En apenas una década, la tecnología se ha instalado como pieza fundamental de la educación. No sólo en la universidad -donde las presentaciones en Powerpoint han sustituido a las tradicionales ‘charlas’ del profesor o Internet se ha convertido en un nuevo concepto de biblioteca-, sino en los colegios, en los que conviven nuevos métodos de enseñanza gracias a las Tablets, ordenadores u otros dispositivos. South Summit ha abordado precisamente este fenómeno que forma parte del debate educativo nacional e internacional.
«En la cabeza de un niño están los Ferraris y los videojuegos, entre otras cosas. Ambos ejemplos reúnen tecnología y diversión pero… ¿Y si conseguimos unirlo a la educación?», ha planteado Stephen Heppell, de la Universidad Camilo José Cela, que apuesta por «conseguir entre padres, instituciones educativas y los propios alumnos un futuro mejor». Para ello, «la tecnología puesta al servicio del conocimiento» juega, a su modo de ver, un papel clave para que en España los niños aprendan de manera más ágil.
«Todo lo que tenga que ver con botones y herramientas dinámicas divierte a los niños», ha asegurado Rodrigo del Prado, CEO y cofundador de BQ, a la vez que sostiene que «tenemos que trasladar esta diversión al aprendizaje». En este sentido, Jolanta Golanowska, Director of Learning Innovation en IE Business School, ha coincidido en que «la tecnología ayuda a un aprendizaje más ágil y sencillo», al tiempo que ha criticado que «tenemos sistemas educativos enfocados a la memorización y poco a la reflexión. Y es que pese a que la mesa ha coincidido en el valor añadido que supone la tecnología para los colegios, «por si sola no garantiza el éxito», como ha expresado Lola Garralda, de Startup SEK Lab, ya que «sólo la sacaremos partido si entre todos construimos su valor».
En la misma línea se ha mostrado Carlos Magro, vicepresidente de Asociación Educativa Abierta, que propone integrar la tecnología en diferentes modelos de aprendizaje. «Antes la diversidad se alcanzaba con los libros; ahora a esto hay que añadirle los avances tecnológicos, que aplicados en la buena dirección formarán generaciones más preparadas que nunca». Magro, optimista pese a «los cambios lentos que se producen en el sistema educativo», ha asegurado que «depende de todos marcar el camino de nuestros jóvenes». A colación de esta postura, Daniel González de Vega, fundador de Smartick, se ha quejado de que «se critica siempre la labor de las escuelas y de los profesores cuando hay fracaso escolar, por eso las nuevas tecnologías son un soporte esencial para proponer nuevas alternativas».