Desde que Anzen se fundó en Madrid, en 2019, su crecimiento ha sido muy pronunciado. El equipo fundador jamás esperó una evolución tan rápida. Líderes en Europa en seguridad -el término más exacto sería el de safety reliability, algo así como actividades de ingeniería para asegurar la robustez de sistemas-, ya tiene presencia en Suiza, Estados Unidos o Emiratos Árabes. Su gran proyecto es el de los taxis voladores, una iniciativa muy llamativa que podrá estar disponible para el año 2030.
“Esta industria de los taxis voladores puede sonar futurista, pero hay miles de millones de euros invertidos. No está empezando, ya hay muchas plataformas en proceso de certificación y hablan con autoridades que ‘ponen los sellos’ con proyectos muy avanzados para ponerlos en el mercado”, explica Pablo de la Cruz, CEO de Anzen.
Aunque para el resto de mortales pueda sonar a Blade Runner, la realidad es mucho más prosaica: “La idea es que a partir de 2030 sean una realidad. Es que son como drones, algo parecido, tampoco tienen más. Algunos serían pilotados por un taxista y otros de manera autónoma, aunque el proceso para que estos últimos salgan al mercado es mucho más largo”, cuenta De la Cruz. “¿Y cómo funcionan? Muy sencillo: si quieres ir a en hora punta Barajas, por ejemplo, y vives en Avenida de América, habría una especie de plataforma para taxis voladores sy en diez minutos llegarías, en vez de la hora actual. Algo así como un Uber”.
Asimismo, tendría la ventaja de ser totalmente eléctrico, por lo que no contaminaría -y provocaría menos atascos, descongestionando el tráfico. Sólo haría falta descargar una aplicación. “No puede aterrizar en cualquier zona, claro, hay que construir plataformas en zonas concretas. Y hay que regular el tráfico aéreo”, especifica.
En definitiva, sobrevolar ciudades tiene que ser algo muy seguro. Mucho. “De las 50 personas que trabajan en Anzen, diez se dedican a tiempo completo a este tema de los taxis voladores. A nivel de conocimiento específico del sector somos la empresa líder, no hay otra que tenga esta capacidad de ingeniería para la seguridad. Y, de verdad, esto está más cerca de lo que pensamos”.
Mucho más que taxis voladores
Aviones, drones, helicópteros. En Anzen van mucho más allá de los taxis voladores, aunque no deje de ser su proyecto más llamativo. Con un crecimiento muy orgánico -no tienen inversión externa, han ido evolucionando contrato a contrato- apuestan mucho por el I+D+i, la superespecialización en el ya mencionado safety. “Entendida la seguridad no como una agresión externa, sino que sean sistemas lo más robustos posibles”.
Y pone un ejemplo: “Coger un avión de Madrid a Canarias, digamos. Ese avión, aparte de muchos sistemas, tiene uno de navegación, que dice dónde va. También comunicación, para comunicarse con torres. Si hay un fallo en la ingeniería, en esa robustez, y deja de funcionar algún sistema se desencadena un accidente. Nosotros, desde el principio, aseguramos que todo eso tiene la robustez suficiente. Además, es obligatorio, porque tienen que pasar todo tipo certificaciones”.
De la Cruz asegura que a Anzen le caracteriza mucho al exigencia técnica, empezando por la interlocución con el cliente. “Tenemos una forma muy nuestra de trabajar y de hablar y poner a todo el sello Anzen: cuando el cliente trabaja con nosotros sabe que está cubierto: siempre ponemos un producto aeroespacial en el mercado que cumple con la normativa de la manera más efectiva”.
El proyecto Corsario o la iniciativa Ariel, de los que ya hablamos en Innovaspain, son sólo algunas muestras más del buen hacer de esta compañía, sin contar con los taxis voladores. Y esperan hacer más: “Estamos en un sector muy ‘serio’, con mucha exigencia. Hemos creado una estructura de empresa sólida y con reconocimiento en el mercado. Ahora invertimos con subvenciones y fondos propios en innovación, propulsión con hidrógeno, inteligencia artificial… El concepto startup ya no existe aquí”.