Telefónica ha sido valorada como la empresa europea del sector más atractiva para los directivos que han realizado la famosa encuesta de la revista Fortune y la segunda del mundo después del gigante ATT. Lo desatacamos porque, además, es la empresa española más innovadora, con diferencia. Lo es, no solo porque en sus productos o servicios lo sea, lo es porque es la auténtica locomotora que tira de la innovación en España con toda una serie de servicios pensados para generar innovación, independientemente del sector y para extender el espíritu de la innovación, que es lo que realmente cambiará algún día la estructura económica española.
Telefónica I+D es una gran fábrica de innovación, pero también lo son los programas internos de gestión de la innovación, un programa del que deberían copiar muchas empresas españolas. Y no es solo eso. La plataforma Open Future ha cerrado el año con 1.700 empresas señaladas como emergentes, 700 de las cuales han tenido inversión de la empresa y fondos de inversión externos de primera magnitud; han abierto nuevos espacios para el trabajo de emprendedores y ya son 66 los que tienen en el mundo. Apoyan a 120 startups y el número de proyectos vistos ha superado los 20.000 en todo el mundo, como corresponde a una empresa global.
Demasiadas veces miramos al ombligo, que lo tenemos cerca, pero hay que mirar más allá y ver como la realidad te exige competir y la forma es ésta. Y esto sin contar los programas de educación que hace en todos los sentidos, tanto Open Future como, por ejemplo, la Fundación Telefónica. No es la primera vez que lo cito, pero el número de niños que han accedió a ella es millonaria y en ocasiones lo olvidamos. Por ese conjunto de cosas ha sido reconocida esta empresa española y por eso hay que felicitarse.
La denominada Marca España la logramos con empresa como éstas. Con Telefónica, pero también con otras como Técnicas Reunidas, que solo hace unas semanas, ganó un concurso de más de 4.000 millones de dólares; o Sener, de la que también no hace mucho contamos otro contrato; o Acciona, o Sacyr y ese cada vez más largo etcétera.
Comentaba hace poco en twitter, que los analistas en la materia dicen que España ha llegado a un punto en materia de ecosistema innovador que no sería extraño que apareciera un “unicornio” en un plazo relativamente corto. Sigue siendo difícil, pero el hecho de que lo digan ya significa que el ambiente ha cambiado más allá de las cifras de inversión, que siguen siendo manifiestamente mejorables.
No hace mucho tenía la oportunidad de escuchar como el embajador de Suecia en España explicaba a posibles inversores españoles las bondades de este país para con la innovación y como presumía de ese “unicornio”, que es Spotify. Hay que aplaudir al embajador que hace su trabajo, pero eso nos da una idea de que se valora el hecho de que en España hay inversores interesantes para otras economías.
Y esto quiere decir que también hay inversores en España. Si vemos como centros de primer nivel de todo el mundo persiguen las patentes nacionales hay que decir a los inversores nacionales que también las persigan, aunque no sean de su sector. Y es en este sentido cuando cobra importancia la labor de Telefónica. Hay que desarrollar innovación en cada empresa para hallar ese diferencial competitivo, es decir, en los productos y servicios del sector o mercado en el que se mueve, pero hay que apoyar al entorno innovador, aunque sea ajeno a tu negocio. Es la base para completar ese ecosistema al que todavía le falta mucho pesar de que algunos ya hablen o escriben de posibles burbujas y fijémonos en esos buenos ejemplos que nos dejan Telefónica u otras de las empresas que hacen ese camino de la innovación.