A finales del año 2022, la organización agraria UPA y la Fundación Biodiverscidad -junto con varias universidades y centros como el CSIC- iniciaron un proyecto con el que pretendían analizar los suelos agrícolas españoles para comprobar su salud. Se trata de SoilBio, y su intención no es baladí: el campo cuenta cada vez con menor biodiversidad, por lo que recuperar cierta vida en el suelo se convierte en algo necesario. Y las lombrices son el principal síntoma de éxito.
Ahora, UPA ha presentado dos iniciativas en las que llevan trabajando desde entonces: en Ochando, en Segovia, comprueban las lombrices con una mezcla de agua y mostaza. En Pezuela de las Torres, en Madrid, comparan el número de estas en tres tipos de cultivos -convencionales, de siembra directa y ecológicos-.
“Al agricultor siempre le ha preocupado la salud del suelo, porque si no lo tenemos en óptimas condiciones y no lo tratamos bien, los resultados de producción no van a ser lo que esperamos”, explica Pedro Matarranz, secretario general de UPA en Segovia. “Tienes que estar más pendiente de tu explotación, tienes que tener mucha vigilancia. Es muy importante hacer rotaciones… Y el tema de los fitosanitarios, también es importante saber qué tienes que aplicar (…) Proyectos de este tipo nos enseñan a saber qué tenemos en nuestros suelos y mejorar nuestras producciones”.
Agua y mostaza
SoilBio, a través de UPA, ha mostrado en un vídeo cómo se hace el proceso de búsqueda de lombrices. El encargado de enseñarlo es Víctor Romero, técnico de I+D en Itagra, que trabaja en Ochando. Una mezcla de agua y mostaza -preparada con un día de antelación- es todo lo que se necesita para poder irritarlas y que salgan a la superficie.
“Nos posicionamos primero en una superficie de un metro cuadrado y dispersamos esta solución con una regadera en el suelo. Primeramente, 10 litros. Esperamos 10 minutos y volvemos a volverla a aplicar para volver a esperar otros 10 minutos. En ese periodo, recogemos todas las lombrices que salgan a la superficie, las metemos en un bote con turba para después ser refrigeradas y ser enviadas al laboratorio”, explica.
Empezaron con los muestreos en abril, aunque el pasado año hicieron otros análisis sólo para el suelo. “En suelos de ecológico, de agricultura de conservación y en tradicional. Y sí que se ven bastantes diferencias: es verdad que en los suelos de agricultura de conservación están saliendo más lombrices, se ven suelos más saludables que los suelos trazados tradicionalmente”.
Por otro lado, en los suelos de laboreo, que también han comprobado que son bastante profundos, no ha salido ninguna lombriz tras las primeras aplicaciones. Sin embargo, según el técnico de SoilBio, “es muy habitual que en este tipo de suelos tratados convencionalmente no aparezca ninguna. Hemos tenido más suerte en suelos tratados en siembra directa, sobre todo en una parcela en la zona de Zamora, que estaba sembrado de girasol en siembra directa y hemos llegado a capturar hasta 27 lombrices”.
Al final, cuanto más saludable sea el suelo, más profundidad tenga y menos haya sido alterado, es más probable que las haya.
Tres cultivos
En Pezuela de las Torres, Elena Pareja, técnica de Agrisat Ibérica, es la que suele muestrear los terrenos -también lo hace en otras fincas de Madrid y Castilla-La Mancha- para SoilBio. Ya en mayo del año pasado estudiaban los tres tipos de suelos para poder revisarlos, en el mismo punto, un año después.
“El año pasado casi no había vegetación porque había a un nivel de aridez muy alto; este año es completamente diferente, así que supongo que a nivel de biodiversidad está habiendo diferencias significativas entre los tres sistemas de agricultura que estamos muestreando, que son convencional, siembra directa y ecológico”.
Para Pareja, los daños en el suelo pueden ser muy irreversibles. “No tener cuidado en cómo manejamos el suelo puede tener daños que duren mucho en el tiempo y no podamos producir alimentos. Es la maceta básica. Hay que cuidarla, así como toda la fauna y flora que hay, que no solo somos nosotros los que ayudamos a que salga la planta, sino que también los ‘bichitos’ tienen su papel en la mineralización y en nutriente esa disponibilidad de las plantas”.