Aunque la telemedicina ya había comenzado a despertar un gran interés en los últimos tiempos, la pandemia ha acelerado este crecimiento y ha terminado por convertir a este tipo de soluciones en una opción generalizada. Tanto es así, que según el último estudio de Cigna, ‘COVID-19 Global Impact‘, perteneciente a su informe anual ‘360º Well-Being Survey 2020’, más de la mitad de los españoles (57%) optaría por acceder a consultas médicas online si tuviese la oportunidad, un porcentaje muy superior al 48% registrado en enero de este mismo año.
La posibilidad de acceder a atención sanitaria desde cualquier lugar ha sido una de las ventajas de la telemedicina que más ha destacado en los últimos meses, demostrando su papel clave en el cuidado de la salud y bienestar de las personas. De hecho, tal y como muestra el informe de Cigna, de la mitad de los españoles que actualmente estarían dispuestos a usarla, 6 de cada 10 señalan que su principal uso sería realizar consultas médicas acerca de patologías o síntomas leves, tales como resfriados, dolores de estómago o erupciones cutáneas.
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Además, la posibilidad de obtener prescripción de recetas, contar con asesoramiento en cuanto a especialistas médicos, acceder a terapia psicológica online, realizar el seguimiento de patologías crónicas o mejorar el estilo de vida serían los otros usos principales de la telemedicina para los españoles. «Los pacientes son cada vez más conscientes del valor de la digitalización en cuánto al cuidado de su salud y bienestar, por lo que parece fácil prever que el interés por gestionar su salud a través de la tecnología no dejará de crecer en los próximos años», explica la doctora María Sánchez, e-Health Medical Manager en Cigna España.
Algunos datos que maneja la empresa para la que trabaja así lo indican: durante el confinamiento, las plataformas de telemedicina de Cigna han vivido un espectacular crecimiento. «Cigna Wellbeing App ha multiplicado por 15,6 las videoconsultas y consultas telefónicas, y Doctor Cigna ha visto incrementado su uso en más de un 760%, con un feedback muy positivo por parte de los pacientes», apunta la Sánchez.
No obstante, tal y como alerta la doctora, «aunque todo parece indicar que su demanda continuará aumentando, parte de este crecimiento se producirá siempre y cuando se incida en la reducción de la brecha digital entre el ámbito urbano y rural, y se supervise que todas las soluciones cumplen escrupulosamente con las regulaciones GDPR».
Recomendaciones a tener en cuenta
Dado que la telemedicina ha venido para quedarse, según Cigna es muy importante conocer cómo aprovechar al máximo todas sus ventajas. En este sentido, las consultas online son una de las soluciones que mayores beneficios aporta en cuánto a flexibilidad y facilidad de uso, especialmente en verano, cuando la movilidad aumenta. Eso sí, siempre y cuando se trate de consultas no urgentes, de seguimiento a pacientes ya en tratamiento y en las que no se precise realizar ninguna exploración física.
1. Realizar las consultas a través de plataformas seguras y proveedores de primer nivel. Se recomienda que el proveedor médico que se elija para disfrutar de los servicios de telemedicina sea de primer nivel, ofrezca una red médica de profesionales acreditados y con una experiencia demostrable, y que cuente con canales de comunicación fiables, por la sensibilidad de los datos que se manejan. En este sentido, también conviene que el correo electrónico que se utilice para acceder a este tipo de soluciones sea seguro.
2. Valorar todos los requisitos tecnológicos. Puede ocurrir que la cita online requiera la descarga de alguna aplicación o darse de alta en alguna plataforma. Por ello, habrá que informase previamente y elegir el dispositivo (ordenador, tablet, smartphone…) que mejor se acomode a la herramienta y a los servicios que se vayan a utilizar. También es importante estar pendientes de la batería y elegir una línea de red segura y rápida, para evitar que la cita se vea interrumpida. En caso de que haya algún problema técnico durante la consulta, conviene tener a mano un número de contacto.
3. Elegir un lugar tranquilo y discreto para la consulta. Para el encuentro, es necesario elegir un lugar tranquilo, en el que sea posible escuchar con claridad al profesional médico y donde no existan posibles distracciones. Además, dado que se van a tratar datos médicos, es recomendable que la cita se realice de forma privada.
4. Durante la consulta: ser claros y concisos, y tener a mano la información médica necesaria. Hay que ir al grano y exponer con claridad cuál es el motivo de la consulta, las preocupaciones que se tienen al respecto, las dudas que se quieran resolver y lo que se espera de la visita. Se tiene que empezar por lo más importante y no pasar nada por alto. Para ello, es necesario recabar toda la información que el médico pueda considerar de interés:
- ¿Cuáles son los síntomas y desde cuándo se manifiesta el trastorno? Cuanto más específico, mejor: en qué consisten, cuándo comenzaron, si se agravan o cambian en función de alguna circunstancia concreta (a cierta hora, tras comer, pasear…), si son intermitentes o no y si se ha hecho algo para resolverlos y cómo ha ido.
- ¿Se sigue o se ha seguido hace poco algún tratamiento? También es importante valorar y detallar al médico si se ha tomado algún medicamento sin prescripción médica o si se está siguiendo algún tratamiento y para qué. Así mismo, habrá que especificar si se es alérgico a determinados fármacos o si alguna vez se ha sufrido alguna reacción.
- ¿Qué comportamientos caracterizan nuestros hábitos de vida? Fumar, beber alcohol, una vida sedentaria o descansar de manera inadecuada afectan directamente a nuestra calidad de vida, por lo que es necesario compartirlo con el médico para que valore el impacto directo en el trastorno que se sufre o en el tratamiento a seguir.
- ¿Cuáles son los antecedentes personales y familiares? Los antecedentes médicos personales incluyen información acerca de alergias, enfermedades, cirugías, inmunizaciones o resultados de exámenes físicos y pruebas diagnósticas. Los antecedentes médicos familiares (padres, abuelos, hijos y hermanos) también pueden ser relevantes.