Málaga. España está considerada uno de los “puntos calientes” de biodiversidad del planeta y es el país con mayor diversidad de Europa. Convivimos con más de 85.000 especies; más del 50% de las especies animales del continente y el 80% de las especies de plantas vasculares . Además, el 30% del territorio español forma parte de la Red Natura 2000, red europea de protección de espacios de alto valor ecológico.
Un extenso campo de acción cuya influencia sobre todas las actividades productivas hace que sea obligado mantenerlo sano, razón de peso para que en 1998 viera la luz la Fundación Biodiversidad, perteneciente al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y dirigida desde 2012 por Sonia Castañeda, con quien hablamos en la última edición del congreso NESI Forum, celebrado en Málaga.
Castañeda, que siempre quiso dedicar su tiempo a temas ambientales “porque son el punto de partida para todo lo demás”, llegó a la Fundación en 2004 para dirigir el área internacional. Es en ese tiempo cuando pone en marcha el Programa Empleaverde y la Red Emprendeverde. También ven la luz proyectos de biodiversidad cofinanciados por el fondo Life de la Comisión Europea, el Fondo Social Europeo y la cooperación internacional con América Latina y África.
Biodiversidad terrestre y marina, cambio climático y empleo verde son el terreno que pisan. Durante su primera etapa, el programa Empleaverde apoyó 260 proyectos y a más de 2.700 empresas; 100 nuevas y 1.700 actividades de negocio verde en empresas ya existentes. “Por ejemplo, explica Castañeda, un fabricante de zapatos que decide sacar una línea de calzado ecológico”.
Por su parte, la Red Emprendeverde cuenta con 8.000 pequeñas y medianas empresas fundamentalmente vinculadas a la economía verde así como varios inversores “con un objetivo claro: configurar un escaparate para productos y servicios”. La Fundación realiza actuaciones “interesantes” para poner en valor a este sector: premios, boletines, encuentros o una correcta canalización de financiación e inversión.
Castañeda tiene razones para participar en foros de carácter económico, aunque se trate de poner el foco en nuevos planteamientos, caso de NESI Forum. “Tenemos claro que para conservar la biodiversidad y para potenciar la economía verde es necesario trabajar junto a las empresas, con todo lo que eso implica. Sin ecología no hay economía”.
Una a priori productiva conjunción público-privada que fomenta el optimismo de Castañeda. “Vamos a contar con un tejido empresarial con un ADN 100% vinculado al medio ambiente o al menos en el camino de la sostenibilidad, incluso en ámbitos muy arraigados en los que la transformación lleva más tiempo. Muchas empresas nacerán con esos principios. ¿Por qué no producir café mientras restauro ecosistemas?”. La responsable explica que esa nueva mirada va dirigida también a una manera más respetuosa de relacionarse con los trabajadores. “No podemos seguir produciendo a toda costa. Hay que hacerlo con parámetros sostenibles, sociales y éticos”.
El 40% de la economía mundial depende de una biodiversidad y unos ecosistemas sanos. Existen importantes nichos de negocio en el ámbito de la economía ‘verde’, “ya que toda esta riqueza natural es también capital natural”. Por eso, la directora de la Fundación Biodiversidad, considera que hablar de economía verde es hacerlo “de un montón de cosas; también de economía social, de productores y distribuidores, de productos ecológicos, energías renovables, movilidad sostenible…”.
Con el tiempo, y en paralelo al paulatino incremento de interés social por abordar temas que la Fundación tiene marcados en rojo en su filosofía, Castañeda reconoce que han sido testigos de la toma de posiciones de distintas tendencias. “Tenemos una sociedad más concienciada que busca productos y servicios con un elemento diferenciador. Es interesante comprobar cómo en nuestra red predomina la pequeña y mediana empresa, incluso la micro empresa”.
El papel del consumidor ha resultado decisivo para desbloquear usos y costumbres en la cadena. “Cada vez son más conscientes de lo que implica el uso de determinados productos”, y mientras señala su teléfono móvil y del entrevistador, Castañeda explica lo “horripilantes” de algunas cosas a las que estamos contribuyendo con la adquisición masiva de tecnología. “Ya no estamos indefensos, se acabó el ‘no hay más tu tía’. El mercado ofrece alternativas y se modulará a los consumidores, verdaderos tractores del cambio de modelo”.
Un triángulo unido por empresas, consumidores y por una administración “que tiene la responsabilidad de facilitar toda esta transición y, en ocasiones, liderarla. Los gobiernos juegan los papeles que les exige la sociedad”- añade. “Hablar de temas ambientales es hablar de derechos humanos, de acceso a agua potable, de ecosistemas que funcionan y que luchan contra el hambre en el mundo. El tema ambiental es un tema social. A veces, por no tener suficiente información, parece que el medio ambiente es accesorio”.