La primera edición de los "Diálogos Mujer e Ingeniería" arrancó ayer en la Real Academia de Ingeniería con tres parejas de ingenieras, compuestas por una senior y otra junior. Tres “pesos pesados” dentro de la Ingeniería, que charlaron con tres estudiantes a punto de finalizar el grado y posgrado en ingeniería. Para conducir los diálogos, Moisés Rodríguez, subdirector del Canal 24 horas.
“Todo un lujo”, como comentaba al acabar Sara Gómez, responsable del Proyecto Mujer e Ingeniería de la RAI. Un acto en el que la Comunidad de Madrid, a través de la Dirección General de la Mujer, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo, colabora con la RAI. La iniciativa pretende fomentar el emprendimiento femenino y el liderazgo tecnológico de la mujer en el ámbito de las carreras técnicas STEM: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.
El primer diálogo lo protagonizaron María Teresa Busto, directora de la Factoría de Illescas de Airbus Operations, y Andrea Grande estudiante del máster en Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Carlos III.
“Si quieres, puedes. La suerte no existe”
Teresa Busto es responsable de operaciones tiene a su cargo unas 1000 personas en una compañía, Airbus, que actualmente es líder mundial en fabricación de componentes aeronáuticos de materiales compuestos. En 2016, Busto fue elegida la mujer con mejor trayectoria profesional en el sector de la aeronáutica. Sin duda un referente para una estudiante de Ingeniería a punto de acabar sus estudios como Andrea Grande.
Andrea Grande destaca una frase que ha oído a María Teresa, “si quieres puedes”. A priori, parece una expresión manida, pero Teresa Busto la justifica de mil maneras. Y convence.
Para Teresa, el mayor reto a sus 17 años fue afrontar a muerte de su padre. Algo que la marcó. “Me dije, si quieres puedes. Y estudié ingeniería, cuando nadie apostaba por mí”. Con este lema fue probando en distintos campos que la atraían: piloto de carreras, árbitro de baloncesto y socorrista, con los que completó su perfil. “Toda la vida he ido comprobando que si quieres puedes, es algo clarísimo. Con mayor o menor esfuerzo, si quieres, lo puedes lograr”.
Relata su experiencia en Airbus, donde no había mujeres cuando ella quiso entrar. “Tuve que insistir. Y entré y me enfrenté a la fibra de carbono, de la que no sabía nada. Si quieres, puedes”, repite incansable con convicción.
Andrea pone sobre la mesa otra frase de Teresa, "la suerte no existe", con la que dice no estar de acuerdo: “El azar juega un papel importante para estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. En la oportunidad influye un poco la suerte”. Pero los argumentos de Teresa, recolectados de su experiencia, son difíciles de rebatir: “La suerte es la intersección de los conocimientos, la preparación y las oportunidades. Si surge una oportunidad, estás preparada, si quieres aprovecharla puedes. La suerte hay que trabajarla, consiste en sembrar para luego recoger”.
Andrea le pide consejos para quienes, como ella, están a punto de salir al mundo laboral: “Esos programas de mentoring en los que participáis deben servir para que lleguéis donde nosotros en la mitad de tiempo”, dice tajante Teresa Busto. “En segundo lugar, saber que podéis hacer lo que os propongáis. Id a por las cosas, moveros. A mí nadie me ha ofrecido oportunidades, he ido yo a buscarlas. Las mujeres tendemos a estar en una situación de confort de la que nos cuesta salir, pero hay que moverse, ir a por ello.
Y concluye con una sabia reflexión sobre la autoconfianza, que es entendida de distinta forma por hombres y mujeres: “Los hombres creen que son buenos en lo que hacen, nosotras tenemos tendencia a pensar que necesitamos prepararnos más para buenas en nuestro trabajo”.
“No es sitio para una mujer”
El siguiente diálogo lo protagonizaron Bibi Sanz, Máster en Ingeniería Industrial. Y Blanca Losada, directora de ingeniería e innovación tecnológica en gas Natural Fenosa. Bibi quiso conocer de primera mano los primeros pasos de Blanca en un mundo laboral liderado por hombres, como es el caso de la ingeniería.
Blanca responde con una broma: “Si no hubiera oído a Tersa, diría que en mi primer trabajo tuve mucha suerte. Después de escuchar a Teresa diré que me había preparado”. Empezó en Unión Fenosa, una compañía que entendió hace tiempo que incorporar ingenieros iba a ser un factor de competitividad importante. “Fui a parar al departamento de mantenimiento e infraestructuras eléctricas de alta tensión, donde me recibió un colega con 30 años de experiencia que me dijo, en tono paternalista: ‘no sé que haces aquí, este no es sitio para una mujer’.
