Un Trabajo de Fin de Grado (TFG) o de Fin de Máster (TFM) no tiene por qué morir una vez se aprueba. De darles una segunda vida se encarga una startup catalana, Start Your Up, de reciente creación (mayo de 2021) y que busca modelos de negocio viables en los proyectos finales de aquellos estudiantes que quieran emprender.
Uno de los cofundadores de Start Your Up, Ivan Vilar, lamenta que una “información tan valiosa” se deje en un cajón o se pierda en un archivo de ordenador. “Es una verdadera lástima”, expresa a Innovaspain. Sobre todo teniendo en cuenta que a medida que toma forma el proyecto, “más clara es la idea de negocio”.
Tanto a este economista y socio fundador de la empresa Empreneon Economistas, como a Xavier Subirats, Vicedecano del Colegio de Economistas de Catalunya, mediante su empresa AMSEL, algo les chirriaba cuando, como docentes, estimaron que aproximadamente el 85% de estudiantes abandonaba el proyecto de TFG o TFM presentado. En su propia experiencia, habían tutelado el proyecto durante seis meses que, después, una comisión de evaluación universitaria había ratificado. Tras superar ese “doble filtro de validación”, la mayoría no se convertían en una realidad. “Era una pena”, repite Vilar.
“En ese momento, pensamos que había que darles vida a esos proyectos. Ya sea emprendiéndolos por parte del graduado o vendiéndolos, para que otras personas puedan aprovechar el trabajo ya hecho”, valora.
Aunque de trayectoria corta, Start Your Up gestiona actualmente 14 proyectos. De ellos, hay dos con “grandes posibilidades”. La empresa abarca tres vías para dar salida a estos trabajos como posibles modelos de negocio. O bien compran el proyecto si el estudiante no quiere emprender o, si quiere, se le asesora. Otra opción es buscar inversores que apuesten por su idea.
Alianzas con universidades
Como razón de ser de la empresa, un paso natural de Start Your Up es cerrar acuerdos con universidades. De tal manera que así los proyectos se puedan canalizar desde estas hasta la startup. Vilar afirma que están en “conversaciones con varias universidades”, aunque no revela cuáles, por lo que ve “muy probable” cerrar un acuerdo de colaboración pronto, sin concretar fecha. “Eso nos permitirá elevar la cifra de proyectos y, por tanto, poder ayudar a más emprendedores”, reconoce.
Es uno de los frentes abiertos de la empresa, que ya cuenta con el aval de la Generalitat de Catalunya como entidad asesora certificada. Start Your Up tiene el sello d’ACCIÓ, acreditación “muy importante” para la actividad que desempeñan, asegura Vilar. Con este, pueden asesorar en el ámbito de estrategia, control de gestión y finanzas.
“Es un sello de confianza para los graduados que quieran emprender con Start Your Up, así como emprendedores compradores de proyectos e inversores”. Con ese respaldo y las más que probables alianzas con universidades, hay hueco además para el crecimiento del negocio. “Nos estamos planteando escalar Start Your Up hacia otros países”, adelanta el cofundador.
Por el momento, trabaja en el ámbito regional si bien desde el primer minuto se pensó en gestar una idea que rebasa los límites territoriales. Sobre este punto, destaca que materializa el pensamiento de que “un emprendedor ha de estar siempre en el centro de su emprendimiento”. De ahí que el juego de palabras “Start Your Up” sea un mensaje transversal al concepto de emprender, que traducido significa: “ponte en marcha”.
Cómo medir la rentabilidad de un proyecto
Subirats y Vilar, economistas que compaginan su profesión con la de docentes, explican cómo se determina la rentabilidad de un proyecto. Radica en la “proyección financiera”, señala el segundo. Por un lado está la parte cuantitativa, que se calcula a través de su Tasa Interna de Retorno (TIR), su Valor Actual Neto (VAN) y su Retorno de la Inversión (ROI).
La cualitativa también tiene peso en esta ecuación. Puntos como la escalabilidad del negocio, el valor del producto o servicio, que tenga un componente alto responsabilidad social corporativa o que los factores de riesgo estén lo más controlados posibles son otras de las variables.
Ambos disponen de cuadros de viabilidad propios mediante los cuales se mide la proyección financiera o la parte cuantitativa. Para la parte cualitativa, precisa Vilar, colaboran con un equipo propio de especialistas en emprendimiento e innovación.