Una persona promedio tarda poco más de un minuto en leer una página entera de un libro. Esta tarea tan rutinaria cambia mucho de acuerdo con las circunstancias de cada lector. Sin embargo, si alguien con discapacidad visual intenta leer la misma cantidad de palabras tardará, en promedio, el doble. Y claro, esto si sabe braille. En el caso de México, el 85% de la gente que no puede ver no ha aprendido a hacerlo a través de sus manos. Para darle una rápida solución a este gran problema, cinco estudiantes universitarios del Tecnológico de Monterrey han lanzado el proyecto Tap Vision.
El novedoso invento ha salido de las mente de Claudia Rivera, Luis Ramos, Darío Aguilar, Mildred Naranjo, Erik Urrutia y Yajairo Zavala. Todos coincidieron en la ciudad de San Luis Potosí. Hoy en día los últimos dos han sido trasladados a otro campus de la institución. El artefacto, que está en proceso de patente, es un guante que tiene un sensor en la parte de la yema de los dedos que, a través de inteligencia artificial traduce el relieve braille en un formato de audio. La idea es que la lectura se transmita a un altavoz o unos cascos que puede utilizar el usuario.
Luis Ramos asegura, en una llamada con Innovaspain, que la génesis del proyecto se originó hace un año. Tanto él como Claudia Rivera hicieron su servicio social —en el país azteca es obligatorio cubrir cierto número de horas para terminar la universidad— en el Instituto para Ciegos y Débiles Visuales Instituto para Ciegos y Débiles Visuales Ezequiel Hernández Romo. Fue ahí donde notaron la necesidad de un proyecto como el de Tap Vision. En México, según los datos oficiales, hay cerca de 2,2 millones personas con deficiencia visual y casi 420.000 con ceguera.
Cambios que mantienen el espírtu original
Ramos explica que el proyecto ha ido cambiando con el paso del tiempo. Pero nunca se modificó la columna vertebral de la herramienta: “Desde el inicio teníamos claro que hay una necesidad". Originalmente, según Ramos, la idea estaba encaminada a niños. Pero con los datos en la mano, pronto les quedó claro que el mercado potencial era mucho más amplio. Otra parte positiva ha sido que los integrantes, que no superan los 21 años, estudian diferentes disciplinas: Mecatrónica, Mecánica Eléctrica, Biotecnología y Finanzas. “Todos coincidimos en que podíamos complementarnos en distintas áreas”, comenta Ramos.
De acuerdo con el cofundador de Tap Vision, el equipo de estudiantes espera tener listo para finales de 2021 el prototipo final del guante, para que a inicios de 2022 se comience con las pruebas de eficacia. Todo esto con un objetivo claro: “Más o menos en un año a partir de ahora queremos comenzar con la validación de mercado, para ya llegar a la gente”, adelanta.