superlechugas betacaroteno
Manuel Rodríguez Concepción, profesor de investigación del CSIC en el IBMCP, mostrando la superlechuga dorada. (Imagen: UPV)

Cómo se crea una superlechuga dorada

Investigadores del IBMCP consiguen, mediante técnicas biotecnológicas, un alimento con más betacaroteno; esto es, más vitamina A

Investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), el centro del CSIC y la UPV, han conseguido crear una “superlechuga dorada”. Lo han hecho gracias a una innovación que consiste en “biofortificar” el alimento incrementando el contenido en betacaroteno, que es el principal precursor de la vitamina A en la dieta humana.

Pero ¿qué es el betacaroteno? Según Manuel Rodríguez Concepción, profesor de investigación del CSIC en el IBMCP y director del proyecto, el betacaroteno es el principal precursor de la vitamina A y es también un antioxidante “muy interesante, con propiedades muy saludables”.

“Lo que hemos hecho es aumentar el contenido en hojas, y no sólo el contenido, sino también su bioaccesibilidad, es decir, la facilidad con la que este betacaroteno se incorpora a nuestro organismo para ejercer estas propiedades beneficiosas”, explica.

El betacaroteno es uno de los pigmentos que se encuentran en las plantas y que son beneficiosos para la salud, con propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes y promotoras de las capacidades cognitivas. Así que, lo “único” que tenían que hacer estos investigadores para conseguir la superlechuga era realizar “técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad de luz”.

Por un lado, han utilizado hojas de tabaco como modelo de laboratorio y, por otro, lechugas como modelo de cultivo. Y, con ello, “se puede multiplicar hasta 30 veces los niveles de betacaroteno en hojas creando nuevos lugares para almacenarlo, sin que esto afecte a procesos vitales como la fotosíntesis”.

Cómo lo han hecho

De manera más específica, para crear esta superlechuga dorada lo que han tenido que hacer, según Rodríguez Concepción, es crear “nuevas estructuras de almacenamiento de betacaroteno en los cloroplastos de las hojas”. Por otra parte, “hemos producido ese betacaroteno fuera de donde normalmente se producen las plantas, de forma que así no se degrade y se pueda acumular a niveles muy altos”. Y por último, como se ha citado anteriormente, han estimulado a las plantas a producir esta betacaroteno sometiéndolas a regímenes de iluminación intensa, lo que les hace producir más de este pigmento y, por tanto, más vitamina A.

“Las hojas necesitan carotenoides como el betacaroteno en los complejos fotosintéticos de los cloroplastos para su correcto funcionamiento”, continúa. “Cuando se produce demasiado betacaroteno en los cloroplastos, o demasiado poco, estos dejan de funcionar y las hojas acaban muriendo. Nuestro trabajo ha conseguido producir y acumular el betacaroteno en compartimentos celulares donde no se encuentra normalmente”.

En resumen: esta superlechuga dorada, mejorada y con un gran potencial, es más antioxidante, mucho más rica en vitamina A y “más tolerante al estrés que la propia planta sufre a lo largo de su vida, estrés por luz alta o por sequía”.

¿Y se pueden comprar? Todavía no: “Estarían en el mercado si no estuviésemos sometidos a una legislación tan estricta con los temas de biotecnología de plantas. Podrían estar pasado mañana”, lamenta el investigador.

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