Para Blanca Losada, la mejor creación de su vida es su familia. “Pero eso no es incompatible con el trabajo en la empresa. Tienes que gestionar el tiempo y tomar decisiones de priorización, a veces difíciles. Dejar de hacer cosas, que no suponen una renuncia”.
Moisés Rodríguez, en su papel de moderador, quiere saber si las mujeres tienen más miedo al error que los hombres en la vida profesional. “Los seres humanos somos algoritmos biológicos programado para sobrevivir. Y el miedo son líneas de código que están en el algoritmo, un mecanismo de supervivencias. Pero ocurre que culturalmente hemos evolucionado más que desde el punto de vista biológico y esas líneas de código del miedo están algo desfasadas. Hombres y mujeres buscamos la optimización de la supervivencia de forma distinta, por eso actuamos de forma distinta. Posiblemente nosotras tenemos un miedo al error diferente a los hombres, en buena parte cultural. Pero una cosa es el error y otra el fracaso. El error es algo necesario en la vida, la única manera de aprender y crecer. Y el fracaso es una etiqueta que tú te pones y te condiciona”.
Crear un entorno favorable a las mujeres
Cerraron esta primera edición la pareja formada por Cristina Álvarez, directora de Desarrollo de Servicios y Sistemas y CIO Telefónica España, y Mercedes Crespo Jiménez, Ingeniera informática.
Mercedes, condujo el debate con una soltura que mereció un elogio del moderador. Como ingeniera que da sus primeros pasos quiso saber si “las mujeres aspiramos a puestos directivos o a puestos que nos permitan compatibilizar vida familiar y trabajo”. Sin duda una buena pregunta que en parte explica por qué no todas las mujeres llegan en paridad con los hombres a puestos de dirección. Sin embargo, la respuesta no es simple. Lo importante, apuntó Cristina Álvarez desde su experiencia, es “crear el entorno para que las mujeres que quieran puedan llegar a esos puestos. Sin obligar a nadie, pero sin cerrar puertas”.
La siguiente pregunta que planteo Mercedes era casi obligada, pero se hacía esperar, ¿Es necesaria la discriminación positiva en cargos directivos? Cristina, por su experiencia, lo tiene claro ahora, pero no siempre pensó igual: “Al principio estuve en contra, porque no aceptaba entrar en los sitios por cuota. Pero llegas a la conclusión de que los grandes cambios se producen, igual que ocurre en las compañías, cuando fijas un objetivo. En nuestra compañía, la diversidad [la paridad] es un objetivo. Ahora estoy muy a favor de las cuotas. Es bueno además que este objetivo se pueda medir para favorecer que cumple”.
Con buen tino y madera de periodista Mercedes hizo su siguiente pregunta: ¿Estamos construyendo un nuevo liderazgo femenino o imitamos el masculino? “Me he resistido toda mi vida a la imagen de mujer florero. Pero también me niego a ser como un hombre para que las cosas me vayan bien”, fue la respuesta de Cristina Álvarez.
Y bromeó con esta diferencia de liderazgo: “Cuando hay un partido de la Champion los hombres se levantan de una reunión y se van. Yo bromeo diciendo que me voy a la peluquería para celebrarlo”. Y en la misma línea irónica señaló que “la verdadera igualdad llegará cuando la incompetencia entre hombres y mujeres se iguale en los puestos de dirección”.
Ya en serio destacó, como fuerte del estilo de liderazgo femenino, habilidades “muy potentes” como la empatía y la escucha que “debemos aprender a usar”. Eso sí, trazando una línea roja a determinados comentarios y actitudes masculinos: “Hay que dejar claro que no se admiten. Los estereotipos es lo que más daño nos hace”.
Finalizó, destacando que “los ingenieros tenemos que contar las cosas tan interesantes que hacemos, para cambiar el estereotipo de persona friki con gafas”, en referencia a las caricaturas que reflejan algunas series de televisión sobre científicos e ingenieros. Y destacó la buena preparación de los ingenieros españoles, que en nuestro país no parece valorarse. Y con ese bagaje, señalo que emprender es en este momento el camino: “Tenemos los medios y el talento”.
Sin duda un proyecto loable de la RAI, del que ya esperamos la siguiente edición. El listón está muy alto