“Las escuelas de negocios aspiran a formar a los mejores profesionales y las empresas ya no marcan su éxito fijándose solo en el balance trimestral o en los resultados anuales”. Teresa Ribera abría ayer el curso en Deusto Business School, en Madrid, y recordaba cómo la formación de alto nivel ha de convivir con una coyuntura llena de incertidumbre pero también de varias certezas. Una de estas evidencias consiste en asumir que el cambio es obligado en los valores de aquellas instituciones y empresas que quieran avanzar.
“Parte de este cambio no es nuevo, pero ahora se ha asentado en juntas de accionistas, estrategias y consejos de administración. Empresas con propósito, capitalismo inclusivo… en el fondo vivimos una evolución capital en las prioridades de lo que cada uno de nosotros espera de instituciones y corporaciones”, añadía Ribera.
Punto de inflexión
Un nuevo paradigma en el que la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico cree que la noticia económica del año bien podría ser el compromiso de China de alcanzar la neutralidad en carbono en 2060. Así lo acaba de anunciar el presidente del gigante asiático, Xi Jinping. “Habrá dificultades, pero sirve para ver cómo las grandes potencias abordan fórmulas de gobernanza más complejas donde las cosas no son tan lineales ni pertenecen a un pequeño grupo de actores; un grupo compuesto no solo de agentes públicos”.
En opinión de Ribera, en este escenario, empresas e instituciones ya saben el coste que tiene optar por un camino u otro. “El que no lo entienda se enfrenta a problemas serios. Ese coste depende de lo mejor o peor evaluados que estén los riesgos y las oportunidades en el campo ambiental y social. Algo que quedó durante mucho tiempo en un segundo plano. Hoy es distinto. Los ciudadanos perciben cuándo las administraciones y las corporaciones se ocupan de sus problemas. El medioambiente es un factor de competitividad que evoluciona hacia otras variables como valores e innovación”.
La pandemia
“De manera insospechada e indeseada nos hemos encontrado con la oportunidad de acelerar cambios ya identificados”, aseguraba la vicepresidenta, para quien es tiempo de fijar nuestra atención en algunas preguntas básicas que teníamos “en un lateral de la agenda”. También para establecer conexiones entre crisis la climática y la pandemia y aprender. “Parte de la comunidad científica no duda que entre los problemas que encierra el desequilibrio ambiental está el nacimiento de nuevos virus y el resurgimiento de otros virus o bacterias en teoría controlados. Bacterias que estaban bajo toneladas de hielo que se ha derretido o cambios en las condiciones del suelo que favorecen nuevos vectores de transmisión de enfermedades”.
La expansión del SARS-CoV-2 ha implicado a su juicio una cura de humildad. “El planeta es pequeño y tanto las crisis como las oportunidades son interdependientes. Necesitamos un enfoque multidimensional porque así funciona el mundo, sin compartimentos estanco”. A adoptar esta visión más amplia, Teresa Ribera cree que nos ayudan la Agenda 2030, los ODS o la encíclica Laudato si’. “Podemos hablar de química, naturaleza y justica en la misma conversación. Esa visión más macro en la relación de las cosas es algo que hemos experimentado con una tremenda conmoción durante estos meses”.
Ribera percibe que el efecto dominó provocado por la emergencia es ya efectivo en múltiples direcciones. “Lo vemos en la rápida evolución de las grandes tendencias energéticas, incluido el petróleo, o en como se implantan los elementos instrumentales que nos ayudan en la revolución digital. También en la modificación de los valores de una sociedad que mira mejor dónde vivir, quién le presta los servicios, cuándo podrá abrazar a sus padres o si tiene cerca un espacio verde donde respirar”.
La Europa que viene
Dentro de la gravedad de los acontecimientos, la ministra opina que tenemos motivos para felicitarnos por la confianza que ha generado el proyecto europeo. “Juntos somos capaces de más. Queremos una Europa próspera, pero también solidaria, capaz de integrar la vertiente social y el acompañamiento colectivo para facilitar la transformación”.
Los acuerdos alcanzados en las últimas semanas en Bruselas son “una excelente noticia, aire fresco para una sociedad que miraba con reticencia los avances de una Europa por y para los ciudadanos. Nos queremos mucho, pero pesamos menos desde el punto de vista económico y demográfico. Disponemos de unos activos que hay que alimentar para que perduren y eso pasa por hacerlo bien desde nuestra casa”, afirmaba Teresa Ribera.
Si el año comenzaba con la propuesta de un nuevo Green Deal, de modernización de infraestructuras, de salto tecnológico, resolución de problemas multilaterales e inclusión social, a mitad de año “Europa estaba forzada a pensar en la próxima generación de europeos” (nace así la iniciativa Next Generation EU). “Los grandes lastres relacionados con la pérdida de valores ambientales tienen que ver con el cortoplacismo. Es difícil pensar en la siguiente generación, en el legado que les queremos dejar si no introducimos la dimensión temporal. La realidad sobre la que construir prosperidad y desarrollo”.
España
Teresa Ribera también ha valorado que los fondos de reconstrucción europeos prioricen una recuperación verde y digital. A escala local, el presidente Pedro Sánchez presentará próximamente el plan con el que España articulará estas ayudas con el objetivo de maximizar su eficiencia y utilidad. “Antes de la pandemia, teníamos razonablemente avanzado un diagnóstico respecto a la transformación ecológica y el recorte de las desigualdades en España. El reto es no desaprovechar la oportunidad que se nos brinda ahora. Sin ánimo de hacer ningún spoiler, el plan del Gobierno contempla 4 ejes principales: transformación ecológica, transformación digital, cohesión territorial y social e igualdad de género”.
Alrededor de estos asuntos serán articulados 10 programas donde prevén un diálogo constante con los actores que corresponda en cada caso. “Estableceremos fórmulas de trabajo abiertas y flexibles con representación empresarial, académica y social. Es importante entender que Europa insiste en que no ha abierto el grifo del dinero, sino que se trata de un programa de inversión con retorno”, añadía la vicepresidenta.
“En estas ayudas”, concluía Teresa Ribera, “el desafío es encontrar los mejores mecanismos para construir y compartir gobernanzas, partenariados y alianzas. Ya no vivimos en sociedades dominadas por la autocracia donde se señala qué hay que hacer, sino en espacios interdependientes. Un buen diálogo, la escuchar, el entendimiento y reforzar aquello en lo que somos mejores es determinante”.