Asistencia financiera digital para favorecer el bienestar de los empleados

Por Ignacio García, CEO de sumofuturo

Los beneficios sociales son herramientas esenciales que emplean las empresas para motivar a sus trabajadores y, como consecuencia de ello, incrementar su rendimiento. Muchos de estos incentivos, sin embargo, no alcanzan los resultados deseados al no haberse orientado a las necesidades de los empleados. Una situación que deberían analizar mucho las organizaciones, al igual que valoran profundamente cualquier operación de negocio, en la que siempre se tiene como objetivo lograr un ROI adecuado.

De ahí que estén apareciendo una nueva generación de compensaciones, como los programas de bienestar financiero, que se adecúan mejor a la actual realidad laboral. Y es que, un plan de incentivos ajustado a las necesidades reales de cada empleado es fundamental para lograr unos adecuados niveles de motivación y compromiso con la compañía.

Pero, ¿qué son los programas de bienestar financiero? Pues se trata de una de las iniciativas más novedosas que existen actualmente en el terreno de los beneficios sociales para empleados. Esto es así porque orientan sobre cuestiones relacionados con finanzas personales como no llegar a fin de mes, cómo afrontar gastos inesperados, la subida de la hipoteca, qué ingresos se tendrán al jubilarse, etc. Estas preocupaciones provocan estrés, falta de concentración y absentismo, y lógicamente inciden notablemente en el rendimiento laboral. Por ello, los problemas financieros personales de la plantilla terminan siendo también problemas para las empresas.

De hecho, según el último estudio “Employee Financial Wellness Survey” de PwC, el 53% de los empleados sufre estrés producido por problemas financieros que deriva en dificultades en su puesto de trabajo: productividad, motivación, absentismo. Además, el 30% de los empleados se distrae en el trabajo a causa de problemas económicos personales y el 46% dedica tres horas a la semana a gestionar sus finanzas en el trabajo. Son cifras ciertamente alarmantes.

A esto hay que añadir las diferencias regionales en lo que concierne a educación financiera. En el caso de España, no salimos bien parados a juzgar, por ejemplo, por los resultados del último informe PISA sobre educación financiera entre los jóvenes que señala que los estudiantes españoles están por debajo de la media en cuanto a conocimientos financieros. Además, en el informe PISA se advierte de que uno de cada cuatro alumnos no reúne las competencias más básicas en la materia.

Para afrontar esta situación en el ámbito laboral, la innovación tecnológica ha dado paso a servicios de asistencia financiera independiente basados en plataformas digitales que las empresas pueden ofrecer como beneficio social a sus empleados con el objetivo de ayudarles a mejorar su educación financiera. Estos sistemas se ofrecen a través de modelos de suscripción para las empresas, y gratuitos para el empleado, y permiten agregar los datos financieros de diversas cuentas bancarias, de modo que se puedan visualizar fácilmente los datos y tomar el control de las finanzas de una manera sencilla. Así, hacen posible ver los estados financieros, analizar dónde se gasta más, marcarse objetivos de ahorro y acceder a formación para mejorar la salud financiera personal.

Asimismo, emplean tecnologías de encriptación que garantizan un nivel de seguridad igual al del sector bancario. En cualquier caso, estos sistemas únicamente leen los datos bancarios de los empleados para poder agregarlos y ordenarlos, no se trata de webs transaccionales. Además, respetan por completo la privacidad del empleado, ya que no comparten ni venden su información financiera.

En definitiva, los programas de bienestar financiero basados en plataformas digitales facilitan de una forma asequible que las empresas ayuden a sus empleados a lograr la plenitud financiera entendida como la capacidad de las personas de tener bajo control su economía, así como de decidir libremente cómo vivir sus finanzas personales. Una forma realmente útil de favorecer su bienestar personal y, a consecuencia de ello, la buena marcha de una empresa, que, una vez más, recordamos que tienen en el capital humano su mayor activo.

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