El logotipo de Spacetechies va ilustrado con un astronauta que flota por el espacio. Un universo «infinito» que sirve de símil para los dos centros que esta academia tiene: uno en la calle Castelló de Madrid y otro en Alcobendas. Y un lugar sin límite para los alumnos que cruzan sus puertas cada tarde sin saber qué van a crear durante la clase. Es más fácil resumir su esencia echando mano de las palabras de la cofundadora y directora académica, Elena Gago: “Si tuviese que definir Spacetechies, diría que es un Montessori 3.0.”.
Una comparativa que no está lejos de la realidad en la que se sumerge cada estudiante. Sin paredes, pero con tecnología. Sin profesores al uso, pero con profesionales que guían a los, en un futuro, potenciales perfiles que demande el mercado laboral del futuro. Cada día se encuentran con proyectos y metas que superar a través de actividades donde aprender a crear. En una de las salas de Spacetechies se condensa su filosofía bajo una frase del filósofo y pedagogo Paulo Freire. ‘La educación no cambia el mundo. Cambia a las personas que van a cambiar el mundo’.
Con la idea de “dejar una pequeña impronta en el mundo educativo”, esta red de campus (dos, de momento) nace en 2019 bajo el principio de que “la excelencia en educación no es negociable”, como esgrime Gago. Para eso hace falta preparar a “alumnos capacitados” que se diferencien y sean distintos. En áreas tan específicas como Diseño, Robótica o Programación.
No se trata de que “sean usuarios digitales, porque ya lo son”, recuerda. Si no de que con las herramientas a su disposición puedan “crear, conocer, ofrecer soluciones y anticiparse a problemas”.
Todos para uno, uno para todos
Los alumnos llegan tras el colegio “dando saltitos de felicidad” a Spacetechies, confiesa Gago. Porque saben que no van a tener que memorizar, paradigma de la enseñanza tradicional. De vez en cuando ocurre que, cuando los padres apuntan a un alumno en esta academia, esperan que aprenda una sola cosa: por ejemplo, Robótica. Nada más lejos de la realidad.
“Este no es un sitio para formarse solo en robótica, en programación o diseño. No”, se apresura a aclarar su directora académica. El objetivo del centro para sus alumnos es ofrecerles una formación completa que solo llega si se realiza de manera multidisciplinar y transversal. “Si solo aprendiese sobre una disciplina o área, solo podría aportar en determinados campos cuando salga de aquí”.
Teniendo en cuenta que los más jóvenes entran con 5 años, es fundamental desarrollar en ellos la cualidad de ser “versátiles”, califica. Y para ello, el primer año se prescinde de la tecnología para priorizar que entiendan conceptos como “pensamiento algorítmico y computacional, secuenciación, entender qué subyace en la programación…”. El espacio sin límites habilita que el más pequeño pueda proyectarse en otro alumno más mayor que, a su vez, puede desarrollar habilidades de mentoría con el más joven.
La metodología, tanto para unos como para otros, gira en torno a la interiorización de todos los conceptos que se ponen en práctica en cada clase. Es por eso que al comienzo de cada una se recuerda lo de la anterior. Y a través de “técnicas de metacognición” se les expone lo que van a hacer en la nueva clase, para dar comienzo a la actividad. Al final, de nuevo, se repasan dichos conceptos y se pregunta a los alumnos qué han trabajado y para qué finalidad. “Es como si acariciaras el cerebro para acompañar el aprendizaje”.
Tecnología “techie”
Tampoco se obvia la importancia de saber cómo utilizar correctamente la tecnología. “Respetando por encima de todo”, añade Gago. Esta base se alterna con la del conocimiento profundo en el manejo de herramientas digitales. Porque sabe usar a fondo herramientas de productividad como Word o Excel facilitará “su empleabilidad futura”.
En el horizonte ya está la programación. El que describe como actual “lenguaje universal” que necesita saber cualquier “techie”. Desde los nativos digitales a los más mayores pasan por Spacetechies. No queda otra. “El que esté fuera del mundo digital no tiene nada que hacer”, sentencia Gago, que ve cómo todas las industrias y negocios ya “han despegado hacia lo tecnológico”.
Así, cualquier alumno que desarrolle videojuegos se ha de imprimir en 3D sus personajes. Si hay actividades con placa, aprenden a soldar los componentes a ella. Y esto lo hacen niños y niñas con la misma destreza. Una cuestión que pone “muy contenta” a su directora académica. “Ellas se sienten igual de preparadas y con las mismas habilidades y capacidades que los chicos”.
El papel del docente en Spacetechies
Profesores de formación. Psicólogos. Docentes. Diseñadores digitales. Abogados. Hackers. “No hay límite tampoco en nuestros profesionales”, destaca en cuanto al cuerpo docente de la academia. Un equipo multidisciplinar que cumple un papel de guía del alumno.
Todos tenen la labor de ayudar a adquirir un conocimiento transversal “brutal”, lo califica Gago, a perfiles muy variados. Pero es que además los propios docentes no paran de formarse en este espacio.
“Se habla mucho de salir de la zona de confort. A nuestros hijos se lo exigimos todos los días, y sin embargo al profesional que se va a encargar de ellos le cuidamos muchísimo para que siempre esté en esa zona. Arriésgate, sé valiente, aprende con tus alumnos, y en lo que no sepas, fórmate para poder dar respuestas”.
Este equipo procedente de mundos tan distintos se reúne de manera semanal para hacer balance. Desde la persona que está en recepción hasta el CEO de Spacetechies, Antonio Serrano, ponen en común lo aprendido, las experiencias y el feedback de los padres, a los que se informa regularmente de lo que aprenden sus hijos.
El universo se expande
2022 promete ser un año de crecimiento exponencial para la compañía. Sin ir más lejos, Gago adelanta que a comienzos del año que está a punto de entrar se estrenará un programa de adultos. Además, ampliará formaciones a transformación digital y marketing, con la idea de seguir abarcando más ramas. Pero su directora avisa: “siempre con responsabilidad. Esto no es una fábrica de formación porque sí, sin antes no haber trabajado mucho lo que vamos a lanzar”.
La compañía, bajo el paraguas de la matriz Spartanhack, recibe además el apoyo de multinacionales como Telefónica o Lenovo, entre muchas otras del mundo de la robótica y las nuevas tecnologías.
Además, la academia colabora activamente con universidades como la Francisco de Vitoria; colegios, como el Nuestra señora de Loreto de Madrid o, también, con empresas. “Aquello que no cumple nuestros estándares de excelencia o calidad, no se lo ofrecemos a nadie aquí”, asegura.
El resultado de trabajar bajo esa premisa queda patente cuando los alumnos van a acabar el curso. “Vienen sus padres a recogerles y no se quieren ir”. A su vez, estos han expresado a Gago cómo sienten que sus hijos “han encontrado su sitio aquí”.
Eso, en un “momento crucial y muy delicado” para el futuro de los jóvenes como el actual, supone una inyección de motivación para todo el equipo. Con la idea de seguir formando y formándose para “capacitar a los que nos van a relevar”.
“Si no se les forma es imposible. Demos todas las facilidades y posibilidades a las generaciones actuales y futuras para poder competir, y seamos conscientes de que si queremos estar en ese cambio hay que prepararse. Para mí es lo más fundamental de todo”.