El Centro de Tiflotecnología e Innovación (CTI) de la ONCE organizó ayer un webinar con el título ‘La tecnología rompe barreras’, cuyo objetivo era sensibilizar tanto a profesionales como a estudiantes del sector tecnológico y educativo cómo la accesibilidad ayuda a las personas con discapacidad visual a ser más autónoma; o cómo, por el contrario, la falta de accesibilidad en las herramientas digitales les lleva a la exclusión.
José María Ortiz, responsable del Departamento de Consultoría e Innovación del CTI de la ONCE, defendió que la tecnología se ha convertido en un aliado “superimportante” para las personas que tienen algún tipo de discapacidad.
“Y si la tecnología se desarrolla de forma accesible desde el inicio, pues nos permite acceder en igualdad de condiciones a todos los productos, bienes o servicios que están a nuestra disposición. Es objetivo es precisamente contar a la opinión pública o los que están pensando en meterse en formación de desarrollo, en creación de páginas web, de aplicaciones, incluso, por qué no, en adaptación de electrodomésticos, de aparatos de vida diaria, cómo la accesibilidad o cómo pensar en todos desde el inicio facilita mucho el desarrollo y facilita que las personas podamos acceder en igualdad de condiciones”, indicó.
¿Qué es la accesibilidad?
Moisés González y Agustín Aguirre, técnicos del área de evaluaciones del CTI, fueron los encargados de explicar, en primer lugar, qué es la accesibilidad, un concepto trillado que muchas veces se pierde, sobre todo cuando se habla de discapacidad. Para Aguirre, la accesibilidad son aquellas medidas que se implementan sobre los productos, los bienes y los servicios, para que puedan ser utilizados por un mayor número de personas, “independientemente de la condición física que tengan o independientemente del dispositivo que estén utilizando, ya sea a nivel software o a nivel hardware”.
Aun así, dividen la accesibilidad en dos tipos: accesibilidad física y accesibilidad digital. “La accesibilidad física puede ser considerada, por ejemplo, un edificio. Imaginaos un edificio que solo se puede acceder mediante escaleras. No es un edificio accesible, puesto que te estás dejando a muchas personas, muchos usuarios, fuera de poder utilizar ese edificio o de poder acceder”. Esto es, que pueden ser rampas, ascensores, baños adaptados para personas que necesiten que sea más amplio para poder moverse de forma adecuada…
Y, por otro lado, la accesibilidad digital, donde se engloban aplicaciones, web, productos. “¿Como qué, por ejemplo? Pues una simple lavadora. Una simple lavadora puede ser o no ser accesible. Imaginaos, por ejemplo, últimamente que hay muchísimos dispositivos táctiles, de forma que una persona, en nuestro caso, que tenemos ceguera, no puede utilizarlo. ¿Se puede hacer? Sí, se puede. Pero es más fácil hacerlo desde el inicio que cuando está hecho y no tener que poner parches”, argumentaron.
Pautas de accesibilidad
Del mismo modo, también hablaron de las pautas de accesibilidad web, las WCAG, que significa Web Content Accessibility Guidelines, Guidelines. “Los lineamientos de la accesibilidad web, están definidos por el W3C, que es el consorcio que se encarga de definir el estándar a nivel web y a nivel mundial y estructuran por principios, pautas y criterios”. Concretamente, son cuatro pautas: que sea perceptible, operable, comprensible y robusto. Y cada uno de ellos está compuesto, a su vez, por pautas y cada pauta por criterios.
“Esto es importante – señalaron los portavoces de ONCE- porque una vez que tenemos definidos qué son las pautas y qué son los criterios y qué son los principios, podemos hablar de que hay niveles de cumplimiento o niveles de conformidad”.
¿Y cómo afecta esto a España? “España tiene la obligación de tener accesibles todos los portales o aplicaciones de la Administración Pública, por ejemplo, ayuntamientos o universidades. A nivel privado, en el sector privado, tienen obligación las empresas que tengan más de 100 trabajadores o que facturen más de 6 millones de euros”, explicaron.
“Accesible es, realmente, que una persona con una discapacidad pueda utilizar esa aplicación o esa página web. Y, por otro lado, sobre todo, la intención también es concienciar a los desarrolladores de que muchas veces, cuando hablamos de accesibilidad, simplemente quiere decir hacer las cosas de una determinada manera o cumpliendo con ciertos estándar”.
En definitiva, que si la accesibilidad se tiene en cuenta desde el principio del proceso y se diseña pensando en un producto accesible, “no debería ser más costoso y se garantiza también la compatibilidad para otro tipo de perfiles, no solamente personas con discapacidad”, incidieron.