Teresa Rodrigo Anoro (Lérida, 1956), reconocida investigadora en el ámbito de la física de partículas, dirige desde 2016 el Instituto de Física de Cantabria, un centro público de investigación, de carácter mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Cantabria (UC). Creado en 1995, es un referente de investigación y desempeña un papel relevante en la relación entre la I+D y la sociedad. Teresa Rodrigo es la primera mujer al frente de esta joven institución.
Se licenció en Ciencias Físicas en la Universidad de Zaragoza en 1980 y obtuvo el doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid en 1985. Trabajó en el CIEMAT entre 1981 y 1987 y realizó una estancia postdoctoral en el CERN (Suiza) entre 1988 y 1990 y en el Fermi National Accelerator Laboratory (EEUU) desde 1990 hasta 1993.
Su trabajo científico se ha desarrollado principalmente en experimentos de colisionadores de hadrones, donde ha realizado proyectos que van desde el análisis físico a la construcción de detectores de partículas. Rodrigo ha participado en dos experimentos de gran trascendencia. El primero en 1995, en el Collider Detector at Fermilab (CDF) que llevó al descubrimiento del "top quark".
También ha jugado un papel muy destacado en el descubrimiento en 2012 del bosón de Higgs en el Large Hadron Collider (LHC), el gran acelerador de partículas del Laboratorio Europeo CERN, en Ginebra. Por su dedicación y resultados en este experimento, fue elegida presidenta del Consejo de Colaboración Internacional del CMS (Solenoide compacto de muones) en el que participan instituciones de 40 países. Desde 2012 forma parte del Comité de Política Científica del CERN.
El bosón de Higgs, la llamada partícula de Dios, es “un tipo de partícula elemental que explica cómo se origina la masa de todas las demás partículas. Sin el bosón de Higgs no habría un Universo tal como lo conocemos hoy”, explica a Innovaspain en la Universidad Internacional Menédez Pelayo, donde acude a la entrega de II Premio 'Julio Peláez' a Pioneras de las Ciencias Física, Química y Matemáticas, otorgado por la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Este galardón se otorgó por primera vez el año pasado, y fue precisamente Teresa Rodrigo la elegida para inaugurarlo. En esta segundo edición ha recaído en María Vallet, otra mujer STEM de primera línea, química de formación.
“La carrera de las mujeres en ciencia es mucho más costosa”, destaca Teresa Rodrigo. “No voy a revelar nada nuevo diciendo que la productividad científica es igual a la de los hombres, pero la progresión en puestos de dirección es más lenta. Y esta no es sólo mi opinión, es lo que reflejan los estudios. Pero ya hay muchas mujeres que estamos en puestos de dirección y responsabilidad”.
En la carrera de Física, las mujeres están a la par con los hombres en número, apunta Teresa. “El problema es la tijera que viene después, que va mermando el número de mujeres en los puestos de responsabilidad”.
Junto con la influencia del “lobby” masculino, que dificulta la presencia de mujeres en los puestos de dirección, Teresa destaca la conciliación de vida laboral y familiar, que también influye en esa escasa representación femenina. “Hay un techo de cristal intermedio, del 30% de mujeres en puestos de importancia, que aún no hemos alcanzado en Física de Partículas elementales, la especialidad que yo elegí, considerada desde siempre muy masculina. Los centros que tienen en cuenta la conciliación entre vida familiar y laboral sí llegan a ese 30%, lo que demuestra que estas medidas son eficaces. Pero no se hace nada más para intentar pasar de esa cifra. Hay que seguir haciendo mucho esfuerzo porque cada pequeño salto tiene mucha importancia. Si hubiese acciones mucho más proactivas llegaríamos romper ese techo de cristal intermedio del 30%. Tenemos que ser extremadamente proactivos en esto”, explica.
Otra de las causas que impiden romper ese techo de cristal se basa en lo que ya han apuntado otras mujeres STEM en esta sección, la falta de confianza de las mujeres en sus propios logros: “Las mujeres todavía tenemos ‘complejo de impostoras’, como destacaba la Jocelyn Bell Burnet, la astrofísica irlandesa que descubrió la primera radioseñal de un púlsar. Creemos que no nos merecemos lo que tenemos”, resalta. Además, añade, muchas mujeres están en contra de las cuotas, porque creen que desmerecen nuestro trabajo. “Nadie que no lo merezca va a llegar a un puesto de relevancia por entrar por cuota, pero si no lo hacemos así no lograremos estar en igual número que los hombres en puestos de responsabilidad”.
Dice que para llegar al lugar que ocupa, “seguro que he renunciado a cosas, pero priorizas el trabajo frente a muchas otras cosas, más que renunciar, priorizas. Pero lo haces con gusto”. Mirando atrás, más que en las renuncias prefiere centrar la atención en las satisfacciones, como la que sintió en 2012 cuando se detectó el bosón de Higgs: “Fue algo muy emocionante. Éramos muchos físicos en dos colaboraciones diferentes que buscábamos este tipo de señales que se anunciaron en julio del 2012, pero ya en diciembre del año anterior habíamos visto sucesos diferentes a los conocidos, que podrían ser una señal del bosón de Higgs, y trabajamos en esa región por separado, sin comunicación entre los dos equipos, que trabajan con instrumentos diferentes. Aparte de mucha alegría, hubo muchas discusiones entre las dos colaboraciones para poner los datos en común. Se retransmitió en directo y lo vieron un millón de personas. La repercusión en los medios y el interés del público es algo a reseñar. Fue muy bonito, porque la sociedad lo vivió disfrutó en directo”.
Ahora están trabajando con energía más alta, el doble que en 2012, y “puede haber más sorpresas, porque vamos a una región inexplorada del Universo. Estos experimentos nuestros son como ir hacia atrás en el tiempo, cuando el universo comenzó, que estaba a temperatura y a una energía muy alta. Después se ha ido enfriando y estamos viviendo en un universo mucho más frío. Queremos reproducir los primeros instantes del universo. Estamos en instantes hasta ahora inexplorados”