facilitar los procesos de mejora de los espacios educativos para que los cambios implementados estén hechos con y desde la fundamentación científica y pedagógica, implicando a los agentes principales a los que impactan estos cambios", aseguran sus impulsores.
Una spin-off con experiencia
Como explica Bautista, los propios centros educativos y administraciones contactaron con el grupo de investigación en 2018 para buscar asesoramiento sobre los procesos de mejora, haciéndoles ver la posibilidad y necesidad de transferir el conocimiento desarrollado. "Existe una necesidad explícita de mejorar los espacios de aprendizaje desde las necesidades pedagógicas, que son únicas en cada comunidad. Es por este motivo que la evolución de los espacios en cada caso tiene un resultado particular y esto requiere un proceso de codiseño para llegar a esta personalización", señala Marta López, investigadora de la UOC y socia de la spin-off.
Dirigida a centros de educación infantil, primaria, secundaria, formación profesional, universidades y otras entidades formativas como bibliotecas, centros de idiomas y centros de formación continua para empresas o para empleados públicos, el trabajo de Smart Classroom Project se centra en la investigación, consultoría, asesoramiento, implementación y comercialización de innovaciones pedagógicas aplicadas al diseño, uso y evaluación de espacios educativos y de investigación.
Para el vicerrector de Investigación, Transferencia y Emprendimiento de la UOC, Xavier Vilajosana, "la creación de spin-offs forma parte de nuestra misión como universidad. Fomentamos y acompañamos la generación de valor tangible, cercano y basado en el talento". Para la vicerrectora de Emprendimiento, Innovación y Transferencia de la UB, Mercè Segarra, la iniciativa “vehicula la transferencia a la sociedad del conocimiento generado partir de la investigación realizada en el ámbito de las Ciencias Sociales, dándole visibilidad, a la vez que favorece el emprendimiento en estas áreas”.
Un mercado que crece por encima del 17 % anual
En cuanto a las previsiones de impacto a medio plazo, Smart Classroom Project prevé impactar el los próximos cinco años a un gran número de centros a nivel estatal mediante procesos de codiseño. En un futuro se plantea la escalabilidad de los servicios, con la posibilidad de desarrollar una plataforma que permita estandarizar estos procesos para poder llegar al máximo de centros posible, así como otras herramientas, fundamentalmente en soporte digital, que permitan avanzar en investigación y consultoría en este ámbito.
"Queremos sobre todo trabajar con la administración para impactar en el máximo de centros educativos, quienes tienen una necesidad de mejora más evidente", explica Marta López. Para ello, el proyecto empresarial cuenta con colaboradores externos en el ámbito de la arquitectura y el diseño de espacios.
Según Fortune Business Insights, el mercado global de aulas inteligentes y tecnología educativa se sitúa en torno a los 100.000 millones de dólares, con un crecimiento anual de entre el 17 y el 20 %.