MÁLAGA. Pese al tumulto provocado por la audiencia de FYCMA (el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga) durante la nueva edición de Greencities, resuenan con cierta claridad frases como "los coches llegarán a volar", "los drones son el futuro", "alguna vez nos montaremos en taxis voladores"... No es extraño. Especialmente teniendo en cuenta que existe una sala –la S-Moving Arena– en donde se juntan a conversar, exponer y también, por qué no, fantasear sobre cómo será el futuro de la movilidad aérea urbana, más conocida en el 'mundillo' por sus siglas en inglés: UAM (Urban air mobility).
Durante el foro Greencities se han unido representantes de empresas punteras en innovación del sector como Uber o la multinacional china Ehang Technology, que el pasado abril anunciaba la elección de Zaragoza para sus proyectos piloto de drones de pasajeros y logística. Muchas de estas empresas parecen hablar en ocasiones de ciencia ficción, pero lo cierto es que no queda tanto para alcanzar ese 'Blade Runner' que imaginan. Cinco años, concretamente. Nikhil Goel, cofundador de Uber Elevate, asegura que a finales de esta década "veremos una grandísima aceptación por parte del público para subirse a taxis voladores, al igual que ahora se montan sin problemas en un Uber".
Goel va más allá. "Podría ser más barato ir volando al trabajo que en coche". El ahorro es una parte indispensable para alcanzar las tan ansiadas smart cities por las que el sector del transporte –no solo el aéreo, sino también el terrestre y el marítimo– está construyendo sus planes de futuro. En las grandes urbes, especialmente en los aeropuertos, dependiendo de la hora coger un taxi para viajar de un punto A un punto B puede suponer un periodo demasiado largo de trayecto. O expresado en palabras de Goel, "es insoportable tardar dos horas desde el aeropuerto de Nueva York hasta casa".
El acuerdo alcanzado en diciembre de 2020 por el que Joby Aviation adquirirá Uber Elevate supone la integración de ambas con sus respectivos servicios en las aplicaciones de la otra. "Esto permitirá una integración perfecta entre los viajes por tierra y por aire para los futuros clientes", asume Goel, que no cierra la posibilidad de que en los próximos cinco años los taxis voladores se conviertan en el tercer modo de transporte más usado.
En el terreno de los drones, su utilidad podría aumentar también en el próximo lustro. "Con el boom del sector delivery durante la pandemia, no debemos descartar que nos traigan comida a casa desde un dron más pronto que tarde", ha comentado José Ignacio Rodriguez, director comercial de E-Hang Spain & Latin America. Como se ha apuntado antes, la compañía china se encuntra trabajando en Zaragoza en vuelos de prueba de drones de pasajeros y logística por primera vez en Europa, aparte de acometer otros proyectos relacionados con el desarrollo de plataformas de mando y control de estos vehículos para smart cities.
"Las ayudas médicas también serán factibles con drones", apunta Rodríguez, que no descarta que se produzca en estos cinco años algún proyecto común del ámbito UAM a nivel europeo. Si esto sucediese, tiene claro que China se adelantaría. De hecho, Vietnam y Tailandia se postulan como buenos países para experimentar proyectos en torno a la movilidad aérea urbana.
Competencia, pero también cooperación
"Nuestra misión es proporcionar investigación y apoyo de alta calidad a las partes interesadas en la autonomía, tanto dentro como fuera de Estados Unidos". Stephen P. Luxion, director de ASSURE FAA Center of Excellence for UAS, ha cruzado el charco para explicar en Greencities que la clave de la movilidad aérea urbana pasa por integrar de forma segura y eficiente los sistemas autónomos en la infraestructura nacional e internacional.
O como a él le gusta decir, "hay mucha competencia en el sector, y eso es muy bueno, pero también debe haber cooperación entre los diferentes países". Su compañía quiere ser la mejor organización de investigación de alta calidad y la marca para trabajar en cuestiones complejas de autonomía de los sistemas de aeronaves no tripuladas (UAS). Por ejemplo en política, los reglamentos, las normas, la formación, las operaciones y la educación. En Málaga ha dejado una interesante reflexión para España: "Primero tenemos que ver los beneficios de estas tecnologías en todo tipo de emergencias como la climática o la sanitaria, y también ponerlas a disposición de la policía. La tecnología necesita una visión más humana".