Stanley Salvatierra (Llallagua, Bolivia, 1991) no se cansa de “aprender, aprender y aprender”. Y es que este ingeniero boliviano cree que muchos de los desarrollos actuales en inteligencia artificial (IA) serán obsoletos en un año. A esta convicción se suma su optimismo en creer que la tecnología hará nuestra vida más sencilla. Son precisamente sus desarrollos basados en IA los que lo han llevado a ser seleccionado por el MIT Technology Review en español como uno de los grandes innovadores menores de 35 de 2019.
Hace tres años, tras terminar la carrera en ingeniería eléctrica en la Facultad Nacional de Ingeniería en la ciudad de Oruro, al sur de la capital (La Paz), Salvatierra fundó junto con tres amigos la startup Deep Micro Systems, una solución para evitar accidentes de tráfico basada en cámaras con IA.
“Encontré los amigos con los que pude compartir ese amor por la ciencia. Sabíamos que podíamos ir más allá de lo que la sociedad y la misma universidad podían ofrecer”, asegura Salvatierra. Esa misma pasión fue por la que, a los 22 años, aprendió a programar de manera autodidacta.
Salvatierra y sus colegas le ofrecieron su solución “a un precio super reducido” primero a gobiernos locales en su país pero la burocracia a la que se enfrentaron frenó sus planes. Más tarde, comenzaron a ofrecérsela a compañías privadas, hasta que un buen día apareció Kipustec, un inversor situado en la Ciudad de México. Este les está ayudando a desarrollar el producto y a introducirlo en algunos estados del país.
Los algoritmos de Deep Micro Systems permiten detectar una persona, un automóvil o “el objeto que tú quieras”, mientras que otros algoritmos permiten leer las matrículas de los coches, precisa Salvatierra.
El hardware de los ordenadores de bolsillo Raspberry pi que utilizan es de código abierto lo que permite “modificarlo según tus necesidades con la condición de que también publiques tus diseños para que otros se beneficien de lo que estás investigando”, explica Salvatierra.
“Si no fuera por el código abierto, nuestro trabajo hubiera costado no solamente años, sino décadas, además de mucho dinero en investigación y desarrollo”, afirma. Estas tecnologías permiten que compañías como Microsoft liberen los trabajos que están haciendo para que otros construyan encima sus soluciones.
“Ese es el poder de la comunidad de open source: estás parado encima de hombros de gigantes para que construyas tus soluciones y hagas nuevas invenciones”, sentencia Salvatierra.
En Bolivia fallecen cada año unas 1.420 personas a causa de los accidentes de tráfico, según la Policía boliviana; en 2018 se registraron más de 20.000 accidentes. En el mundo, estos son una de las diez causas de muerte más frecuentes según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Salvatierra considera que la manera en la que los gobiernos locales lidian con este problema es “rudimentaria y no escala bien”.
Algoritmos para detectar fraudes electorales
Tras las elecciones del 20 de octubre en Bolivía, en las que la Organización de Estados Americanos (OEA) valoró que hubo “irregularidades” (aunque estas afirmaciones también fueron cuestionadas), Salvatierra quiso aportar su conocimiento.
“Todos los desarrolladores estábamos deprimidos por la situación y nos pusimos manos a la obra para crear una solución que demostrara el fraude”, relata. Después de tres semanas de protestas, el jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia pidió la renuncia de Evo Morales. Horas más tarde, dimitió tras casi 14 años en el poder y denunció un golpe de Estado.
El mismo conocimiento que utilizó Salvatierra para detectar personas y clasificar automóviles, le sirvió para crear un algoritmo de OCR (reconocimiento óptico de caracteres) que le ayudó a contrastar las actas electorales públicas a través de internet, según él. “Fue posible leer todo tipo de actas electorales utilizando la IA porque el algoritmo aprendió a diferenciar los dígitos escritos a mano”, subraya.
Ya sea para evitar accidentes o fraudes electorales, la tecnología puede hacernos la vida más fácil, piensa Salvatierra. El asistente virtual Amazon Echo que recibió hace unos días durante la premiación de la revista en México es tan solo una prueba de ello. Con la ayuda de este, ya sabe cuáles son los cinco pasos a seguir para aprender alemán. “Estos algoritmos pueden ayudarnos a pensar mucho más de lo que nosotros hubiéramos imaginado”, zanja.